Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 26 de enero de 2003
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Política

Néstor de Buen

A la paz por la guerra

El discurso del señor Bush sigue con machacona insistencia invocando que quiere la paz y que para ello debe hacer la guerra. Pocas veces se ha producido una declaración más cínica. Si no fuera porque él y su equipo más próximo han dado muestras ya prolongadas de que el petróleo es la razón esencial de su conducta, uno podría pensar que un hospital siquiátrico tendría que ser su destino inmediato.

Los famosos inspectores, con evidentes funciones de espías al servicio del mismo Estados Unidos, se han aburrido de decir que no encuentran nada, aunque con toda seguridad habrán visto mucho de lo que sí les interesa. Probablemente para el día 27 el informe del señor Hans Blix será en el sentido de que no hay tales armas prohibidas. Entre tanto, solicitará al Consejo de Seguridad de la ONU que amplíe el plazo. Veremos...

Una de las conclusiones fundamentales de lo que pasa en estos tiempos es que, más allá de cualquier consideración ideológica, la guerra fría era un excelente antídoto contra la guerra caliente. Había un mutuo respeto entre la URSS y Estados Unidos, y hoy, perdido el miedo de ese enfrentamiento, Estados Unidos hace valer su prepotencia, su imperialismo esencial, sin el temor de una represalia que Rusia, ya no la URSS, estaría muy lejos de provocar. Con lo que hoy tenemos que recordar con cierta nostalgia los tiempos tenebrosos de la guerra fría.

Pero el mundo es verdaderamente curioso. Los viejos rivales de siempre, Francia y Alemania, forman hoy una coalición contraria a la guerra. En cambio, en el grupo de los serviles a los estadunidenses el gobierno derechista y cada vez más fascista de Aznar se pone incondicionalmente a las órdenes de Bush para prestarle sus propias bases en Rota y Morón, o donde el señor ordene. šUna verdadera vergüenza!

Es curiosa, muy curiosa, sin embargo, la posición estadunidense ante la actitud de Corea del Norte, que ha reiniciado la producción de energía nuclear. En plan chulo, sus dirigentes retan a Estados Unidos, que no pudo derrotarlos antes. Hoy parecería difícil repetir la hazaña. No es lo mismo la defensa del territorio propio que hacer una guerra de ataque. Si es que, en algún momento, los norcoreanos o sus dirigentes han pensado en esa absurda posibilidad.

Por lo pronto, el tono de sus declaraciones ha disminuido en intensidad. Ahora aseguran que encendiendo el reactor, lo único que quieren es generar electricidad...

Ciertamente da la impresión de que Estados Unidos tiene compromisos muy fuertes con China y que por esos rumbos prefiere no meterse. Y hasta parecería una especie de comedia del disparate que los coreanos del norte se puedan dar el lujo de ser los retadores. Como si no se supiera de antemano que eso no puede ir más lejos. Aparentemente, Estados Unidos parecería el país prudente, enemigo de enfrentamientos armados. Claro está que Corea no tiene petróleo y por ello mismo no parece interesante para los negocios de los actuales habitantes de la Casa Blanca.

Hay ya las primeras manifestaciones internas de repudio a la política de Bush. Me recuerdan los actos de los jóvenes estadunidenses que rompían sus cartillas militares o simplemente se negaban a servir en el ejército cuando la guerra de Vietnam. Una encuesta publicada en El País el pasado jueves revela que habría un glorioso empate entre los que quieren la guerra y los que desean mantener la paz, lo que implica un notable descenso en la popularidad de Bush. Sin embargo, la votación mayoritaria a favor del Partido Republicano en las últimas elecciones para el Congreso no da muchas esperanzas de que haya una mayoría pacifista.

México ha manifestado, hasta ahora, una posición semejante a la que sostienen Jacques Chirac, presidente de la República francesa, y Gerhard Schröeder, canciller alemán. Pero habrá que ver cual será nuestra actitud si las cosas se llevan, como parece, al extremo del ataque despiadado en contra de Irak con el pretexto de desplazar a Saddam Hussein del poder. La declaración de Donald Rumsfeld, secretario de Defensa de Bush, menospreciando la actitud francoalemana, puede ser un indicio de que tengamos que poner nuestras barbas a remojar, aunque los franceses y los alemanes no sean nuestros vecinos.

Confieso mi miedo a la guerra. No es gratuito ni casual. Me tocó, durante la guerra de España, sufrir múltiples bombardeos, sobre todo en Barcelona. Y aquellas bombas, comparadas con las actuales, eran de risa. Pero asesinaban a la población civil. Y lo que ahora pretende el señor Bush es, precisamente, hacer una asesinato colectivo en nombre de la paz. šPreciosa idea!

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