Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 20 de enero de 2003
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Cultura
Lo caracterizó el rigor artístico, evalúa Monsiváis

Cierra el pintor michoacano gran época del arte nacional

Tuvo tímidos acercamientos a las vanguardias, indica Tibol Tenemos que ver su obra junta, pide Juan Soriano

CESAR GÜEMES Y RENATO RAVELO

Colegas, alumnos y amigos del pintor Alfredo Zalce coincidieron en que con su muerte se cierra una gran época dentro del arte mexicano. En particular, consideraron que es momento de una amplia retrospectiva para conocer con detalle la importancia del legado pictórico que el creador michoacano deja al país.

Carlos Monsiváis señaló que Alfredo Zalce "fue un creador de enorme y permanente disciplina. Su vida artística abarcó muchísimas etapas inusitadas por su rigor artístico y su apego a la fe en que el tema no demeritaba la obra de arte. Fue pintor y grabador de la etapa inmediatamente posterior al primer muralismo y, de seguro, de modos muy diversos, Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros tuvieron muchísimo que ver en su perspectiva del arte, no en su técnica, pero sí en su visión del mundo. Perteneció a la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, a la gran etapa del Taller de Gráfica Popular. Estuvo muy cerca de las causas de izquierda, aunque nunca fue alguien señalado o señalable como sectáreo. Su trabajo con temas de la vida de las poblaciones mayas de Yucatán es memorable, como lo son varios de sus óleos y muchísimos grabados. Creo que será importante que Bellas Artes le dedique una gran retrospectiva para que se pueda apreciar el conjunto de una obra regida por la excelencia y por la idea de que el compromiso político no disminuía la creatividad".

La crítica de arte Raquel Tibol consideró que la larga vida de Zalce resultó muy productiva: "siguió una línea levemente zigzagueante entre lo que podemos denominar tímidos acercamientos a las vanguardias del siglo que le tocó. Si bien siempre quiso que se le reconociera como un artista mexicano, se acercó en muchos momentos a L'école du Mexique, en el sentido de que estaba influido por algunos maestros franceses de las vanguardias, digamos que miró con interés a Matisse. Y aplicó estos conocimientos de producción estética a su entendimiento de lo mexicano. Alternó en su temática los argumentos campesinos y urbanos.

"Practicó escultura, dibujo, mural, tapiz y un amplio espectro de posibilidades plásticas, a veces con aciertos, a veces con desaciertos. Por eso digo que se puede manejar la línea zigazgueante, de bueno a menos bueno y otra vez a bueno. Siempre discreto, Zalce tuvo sus convicciones, pero participaba poco en la vida pública a diferencia de su contemporáneo José Chávez Morado. El acercamiento a la escultura le vino influido por Fernando Gamboa, cuando en los años 50 le encargó piezas para los remates de los elevadores del Centro Médico Nacional, y a partir de entonces tuvo un acercamiento más franco hacia este arte. En cuanto a los murales hay uno que está por encima de todos los que realizó: el del Museo Regional de Morelia, Michoacán, en el que hace una rotunda defensa alegórica del Tercer Mundo. En el tiempo que pintó ese mural era un tema muy candente, se tenía una idea de Tercer Mundo combativo y solidario, que buscaba convergencias entre los países menos desarrollados. Todos los elementos de ese mural tienen un alto contenido plástico.''

A su vez, Juan Soriano recordó que vio a su colega hace poco: "casi ni hablamos, estaba muy distraído e impaciente, no estaba ya con nosotros. Pensé que íbamos a tener una conversación simpática. Indudablemente su vocación era dejar un legado de lo que había vivido. Tuvo una vida bastante larga, llena de trabajo y amigos. De algunas de sus obras se saben cosas, para enriquecerla los especialistas tendrán que hablar de lo que significó la presencia de un gran artista con vocación. Tendríamos que poder ver su obra junta en alguna ocasión''.

La pintora Carmen Parra lamentó que ya se hayan ido casi todos los maestros de esa generación, "con Zalce se cierra una gran época de México que echó mano de la tradición de la provincia. En su trabajo quedó plasmado un mundo que ya no existe. Su obra de caballete está ya dentro de nuestra memoria cotidiana. Perteneció, digo, a una generación que se ha ido acabando poco a poco. La esencia de lo que es el país se va diluyendo, por desgracia, en este orbe polarizado. La obra de Zalce, junto con la de otros grandes maestros, nos recuerda, sin embargo, ese pasado. Con la partida de Zalce se va, digamos, nuestra infancia. Con su muerte se desprende para siempre un pedazo de nuestra vida como país".

Luis Nishizawa, alumno de Zalce, consideró que tanto su maestro como José Chávez Morado "fueron los dos últimos muralistas. Zalce nos dio un ejemplo. Era un hombre de izquierda, pero abierto a todas las corrientes, a todo lo que tuviera que ver con ser humilde".

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