Curazao y San Martín, focos rojos, aseguran expertos reunidos en La Habana

El Caribe, oscurecido por la densa telaraña del narcotráfico internacional

Por el centro de Cuba pasa una ruta de vuelos clandestinos desde pequeñas islas, afirman

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 28 de enero. En la pequeña isla turística de Curazao hay más vacacionistas que habitantes. Por el macizo montañoso central de Cuba pasa una novedosa ruta de vuelos clandestinos. Un súbito aumento de tiroteos y muertes violentas llama la atención de las autoridades de Bahamas, Guyana, Jamaica y Trinidad-Tobago.

Parecen trozos de un guión de cine negro, pero realmente son ejemplos del alcance del narcotráfico en el Caribe, la frontera oriental de México, Centroamérica, Colombia y Venezuela, que ahora es la principal ruta de drogas desde Sudamérica hacia Norteamérica y Europa.

Autoridades y expertos de 20 países se reunieron en La Habana este mes, en la Segunda Conferencia Regional de Fiscalización de Drogas en el Caribe.

Las sesiones sirvieron para actualizar la información en el tema, que en conjunto dibuja un diagrama electrizante de lo que está ocurriendo en el arco que forman los estados y territorios insulares de la zona.

Si se observa el mapa de la región y se le anotan rutas de tráfico aéreo y marítimo, tipos y flujos de droga y división del trabajo, el resultado es una densa telaraña que oscurece la cartografía, tanto como el horizonte de estos países.

A pesar de que es un lugar común invocar la colaboración internacional para enfrentar el problema, el Caribe insular prefiere reunirse aparte, sin el resto de los países ribereños de la gran cuenca, para hacer notar su singularidad, su necesidad de ayuda económica y técnica y no oscurecer su propia agenda con las dimensiones de México, Colombia o Venezuela.

Auge explosivo

Los expertos describen el Caribe como el puente para la droga sudamericana hacia Europa, Canadá y la costa este de Estados Unidos, aunque también hay otros destinos, en menor medida.

En contraste, las rutas del narcotráfico en Centroamérica y México van principalmente a la costa del Pacífico norte.

Por eso es que, por ejemplo, en este repaso no aparecen puntos clave como Cancún, Honduras o Nicaragua, ni las rutas terrestres centroamericanas o las marítimas que bordean el istmo y la península de Yucatán.

En cambio, el énfasis está en casos como el de Curazao. A media hora de vuelo de Caracas, es una de las cinco islas que integran las Antillas Holandesas (con San Martín, Bonaire, San Eustaquio y Saba).

Tiene apenas 444 kilómetros cuadrados y unos 152 mil habitantes. Desde Bogotá, tres días de vacaciones en un hotel de cinco estrellas, todo incluido, cuesta 500 dólares.

El auge del narcotráfico ahí en los últimos años es "explosivo", según Steven Brown, analista principal del Secretariado de la Interpol. Uno de cada cinco viajeros tiene que ver con el comercio de cocaína.

En cada avión llegan entre 30 y 40 co-rreos con hasta 10 kilos de polvo. La droga sale de ahí para Europa, Asia y Africa. "Es apabullante, no tiene precedente en ninguna escala", afirma Brown.

Las trasnacionales del crimen han llegado al área. Las empresas principales, agrega el analista, están integradas actualmente, en este orden, por colombianos, dominicanos, jamaicanos, nigerianos, holandeses, libaneses e israelíes.

Operan con droga, autos robados y ropa de marca pirata en todo el mundo. Tienen sus cuarteles generales en Estados Unidos, Holanda, Suiza y República Dominicana.

No menosprecien a los nigerianos

Los nigerianos son los mejores comerciantes, dice el experto policiaco. "No los sub-estimen". Tienen una infraestructura que llega hasta Australia.

Los holandeses son los más eficientes, los que más dinero hacen, asegura. Operan en-tre su país y sus posesiones o ex colonias en el Caribe (las Antillas Holandesas, Aruba, Surinam). Los libaneses trabajan entre Africa sudoccidental, Brasil y Siria. Todos ellos pasan por Curazao.

La presión desde Amsterdam y Willemstad, la capital de Curazao, empieza a notarse con el desvío de correos de la droga a San Martín, una isla más difícil de controlar, porque es un territorio compartido entre Holanda y Francia.

Ya surgieron las narcorrutas San Martín-París-Amsterdam, San Martín-Lisboa y San Martín-Canadá. El acoso policial puede arrastrar a las mafias a otros territorios, como Bonaire, Guyana y Surinam, afirma Brown.

Jamaica es un "problema contenido", li-mitado a las rutas de mariguana que forman un rombo entre la isla, Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido. El problema que viene, dice el experto de Interpol, es el éxtasis, la droga sintética de origen europeo.

El punto más vulnerable ahora es República Dominicana, que a su tradicional pa-pel de puente para la cocaína está incorporando el de enlace del éxtasis de Holanda hacia Estados Unidos.

Las pastillas pueden irse quedando en el mercado interno y seguir caminos hacia el sur: "Ya hay casos en Costa Rica y Nicaragua. Esta droga no se va a mantener en Estados Unidos, sino que se va a trasladar a todo el hemisferio".

Diversificación del mercado

El éxtasis está en expansión en el mundo, porque su operación es muy rentable. Tiene una producción muy barata, cada tableta se vende entre 20 y 30 dólares. "Si en una maleta se pueden llevar 5 mil tabletas, estamos hablando de unos 100 mil dólares por viaje", señala Brown.

Hasta hace cinco o seis años el mercado principal era Estados Unidos. La venta se expande ahora hacia Europa oriental, Asia y Oceanía. En la fila están Sudamérica y el Caribe. Ya hay mercado en Brasil, Curazao, Costa Rica, Nicaragua, México y Surinam.

Llega igual que la cocaína, en las formas más imaginativas: fondos de maletas, ropa, contenedores, regalos, juguetes, en paquetes postales, en forma líquida dentro de frascos de champú o en bolsitas en los estómagos de mulas que se juegan la vida.

La Interpol elaboró un CD-Rom con un catálogo de las presentaciones del éxtasis, tabletas de apariencia común que se distinguen por tener grabado un logotipo similar al de las más famosas marcas de coches, de ropa, de escudos o que son simples letras.