Según automovilistas, los módulos de información no sirven para nada
Comerciantes y vecinos de San Antonio, irritados por las obras del distribuidor
Faltan anuncios que prevengan a los transeúntes sobre la construcción
MIRNA SERVIN VEGA
"Sabemos que hacen falta más vialidades, pero por qué hasta ahora que todas las calles están saturadas" reclama uno de las decenas de automovilistas que tardaron hasta 10 minutos en cruzar la calle Boticceli, alterna al eje 6 sur, que está cerrada en la esquina con avenida Revolución por la construcción del distribuidor vial de San Antonio, dicen vecinos de la zona.
Mientras tanto, los más de 100 trabajadores de la construcción de este tramo, que empezaron a laborar desde las 6 de la mañana, hablan a gritos para recibir el camión de varillas en el lugar correcto, ya que entre claxonazos, taladros y silbatazos de los policías el movimiento resulta difícil para ambas partes, incluyendo también a los peatones, quienes atraviesan por la zona sin ningún tipo de protección.
Los vecinos se quejan del movimiento y los comercios de la falta de tránsito habitual. Por ejemplo, la gasolinería ubicada en la calle de Tintoreto y avenida San Antonio sólo recibe los autos del tránsito de las calles aledañas, y aun cuando anuncia con mantas que ofrece servicio las 24 horas del día, las calles que dan al comercio están cerradas por el momento.
A pesar de que existe un módulo de atención a la ciudadanía, ubicado en avenida San Antonio y Revolución, para informar sobre las rutas alternas, a decir de los automovilistas ya es suficiente con aguardar las filas por "donde se van todos" como para detener el auto y preguntar. "ƑDe qué sirve saber las rutas alternas si de todos modos están llenas?", se preguntan.
El Gobierno del Distrito Federal tiene en dos páginas de Internet (www.segundonivel.df.gob.mx y www.df.gob.mx) mapas de cada uno de los seis tramos de las obras del distribuidor vial y una breve descripción del tipo de trabajo que se realiza, pero de acuerdo con los vecinos de la zona la información es poca, sobre todo para aquellos conductores que no transitan cotidianamente por el rumbo, lo cual ocasiona que calles muy pequeñas se llenen de automóviles y en las horas pico "resulte desesperante habitar en estos rumbos".
La mayoría de los tramos en los que se efectúan las obras se encuentran rodeados por vallas metálicas que impiden el paso a los peatones; sin embargo, en el tramo quinto y sexto, mientras todos los trabajadores portan casco de protección, los transeúntes atraviesan por la calle sin siquiera mirar si pasan por una zona de peligro y sin que exista algún anuncio de advertencia.