Luis Javier Garrido
El desprecio
Vicente Fox pretende encabezar un gobierno "de cambio", pero en lo político como en lo económico no actúa sino al más puro estilo priísta.
1. La determinación de Fox de poner todo el peso del Estado para lograr que el PAN alcance en 2003 la mayoría en la Cámara de Diputados, sin importarle transgredir el marco legal del país, enturbia seriamente las primeras elecciones federales organizadas bajo un gobierno panista y, lo que es más grave, vuelve a poner de manifiesto que las elecciones se siguen organizando como en el pasado inmediato y que las estructuras y prácticas del poder son las mismas.
2. Los hechos no pueden ocultarse y están perfectamente documentados. En una reunión secreta efectuada el pasado 4 de octubre en el Hotel Las Quintas, de Cuernavaca, ante las encuestas electorales que les son desfavorables, Fox y la cúpula panista decidieron una estrategia electoral común (Proceso, 1368) que, ahora se sabe, implica instrumentar desde Los Pinos un operativo que utilizará desde acusaciones judiciales hasta la manipulación absoluta de los medios para masacrar al PRI, sobre todo a los cuadros no neoliberales del priísmo, así como desprestigiar al máximo al PRD y al gobierno capitalino, y decidieron también que requiere mayor protagonismo electoral del Presidente para tratar de reproducir el escenario de 2000 (con la peregrina suposición de que aún conserva alguna credibilidad).
3. El escándalo no se inició sino hasta que en el curso de una entrevista a la agencia alemana Dpa, Fox advirtió que las elecciones intermedias de 2003, en las que se renovará la Cámara de Diputados, eran consideradas como "estratégicas" por su gobierno, y que un triunfo del PRI constituiría "un retroceso" para el país (14 de enero), afirmación que suscitó un alud de críticas al considerarse que al apartarse de su deber de neutralidad, el Ejecutivo violaba el marco legal del país, por lo que el priísmo le exigió de inmediato la más absoluta neutralidad.
4. La desesperada estrategia panista-foxista, que busca contrarrestar la desastrosa imagen de Fox y el gobierno de Acción Nacional en el tercer año del sexenio, es absolutamente ilegal y de claro corte priísta, y hace de Vicente Fox un presunto delincuente electoral, pues el Cofipe prohíbe las campañas injuriosas (artículo 38), el uso de recursos públicos (artículo 49), y el Código Penal sanciona como delitos electorales de los servidores públicos todas estas políticas de inducción.
5. Un aspecto de lo que acontece, que ya no sorprende, lo constituye el hecho de que panistas y foxistas, unidos en torno a una única obsesión: el poder como botín, pretendan justificar hoy lo que ayer criticaban, y que si en 2000 exigían a Ernesto Zedillo absoluta neutralidad y no utilizar su posición privilegiada para ayudar al PRI y tornar inequitativas las elecciones, ahora sostengan lo contrario y pretendan que Fox puede actuar como lo está haciendo: descalificando desde el gobierno a la oposición, utilizando los recursos públicos en beneficio del PAN y usando el apoyo a los damnificados -lo mismo en octubre ante el huracán Isidore en Yucatán que en el terremoto del pasado día 21 en Colima- o las obras públicas para impulsar a los candidatos panistas.
6. La decisión de utilizar a los medios para la campaña oficial, sobre todo a los dos grandes consorcios televisivos -Televisa y Azteca-, los que tienen más cobertura nacional, para inducir el voto, repitiendo las prácticas del priísmo de los años 80, es, sin duda, de claro corte fascistoide y muestra el atraso político en el que se halla el país. Nadie puede sorprenderse, ante este escenario de corrupción, de ver a Marta Sahagún, presidenta de la Fundación Vamos México, aparecer en pantalla (Hechos de la Tarde, 23 de enero), asociada con Ricardo Salinas Pliego en un programa de supuesta ayuda a la niñez indígena, que a todas luces es mucho más que eso.
7. La reacción del CEN panista ante estas violaciones a la ley no podía ser más desafortunada, pues cuando Luis Felipe Bravo niega que puedan organizarse de nuevo elecciones "de Estado" en México (16 de enero), se rehúsa a ver las políticas de un gobierno que, a pesar suyo, es un gobierno del PAN.
8. El presidencialismo, lejos de haber desaparecido en el "nuevo régimen" como muchos pretenden, se ha ido consolidando bajo nuevas formas no sólo porque a) el segundo párrafo del artículo 108 constitucional no se ha modificado y el Ejecutivo es de hecho impune en México, por muy serios que sean los delitos que comete, sino en virtud de que b) Fox es mucho más cínico que los anteriores presidentes priístas y no esconde su desprecio por el marco legal, que según él responde a los intereses del "antiguo régimen" y no a los de los empresarios que él cree representar. "ƑPareció muy de campaña?", preguntó en el estado de México al finalizar una gira abiertamente proselitista (La Jornada, 22 de enero).
9. La actitud de desprecio de Fox hacia el marco legal del país, que entraña también un desprecio por el pueblo, no se va a frenar con algunos señalamientos, ya que la lógica neoliberal de "la desregulación" supone que así como en lo económico no debe haber trabas para el capital tampoco en lo político debe haberlas para quienes gobiernan en nombre de éste. La decisión del IFE de investigar "al PAN" emplazándolo a defenderse conforme a derecho (23 de enero), a lo más que puede llegar, como en el "antiguo régimen", es a multar a quienes pretenden confundir la voluntad popular.
10. En menos de tres años Fox ha logrado hacer ver que el verdadero cambio político en México aún está por venir.