En la Carrera Terry Fox todos ganan
En memoria del canadiense, maratones en Cuba para recabar fondos contra el cáncer
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 2 de febrero. Esta es la historia de otro Fox. En 1977, cuando tenía 18 años de edad, al joven canadiense Terry Fox le diagnosticaron cáncer en los huesos de la pierna derecha, que finalmente le fue amputada desde unos dedos arriba de la rodilla.
Estremecido por el dolor que observó y sintió en el hospital, Terry decidió correr con una prótesis por todo Canadá para recolectar fondos que ayudaran a financiar investigaciones sobre la enfermedad y llamó a su esfuerzo el Maratón de la esperanza.
Este domingo en Cuba se realizó por sexto año consecutivo la Carrera Terry Fox, en memoria y con la misma meta de aquella muestra de coraje: recaudar fondos en la lucha contra el cáncer, una enfermedad prevenible y curable, pero que es la segunda causa de muerte en la isla, después de las afecciones cardiovasculares.
En un viaje relámpago de menos de 24 horas, el secretario de Estado canadiense de Deporte, Paul de Villers, se sumó a esta carrera sin ganadores ni premios. Rojo como camarón, aguantó el trote que le impuso el legendario velocista cubano Alberto Juantorena.
Terry Fox empezó su carrera el 12 de abril de 1980, en la costa este canadiense, con la meta de llegar al otro extremo del país; durante 143 días corrió en promedio los 42 kilómetros de una maratón olímpica. Pero a la mitad del recorrido, cuando había acumulado 5 mil 373 kilómetros, el cáncer invadió sus pulmones y tuvo que parar. Murió 10 meses después, a los 22 años.
En Canadá y en más de 50 países cada año se corren los maratones de la esperanza, que además de hacer la colecta difunden mensajes de energía para los enfermos y de prevención para todos. Desde 1981 las carreras Terry Fox han conseguido más de 300 millones de dólares. Aquí los recursos van para tres proyectos del Instituto Nacional de Oncología y Radiología de La Habana, dijo a La Jornada una de las responsables del plan, la doctora Teresa Romero Pérez.
Por primera vez se corrió un Maratón de la Esperanza en todo un país. Fue este domingo en Cuba, donde hubo carreras en 154 municipios de provincia y la ciudad de La Habana, uniendo a deportistas, aficionados, viejos y jóvenes, personas con diagnóstico de cáncer, minusválidos y gente en silla de ruedas.
Salieron 2 mil 218 corredores y llegaron a la meta 4 mil 315, según el registro de Carlos Gattorno, director de Marabana, el maratón anual de la capital, que organiza la carrera con la embajada canadiense. La diferencia se debe a que en el trayecto la gente sale de sus casas y se suma en algún tramo del recorrido.
Y esta es la historia de otro Terry Fox. En 1979, cuando tenía 14 años de edad y estudiaba en la secundaria Mártires de Girón, de su natal Bayamo, en la oriental provincia de Granma, al joven cubano José Alena Fonseca le diagnosticaron un carcinoma en el tobillo derecho, por lo cual le amputaron la pierna desde la rodilla.
"Cambió mi vida por completo", dice a este diario. "Sufrí mucho al ver que me faltaba mi pierna y no podía seguir con el boxeo. Ya yo era boxeador en los Juegos Escolares. Pero soy incansable, me gusta luchar".
El cáncer cesó. Alena se puso una prótesis, se casó y se esfuerza por tener una vida normal. Volvió a encontrar la puerta del deporte, practicando jabalina, bala y disco y llegó a los Panamericanos de Venezuela en 1990.
También encontró un oficio: barbero. "Dicen que inspiro deseos de luchar. Yo no me acuerdo que me falta una pierna y lo mismo cargo un cubo de agua que me echo encima una bolsa de cemento". Es activista de la Asociación Cubana de Limitados Físicos y Motores y un infalta- ble del Maratón de la esperanza.
"Empezaron a verme y a decirme que me parecía a Terry Fox. Y ya se me quedó: el Terry Fox de Cuba".