El mandatario, decepcionado con sectores del gobierno de Fox, dice líder empresarial
Críticas en EU a Bush por no mencionar a AL y el libre comercio en su informe
Temor de que una guerra con Irak podría marginar al subcontinente de la agenda presidencial
JIM CASON Y DAVID BROOKS
Washington y Nueva York, 29 de enero. En su informe presidencial, el presidente George W. Bush habló la noche del martes de la economía estadunidense, salud, sida en Africa, educación, guerra y Dios, pero fueron notables los temas ausentes: América Latina, México, libre comercio e inmigración.
Líderes empresariales expresaron su de-cepción porque Bush no hizo mención de América Latina o a temas de importancia para el hemisferio, como el libre comercio, en su mensaje anual ante el Congreso sobre el estado de la unión, pero varios dijeron que siguen convencidos de que América Latina se mantiene como una prioridad para Estados Unidos.
"Como latinoamericanista hubiera preferido que hubiera mencionado la región", declaró Susan Kaufman Purcell, vicepresidenta del Consejo de las Américas, agrupación empresarial con interés en la región. Pero en entrevista con La Jornada, insistió en que el compromiso de Bush con la re-gión no ha disminuido.
No obstante, fue notable la falta de referencia a este hemisférico, particularmente al comparar este discurso con los previos informes presidenciales de Bush. En 2001, durante su primer año en la Casa Blanca, y en 2002, se refirió varias veces a la importancia del libre comercio. En el 2002 habló de la relaciones interamericanas.
Pero este año no mencionó el libre co-mercio ni América Latina -temas que por cierto han ocupado un lugar privilegiado en las altas esferas de Washington y del mundo empresarial durante más de una década-, empezando, por cierto, con el padre del ac-tual presidente y el comienzo de la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
La Jornada se ha enterado que algunos sectores empresariales habían instado a la Casa Blanca a incluir alguna mención del libre comercio como prioridad estadunidense, o sobre la negociación de un tratado de libre comercio entre Estados Unidos y Chile, pero al final esas referencias quedaron fuera de la versión final del discurso, aunque un boletín informativo oficial difundido junto con el discurso sí menciona el acuerdo comercial con Chile.
"Creo que hubiera sido mejor si hubiera incluido una reafirmación de su compromiso con el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas", indicó Kaufman Purcell, y agregó que la ausencia del tema será "probablemente interpretada como una señal negativa". Sin embargo, la experta está convencida de que el tratado con Chile gozará de la aprobación del Congreso.
Compromiso y confianza
Scott Ottoman, director de política internacional de la Asociación Nacional de Ma-nufactureros, cree que el sector empresarial estadunidense tiene confianza en el compromiso de Bush con el libre comercio: "La confianza de que eso avanzará es aún más elevada que durante el pasado gobierno".
Cuando Bill Clinton ocupaba la Casa Blanca, dijo, los líderes empresariales se preocupaban porque podría abandonar su apoyo al libre comercio por las divisiones de su propio partido en torno al tema, y señaló que estas preocupaciones no existen con el actual presidente republicano.
Sin embargo, hay una creciente preocupación en Washington de que una posible guerra contra Irak y la necesidad de centrarse en los problemas económicos en casa podrían marginar cualquier nueva iniciativa importante hacia América Latina.
A la vez, comentó una fuente, se está complicando el mapa de América Latina, lo que dificulta la posibilidad de tener una política exterior hacia una región que ahora incluye aliados cercanos, Colombia, y vecinos distantes en el mejor de los casos, el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela.
Para Kaufman Purcell, no fue sorprendente que la relación con México no fuera mencionada por Bush. "No tengo ninguna duda de que México es algo especial para Bush", dijo a La Jornada.
Pero agregó que se puede detectar un deseo para cambiar el enfoque de la política estadunidense hacia el vecino país, con menos énfasis en la relación bilateral y más en cambios internos en México.
"El enfoque sobre migración fue una agenda desviadora, para evitar algunas reformas que se necesitan realizar para crear una economía más productiva; asuntos como reforma fiscal, energía", dijo.
"Las relaciones con México se habían desviado un poco -añadió Kaufman Purcell-. Creo que el presidente Bush estaba crecientemente decepcionado por la falta de entendimiento de algunas partes del gobierno mexicano. Probablemente deseaba ma-yor comprensión de México en términos de no promover una agenda pre 11 de septiembre después de esa fecha. En lugar de eso, México empujo aún más".
Pero antes de los atentados los temas ausentes eran claves de la política exterior de Bush. Ahora son los grandes ausentes, por lo menos en su reciente mensaje al pueblo estadunidense.
Eso no indica que no sean prioridades para ciertos sectores, y que siguen estando muy presentes en la política exterior estadunidense. Simplemente, parece, no fueron considerados útiles para lo que es un momento clave en el calendario político de Estados Unidos; una hora al año durante la cual el presidente tiene capturada la atención de todos.