La mayor erogación se debe al aumento de trabajadores, según BBVA-Bancomer

Casi la mitad de los recursos del sector público, al pago de burócratas: SHCP

Con menos paraestatales, ese gasto será equivalente a 16.4 por ciento del PIB

JUAN ANTONIO ZUÑIGA Y VICTOR CARDOSO

El renglón de servicios personales, constituido principalmente por la nómina del sector público, absorberá más de 701 mil 426 millones de pesos este año, una cantidad que representa 46 por ciento del presupuesto programable de egresos para 2003, en el contexto de una dimensión económica gubernamental similar a la de hace 33 años.

De acuerdo con informes de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, prácticamente la mitad del presupuesto programable de egresos se ha destinado desde 1998 al pago de la nómina gubernamental, cuando en 1990 ésta absorbía 29.3 por ciento del gasto público neto, sin considerar los recursos relacionados con el pago del servicio de la deuda pública.

Al respecto, un análisis del grupo financiero BBVA-Bancomer afirma que ''las mayores erogaciones por servicios personales obedecen al aumento en la burocracia'' pues, apunta, el número de trabajadores incorporados al Instituto de Seguridad Social de los Trabajadores al Servicio del Estado (ISSSTE) aumentó 17.7 por ciento entre 1990 y 2001, y actualmente cuenta con alrededor de 2.4 millones de afiliados.

El estudio, que no incorpora para su análisis la estratificación de los diferentes niveles salariales de la burocracia mexicana, señala que mientras el gobierno federal y el sector paraestatal han reducido el número de trabajadores a su servicio en los últimos 10 años, los gobiernos locales lo han incrementado aunque, aclara, esto se ha debido en parte a las transferencias de personal a las entidades por parte de las secretarías de Educación Pública y de Salud entre 1993 y 1999.

Sin embargo, el aumento en la proporción del rubro de los servicios personales en la estructura del gasto programable es correlativa a la disminución del gasto total del sector público como proporción del producto interno bruto.

Entre 1970 y 1982, el gasto gubernamental pasó de representar 24.6 a 47.2 por ciento del valor total generado por la economía en esos años. En ese mismo lapso las empresas paraestatales se elevaron de 272 a mil 150.

Durante la década de los ochenta se puso en práctica una política de reducción de las dimensiones del sector público mexicano. De tal manera que hacia 1990 el gasto gubernamental representaba 28.5 por ciento del PIB. En 2002 el gasto programable del sector público representó 22.8 por ciento del producto nacional, según las más recientes estimaciones oficiales, y para 2003 se ha calculado una proporción equivalente a 23.1 por ciento del tamaño de la economía. Mientras, el número de paraestatales actualmente es de 260, muchas menos de las que había en 1970.

Con menos paraestatales y un presupuesto de gastos menor respecto al producto interno bruto, el rubro de servicios personales absorberá 46 por ciento del gasto neto total del sector público y será equivalente a 16.4 por ciento del PIB.

Desde la perspectiva del grupo financiero BBVA-Bancomer, el incremento en las erogaciones para la burocracia tiene dos implicaciones. A corto plazo "el gasto en nómina obstaculiza la aplicación de una política fiscal contracíclica en el caso de choques económicos adversos", y a largo plazo "genera pasivos por concepto de pensiones que pueden resultar en una carga excesiva para las finanzas públicas".

Pero también el gasto público constituye uno de los factores de mayor impulso a la actividad económica que se desarrolla en el país