ENTREVISTA / RICARDO LAVOLPE,
TECNICO DE LA SELECCION NACIONAL
''Que me juzguen por mi trabajo en la selección''
EL FUTBOL NO ES SOLO UN DEPORTE, SINO UNA PASION Y
UNA PROFESION
Creo que el futbol sí puede ser un desahogo,
ir un sabado o un domingo a un partido a sacarse todos los problemas que
te origina un empleo. vas dos horas a soltarte, a tomar una cerveza y gritar
MARLENE SANTOS A. Y CARLOS HERNANDEZ/ I
Ricardo LaVolpe está muy consciente de su gesto
hostil, de sus palabras duras, de su trato seco. Pero más allá
de su forma de ser, pide que se le juzgue por su trabajo en la selección,
no por su personalidad que -bien lo sabe-, no es del agrado de muchos.
"Si opinan que soy algo difícil, que soy esto,
que soy lo otro, ¿por qué no puedo yo opinar que algunos
son malos periodistas? Yo digo que en el periodismo, como en cualquier
profesión, hay buenos contadores, buenos médicos, malos médicos,
malos contadores. Así lo dije de frente: hay buenos periodistas
y malos periodistas. Considero un mal periodista a aquel que viene a un
chisme. Entonces, en 23 años que llevo en México puedo también
opinar como opinan ellos de mí", dice el técnico de la selección
mexicana.
"Nunca me vienen a preguntar qué es una línea
de tres, cómo se hace la línea de cuatro, por qué
jugué con una línea de cinco o por qué el 10 jugó
por la izquierda. Que (el periodista) vaya a la cancha, que sepa un poquito
más", señala y solicita "que me juzguen por mi trabajo, por
cómo soy y que no se lleven tanto por la imagen que vos tenés".
En entrevista con La Jornada, LaVolpe muestra una
imagen distinta al carácter temperamental y amargo que se tiene
de él.
Y habla, se explaya, de los temas que se le preguntan.
Del futbol, al que ve no sólo como un deporte,
sino como pasión y profesión, de su "miedo" a que el balompié
mexicano se parezca al argentino en la violencia en las tribunas.
De su gusto por la metafísica, la sicología
y los libros de motivación, para ayudar a los jugadores, cuya "autoestima
es baja".
El deporte más popular
Ricardo
Antonio LaVolpe Quarchione se crió en Banfield, al sur de Buenos
Aires, siempre alrededor de un balón. Inició como profesional
precisamente en el club Banfield y después pasó a San Lorenzo
de Almagro. Como tercer portero, integró el plantel que jugó
el Mundial de Argentina 78 y que consiguió el título mundial.
En México jugó con Atlante, con el que consiguió
el único título que hasta ahora suma como técnico.
Hijo de un militar, LaVolpe heredó las palabras
fuertes, el trato sin diplomacia. Padre de dos hijas, una de ellas ya lo
hizo abuelo. Y adora a su nieto, según sus allegados.
De él se ha dicho que es un obsesionado por ver
y platicar de futbol. Sin embargo, LaVolpe aclara que no es así
y, por el contrario, destacó que se da tiempo para su vida privada.
Define al balompié como "una pasión", expresa
que es "el deporte con más aficionados, el más popular" y
no duda en afirmar que el Mundial es el evento deportivo más importante,
incluso por encima de los Juegos Olímpicos.
-¿El futbol crea vicio?
-Yo creo que el futbol es una profesión, pero también
yo tengo una vida, empieza a decir y de inmediato interrumpe para decirle
al fotógrafo: "¿Ya me vas a dejar fumar?", ya que no desea
que se le tomen fotos con el cigarro en la mano, en algo que sin embargo
es una imagen usual en LaVolpe.
Habla entonces de su compatriota Marcelo Bielsa, a quien
califica como uno de los técnicos que más trabaja. "Pasa
18 o 20 horas viendo videos, equipos, jugadores de Europa, de acá,
de allá, buscando conocimientos", expresa.
Recuerda que, cuando era técnico de equipos, "tenía
que ver, por lo menos, dos partidos del rival que me voy a enfrentar",
además de revisar el video de su propia escuadra para comentarlo
con sus jugadores y auxiliares.
