La devolución de fondos generados por
convenios e investigaciones tronó a la institución
El IPN, al borde del paro total ante la falta de recursos
económicos
Proyectos suspendidos, instalaciones dañadas
y sin mantenimiento y rediseño de programas ilustran el abandono
Los científicos se quejan de que no tienen con qué trabajar
JOSE GALAN
Obligado a entregar los fondos producto de sus convenios,
cursos e investigaciones, el Instituto Politécnico Nacional (IPN)
tiene cerrada la puerta de la autosuficiencia financiera por las políticas
que le ha impuesto la Secretaría de Hacienda y Crédito Público
desde hace dos años.
Cuna de importantes técnicos, investigadores, proyectos
de vinculación y de desarrollo tecnológico del país
-ahí están el crecimiento de Petróleos Mexicanos y
de la Compañía Federal de Electricidad como ejemplos-, el
IPN es reconocido por la calidad de sus resultados. Pero ahora todo eso
está llegando al límite, pues no hay material para pruebas
de laboratorio encargadas por el sector salud y las principales industrias
farmacéuticas del país; cientos de proyectos inacabados esperan
recursos para concretarse y los investigadores responsables tienen que
realizar la labor de tres o cuatro trabajadores por los recortes de personal.
El instituto, creado hace más de 60 años
por el entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río
para capacitar la mano de obra necesaria para el proceso de industrialización
y modernización del país, es hoy día el ejemplo nacional
de una institución pública de educación superior en
los tiempos del cambio.
Hoy
tiene que rediseñar programas y proyectos, ya que no ha contado
con los cerca de 80 millones de pesos adicionales producto de los proyectos
de vinculación, aparte del presupuesto de 5 mil 400 millones de
pesos que recibió el año pasado como subsidio federal por
parte de la Cámara de Diputados y que hasta 2000 invertía
en sus actividades sustantivas.
Los laboratorios de microbiología de la Escuela
Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) son una muestra: están
vacíos. Esther del Carmen Uhthoff, a cargo del Departamento de Asistencia
Técnica, lamenta: "Hemos dejado de atender encargos del sector salud,
que siempre han rendido grandes beneficios al instituto. Incluso siguen
llegando órdenes de trabajo para el laboratorio, por parte de las
principales industrias farmacéuticas del país. Pero no tenemos
con qué trabajar. Estamos prácticamente parados. De dos años
a la fecha se nos exige reintegrar todos los ingresos. ¿Cuál
autosuficiencia?", se pregunta.
En un pequeño laboratorio ubicado en el segundo
piso de un anexo de la ENCB, a cargo de Filiberto Vázquez, Premio
Nacional de Ciencias y Artes 2001, surgió la tinta indeleble utilizada
en las elecciones presidenciales que llevaron a Vicente Fox a la Presidencia
de la República. Pero hoy carece de materia prima, recursos y posibilidades
de continuar investigaciones destinadas al apoyo de la industria nacional.
Ni siquiera hay alimento para los animales de laboratorio,
ratas y conejos, utilizados no sólo en las investigaciones internas,
sino que también estaban destinados a abastecer otros laboratorios
y, como siempre, al sector salud. "Nos sale más barato incinerarlos
que adquirir alimentos", revela Uhthoff, quien confirma el sacrificio de
250 ratas y 50 conejos.
La situación llevó a funcionarios y docentes
a realizar una manifestación en el Zócalo capitalino, en
protesta por el impedimento de invertir los recursos generados por sus
investigaciones, que en conjunto pueden llegar a cerca de 80 millones de
pesos al año. Los docentes de la ENCB han sostenido reuniones de
información sobre la actitud de la comisión de la Presidencia
de la República y de las autoridades educativas, que no han eliminado
la inconformidad de la comunidad politécnica. La directora del plantel,
Dolores Pastrana, afirma: "De no arreglarse la situación estaremos
muy cerca del paro total, aunque la instrucción del director general,
Miguel Angel Correa Jasso, es que trabajemos con lo que hay, pero casi
no hay nada".
Los mismos problemas en otros planteles
La historia se repite en la Unidad Profesional Interdisciplinaria
de Ingeniería, Ciencias Sociales y Administrativas (UPIICSA) y en
la Escuela Superior de Medicina (ESM), donde los laboratorios y aulas se
encuentran en pésimas condiciones.
Habla el director de la escuela, Carlos Castillo Henkel:
"Han sido dos años difíciles para el instituto. Hay restricciones
y trabas para emplear los pocos recursos disponibles y lo que generamos
hay que regresarlo, incluyendo ingresos por la impartición de cursos
y especialidades, convenios y acuerdos externos. Son tantas las trabas
que hemos ido muy despacio".
La ESM tiene laboratorios incompletos. Además el
bioterio, donde se resguardan los animales de laboratorio, enfrenta condiciones
inadecuadas por equipos sin mantenimiento, insuficientes e incluso inexistentes,
como montacargas. Carlos Vera, coordinador general del bioterio, revela
que de los dos montacargas adquiridos en la administración pasada
uno tiene cinco años fuera de uso "y el otro ni siquiera existe.
"Las máquinas de lavado de equipos y jaulas tienen
más de cinco años paradas, la caldera que la alimenta no
funciona, las tuberías no sirven y, por tanto, tampoco el aire acondicionado
del área de producción de animales", agrega Vera. Por si
fuera poco, la biblioteca se encuentra en pésimas condiciones, sin
ventilación, no hay suficientes libros y revistas especializadas.
Y todo el cableado de ingreso a la red cibernética del IPN "quedó
a la mitad. Los docentes no tienen acceso a la red de Internet en sus computadoras.
Vamos, ni a la red interna", añade Castillo Henkel.
El IPN necesita dinero fresco para funcionar y continuar
prestando servicio a la comunidad, dice Dolores Pastrana. "¿Cómo
vamos a hacer autosuficiente al IPN, tal como quiere el gobierno que sean
todas las dependencias, si lo primero que hace es quitarnos los recursos
que generamos para invertirlos en las tareas sustantivas de nuestro instituto?
¿Sabe qué es lo peor? Que no hay nadie que responda esa pregunta."