Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 3 de febrero de 2003
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Deportes

José Cueli

Todos los ''eso es'' a David

David Silveti está incapacitado para matar a los toros ƑY? Sus faenas fueron milagrería. En especial la segunda que enloqueció a los aficionados que de pie le gritaban torero-torero, después de nueve pinchazos, múltiples descabellos y dos avisos ƑY a quién le importó? Al de Julio Delgado, David le puso la emoción que le faltaba al toro. Unicamente la audacia vigorosa, la valentía enérgica, la sobrehumana imaginación de un torero mermado de sus facultades físicas, pudo concebir e interpretar el momento terrible y dramático que suponía cada pase natural, o de pecho que surgía de su tela roja.

Todo en el quehacer torero de Silveti suspendía a los aficionados en el aire y los dejaba anonadados. Imposible contemplar su faena sin que un escalofrío de terror y angustia nos estremeciera. Sobre todo en esos pases naturales lánguidos y al mismo tiempo emotivos que tuvieron la justa gradación de terrenos a la distancia adecuada a las condiciones del toro, a milímetros de los pitones. El garbo de su torear le da nueva vida al toreo en México. En el revuelo de sus lances jugaba la vida del espíritu torero. En el aire quebraba a los toros; enlaces de encajería, trasluz de un estilo único, ni menos, ni más. Antes, en su primer toro, había repetido su clásica interpretación de la verónica. Verónicas hondas que bajaban al asoleado redondel y en él se sepultaban. Verónicas quedas que brotaban de las muñecas prodigiosas de David. Verónicas en sombras limpias y cristalinas que en el vuelo de su capote transformaban la realidad. Sus verónicas fueron magia pura; el toro toreado, merced al giro quebrado del serpentear de su capote y el juego de la cintura. Para David, todos los "eso es".

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