"¿Qué te quiero decir con esto? Que aunque
tenga todo ese trabajo, te da tiempo de ir al cine, de ir a cenar, más
que ir a comer. Por ejemplo, ahorita ya no llego (a la comida), pero a
mí me encanta ir a cenar con mi familia, que es la que me aguanta,
que, capaz que me ve cuatro horas, cinco horas, no como Bielsa, porque
él es un caso extraordinario, el límite, pero considero que
soy un entrenador que estoy dándole de seis a ocho horas al futbol",
señala.
-Usted ha hablado del futbol como pasión y profesión,
¿pero qué opina de las cuestiones sociales y políticas
que lo rodean? Algunos dicen que es el opio del pueblo, que es un escape
para los problemas de un país.
-El futbol es un juego que gusta. Es algo que considero
que cualquiera que empezó a ver futbol, si no se dedicó a
jugarlo, es apasionado del futbol. De 10 pibes, siete van al futbol,
uno al beisbol, otro al futbol americano y uno al básquet. Por eso
este deporte lleva multitudes, no hay otro espectáculo como éste,
responde de inicio.
Luego, acepta: "Creo que sí es un desahogo ir un
sábado o un domingo a un partido a sacarse todos los problemas o
todo lo que te origina un empleo. Vas dos horas a soltarte, a tomar tu
cerveza o tu café y a gritar y, lógicamente, esa pasión
hace que hasta insulte y se suelte. Sí, vas dos horas a desahogar".
-Quizá por eso en Argentina en este momento se
está canalizando el futbol de otra forma, como un reflejo de la
situación económica, se le indica.
-No te equivoques con eso. Más allá que
es un desahogo y vas a ver un espectáculo, viene este problema y
creo que le tengo que echar la culpa a los dirigentes, porque vinieron
10 vivos y porque llevaban la bandera dijeron que eran los fanáticos
del equipo y se les empezaron a dar los boletos gratis y después
te pedían los viajes. Y así se fue generando: que si 10 ya
tenían un provecho sobre los dirigentes, pues vinieron 20, después
son 100 y ya las barras bravas son de 500, de mil y, ¡cuidado
con eso!
"La otra vez fui a ver el partido Morelia-Pumas, lo que
pasó ahí no me gustaría que siguiera pasando. Hoy
es el momento de poner un alto, más adelante va a ser difícil
como es hoy en Argentina."
-¿Quién tendría que hacer algo, quién
es el culpable?
-El dirigente. Vamos a poner en claro una cosa: acá
todavía son empresas. En Argentina vos sabés que los clubes
son una asociación civil, porque es sin lucro. Entonces son socios
que son votados.
El arte de la guerra
En cuanto a sus lecturas predilectas, LaVolpe señala:
"Leía mucha metafísica, pues el jugador algunas veces no
cree en él mucho, no tiene esa autoconfianza.
"Lo ves de afuera y le decís: 'mira, vos sos un
gran jugador, tenés de derecha, tenés de izquierda, tenés
dribling, tenés fuerza; pero en el partido ves que él
no desarrolla nada de eso. Entonces su autoestima es baja, no cree en él
mismo, no confía, y empecé a leer metafísica por eso."
Dice que a varios de sus jugadores ha regalado algunos
libros, sobre todo uno que era "el que más leía, Cuatro
por uno, de Og Mandino. Busco libros que me dejen algo de lo que son
logros, objetivos".
Otra lectura que destaca es El arte de la guerra,
"un libro que te deja muchas cosas", y de su aplicación al futbol.
LaVolpe enfatiza, entonces, en su idea del juego que pretende:
"Hay que tener respeto por el aficionado que paga un boleto y va a ver
el futbol, no va a ver patadas ni que la pelota va para arriba. El equipo
tiene que jugar, hay que tener control de balón, manejo de partido,
movilidad. Sí, yo tenía que ir a ver al Rey Pelé,
yo le pedí a mi papá, a mi tío, y mi abuelo que
me llevaran al futbol, cuando estuvo en Argentina. Y yo iba porque veía
jugar al futbol, veía calidad".