Tal parece que estuviera de acuerdo, dicen defensores
comunitarios de Chiapas
CNDH, ineficaz ante desalojos, dice ONG
En grave riesgo, los derechos colectivos de habitantes
de Montes Azules, advierte
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
San Cristobal de Las Casas, Chis. 2 de febrero.
''La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) se ha revelado
ineficaz para proteger los derechos colectivos de las comunidades asentadas
en el área de Montes Azules'', declaró hoy la Red de Defensores
Comunitarios para los Derechos Humanos.
La ONG dijo que, en una carta remitida por la red a la
CNDH este 20 de enero, se leía: ''Tal parece que (la comisión)
estuviera de acuerdo con los desalojos de las comunidades, y está
evitando cumplir con su mandato de protección de los derechos humanos''.
Los defensores comunitarios hacían allí
referencia a la actuación de la CNDH durante el desalojo en Arroyo
San Pablo (Lucio Cabañas), en Montes Azules, el pasado mes de diciembre.
Y también al hecho de que la comisión ha denegado medidas
cautelares para las comunidades indígenas amenazadas de desalojo,
como lo solicitó la red desde que empezaron las amenazas gubernamentales,
sin obtener respuesta.
Según la ONG, ''la CNDH canceló nuestra
queja. Quería que demostráramos que en los desalojos se iban
a violar los derechos humanos, antes de que los hechos ocurrieran''.
El 16 de diciembre, los defensores comunitarios solicitaron
ampliar las medidas cautelares a las comunidades de la región de
Ixcán, en el sur de Montes Azules -cuyo desalojo se anunciaba inminente-,
y que no estaban consideradas en la primera solicitud de la red.
El día 17, la comisión anunció que
cerraba el expediente de las medidas cautelares solicitadas, ''por falta
de interés'', según la comunicación escrita del licenciado
Alejandro Ortega Arratia, coordinador de la Primera Visitaduría
de la CNDH en los Altos y la selva de Chiapas, en respuesta a la demanda
de la red.
''La
Comisión Nacional de Derechos Humanos ha estado en contacto permanente
con las diversas autoridades involucradas, y en el caso de que decidieran
realizar alguna acción en la Reserva de la Biosfera de Montes Azules,
este organismo nacional vigilará que la misma se desarrolle dentro
del marco de respeto a los derechos humanos y en estricto apego a derecho'',
escribía Ortega a los defensores comunitarios.
En efecto, la comisión nacional ocupaba un lugar
importante en el plan del gobierno para efectuar los desalojos (presuntamente
reubicaciones). Como La Jornada hizo público a mediados de
diciembre pasado, el escenario incluía a la CNDH, la Cruz Roja y
los medios de comunicación ''afines''. La comisión, pues,
ya tenía un papel asignado en el guión gubernamental.
El mismo 17 de diciembre, el titular de la Procuraduría
Federal de Protección al Medio Ambiente, Ignacio Campillo, encabezó
el primer desolojo en Montes Azules con la fuerza pública, amplia
cobertura de prensa y la presencia de la CNDH para ''atestiguar'' que no
se estaban violando los derechos humanos de los indígenas.
De acuerdo con la red, ''el hecho del desalojo ya es una
violación de los derechos humanos colectivos de comunidades y pueblos
indígenas asentados en un territorio'', y el organismo nacional
responsable de proteger a los ciudadanos estaba participando, como actor
interesado, en un operativo de policía planeado a escala
federal para evitar ''dispersiones'' (según la jerga oficial) en
el funcionamiento de los organismos públicos.
''Estas violaciones fueron llevadas a cabo con la presencia
de la comisión'', reclama la red en su misiva del 20 de enero, firmada
por el abogado Miguel Angel de los Santos, coordinador de la red.
''Nosotros no pedimos que la CNDH vigile que durante los
desalojos se respeten los derechos humanos. Hemos indicado que la acción
de desalojo viola derechos humanos colectivos'', decía también
la carta.
''La CNDH confunde los derechos en riesgo cuando se amenaza
con desalojar comunidades indígenas'', apunta la red.
Desde hace un año, cuando se difundieron las primeras
versiones de que decenas de comunidades asentadas en Montes Azules podrían
ser desalojadas por las autoridades, la red de defensores comunitarios
señaló que, de efectuarse sin el consentimiento de los afectados,
las ''reubicaciones'' representarían una violación a los
derechos de los pueblos indígenas.
Hoy, tras su actuación antes y durante el desalojo
de diciembre, la comisión se encuentra en una encrucijada: ¿puede
un organismo nacional (que se supone autónomo del poder público
para mejor proteger los derechos de los ciudadanos) formar parte de los
planes y estrategias de contención social del gobierno y sus procuradurías?
Aunque claro, eso tiene un nombre técnico: se llama ''coordinación
institucional''.