Se estrena la semana próxima; La Jornada
y Nuvisión invitan a la premier el lunes
Tuvalu, un moderno cuento de hadas filmado en
una piscina
La cinta del alemán Veit Helmer, rodada en blanco
y negro, ha ganado múltiples premios
Es una historia de amor, con tintes de comedia, que
tardó 13 años en llegar a la pantalla grande
JORGE CABALLERO
La próxima semana se estrena la cinta Tuvalu,
del cortometrista alemán Veit Helmer, donde se narra una historia
que se desarrolla en una antigua piscina pública que se desmorona
poco a poco, en Sofia, Bulgaria. Es una historia de amor en la que dos
hermanos compiten por una bella y joven mujer. La historia se cuenta con
el gesto, apenas existen las palabras.
Tuvalu obtuvo el premio al mejor director del Bavarian
Film Award (2000); el extraño galardón sobre producción
visionaria del Festival de Cine de Birmingham (2000); el Gran Premio del
Filme Fantástico Europeo en Plata del Festival Internacional Cine
Espoo (2000); el Premio de la Audiencia en el Festival de Fantasporto (2000);
el Premio Especial del Jurado al Filme Fantástico Internacional
(2000), y el Premio del Público en el Festival Max Ophüls (2000),
entre otros.
El largometraje está filmado en blanco y negro,
pero salpicado de distintos colores, con la gramática del "cine
mudo". El personaje principal es Anton, un joven aprendiz de natación
que en el transcurso de la película se vuelve adulto. Anton pasa
el día manteniendo la ilusión de su padre, ciego, de que
la piscina sigue intacta y muy concurrida. Gregor, hermano de Anton, no
tiene otra cosa en la cabeza que demoler la piscina y, en general, toda
la ciudad, para reemplazarla por una nueva ciudad futurista. Gregor seduce
a Eva, quien realmente está enamorada de Anton. A pesar de que él
no puede salvar la piscina, logra finalmente ganar el amor de Eva. Entre
los dos sacan la máquina de vapor del sótano y, tras poner
en funcionamiento el barco remolcador de Eva, realizan su viejo sueño
de hacerse a la mar, hacia la isla. Tuvalu es igual una historia
de amor que una comedia, y un moderno cuento de hadas.
En la búsqueda de una piscina
La
idea de filmar una película en una piscina pública se le
ocurrió al director de la cinta, Veit Helmer, desde 1987, cuando
visitó las viejos bañaderos de Bismarck, en Hamburgo. Durante
los siguientes días, la primera parte del guión sobre la
solitaria existencia de Antón, el entrenador de campeones de natación,
fue puesta sobre el papel.
Tras haber completado sus estudios en la Escuela de Cine
HFF en Munich y haber rodado seis cortometrajes, Veit Helmer retomó
la idea en 1995. Junto con la guionista Michaela Beck trabajó la
historia durante tres años, durante este periodo la idea de no utilizar
diálogos presentó grandes obstáculos.
Esto, además de la selección de actores
no alemanes en la producción, significó un gran problema
a la hora de conseguir financiamiento para el filme, pues para los distribuidores
alemanes significaba un gran riesgo.
Sin embargo, en 1997, Helmer consiguió una oportunidad
para realizar su película con Buena Vista Internacional, lo que
significó un gran éxito para él. Pero tomó
más de un año encontrar la perfecta locación para
el filme, una vieja piscina a puerta cerrada que no haya sido demolida
aún y que estuviera en funcionamiento. Esta búsqueda se realizó
en Alemania, Polonia, República Checa, Austria, Hungría,
Rusia y, finalmente, en Bulgaria, donde Veit encontró lo que quería.
Los viejos bañaderos centrales, en pleno corazón de Sofia,
ofrecían el perfecto resplandor y brillo para el filme.
Elegir el elenco fue aún más complicado.
Más de mil 100 actores desde 14 ciudades de más de 12 países,
fueron invitados a la audición. En esta búsqueda de rostros
expresivos, Veit Helmer fue con su videocámara a Moscú, Varsovia,
Los Angeles, Nueva York, Praga, Budapest, Bratislava, Estambul, Londres,
Sofia, Skopje, Bucarest y París. Esto dio como resultado 50 horas
de grabación.
Desde el 29 de junio de 1998 y durante 70 días,
seis días por semana, 12 horas al día, un equipo internacional
trabajó mediante signos, manos y pies. Cabe señalar que casi
todos hablaban diferentes lenguas. En la última semana de rodaje
todo el equipo se trasladó a Varna, en el Mar Negro, para filmar
el final de la película y despedirse del trabajo que realizaron
juntos durante 12 semanas. Para muchos era el final de un viaje que les
cambiaría sus vidas.
Sin embargo, el rodaje continuó. Con más
de 8 mil figuras miniatura se realizaron las tomas más complicadas
de la película y los efectos más elaborados. A medida en
que el montaje se efectuaba, también se elaboraron sorprendentes
y delicados efectos de sonido.
Un joven experto
Veit Helmer nació en 1968 en Hannover. Muy pronto
inició su pasión por el cine: a los 14 años rodó
su primer corto con una cámara super 8 mm. Después de la
escuela trabajó varios años como asistente de director. En
1988 obtuvo una beca de la DAAD para formarse durante un año como
actor en la Hochschule für Schauspielkunst Ernst Busch, para después
ingresar en la Hochschule für Fernsehen und Film, en Munich, una de
las mejores escuelas de cine y televisión de Alemania. En ese tiempo
rodó seis cortos que le han merecido un total de 50 premios: A los
21 años, Veit Helmer estrenó su primer cortometraje titulado
Tour d'amour (1989). Con su siguiente trabajo, Tour Eiffel
(1994), obtuvo ocho premios y Surprise (1995), recibió 42
y participó en 130 festivales, incluyendo Berlín, Cannes
y Sundance.
En 1996, Helmer inició su relación con Wim
Wenders, produciendo y siendo coautor del proyecto Die Gebrüder
Skladanowsky (Los hermanos Skladanowsky), sobre los pioneros
del cine en Alemania. Los proyectos de Helmer incluyen el trabajo con otros
grandes directores europeos como Emir Kusturica (Tiempo de gitanos,
Gato negro, gato blanco, y Underground, entre otras). El
horizonte cultural de Veit Helmer es amplio y sus intereses cinematográficos
trascienden las fronteras alemanas.
La Jornada y Nuvisión lo invitan a una función
especial para que sus lectores disfruten esta película. Unicamente
mande un mail con sus datos generales a [email protected]
y obtendrá una entrada doble. La promoción está sujeta
a 150 invitaciones; a los ganadores se les hará saber por la misma
vía con los datos de cómo y donde será la proyección
de Tuvalu. Unicamente podemos adelantarles que será el lunes
en una sala céntrica de esta ciudad.