De 609 legisladores, sólo 228 repetirán; hay tantos candidatos como puestos
Renueva Cuba el domingo próximo casi dos tercios de su Parlamento
Gran cantidad de nuevos dirigentes aspira a una curul, como preparación a la sucesión
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 16 de enero. Tras las elecciones generales del próximo domingo, Cuba tendrá un Parlamento renovado en casi dos tercios, pero que mantendrá firme en sus asientos básicamente al mismo conglomerado de dirigentes que han encabezado las instituciones del Estado y la administración pública en la última década.
Del total de 609 diputados que integrarán la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), según un recuento extraoficial, será remplazada la mayoría de la legislatura unicameral, como ha ocurrido en comicios anteriores, pero 228 parlamentarios repetirán su mandato, cerca de 37 por ciento.
Las elecciones al Parlamento se realizan con base en listas únicas, en las cuales hay tantos candidatos como puestos, por lo que de antemano puede saberse la futura composición de la legislatura.
Tener una banca de diputado es obligado para formar parte del Consejo de Estado, el máximo organismo ejecutivo del país, que se integra con 31 miembros de la ANPP.
Pero la isla conserva como herencia de los desaparecidos regímenes socialistas europeos la regla no escrita de que dirigentes como los líderes provinciales y miembros del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC), ministros y presidentes de institutos nacionales, sean diputados como reflejo o consecuencia de su encargo.
La pertenencia al Parlamento es, por esa herencia, aunque con excepciones y matices, algo parecido a un prerrequisito de actuación en la política nacional. En sentido contrario, la caída en desgracia en el gobierno o el liderazgo partidario conlleva inexorablemente la salida del Parlamento.
Por eso, la primera revisión de la próxima legislatura indica que el liderazgo cubano permanece hasta ahora sin cambios drásticos. La nueva ANPP sólo tendrá en su composición ajustes indispensables, en su ma-yoría conocidos.
Cuba no ha llegado a pasar por lo que fue práctica corriente en los desaparecidos estados socialistas europeos y en China hasta los años 80, donde los cuerpos directivos llegaron a convertirse en cenáculos de octogenarios. Por el contrario, ha formado una dirigencia que reúne al menos cuatro escalones generacionales.
Los históricos que repiten
El segmento de poco más de un tercio de diputados que será relegido está integrado en su mayor parte por protagonistas de dos épocas: la histórica, que acompañó a Fidel Castro en el movimiento revolucionario que triunfó en 1959, y la de la crisis, aquellos que en pleno despliegue de su liderazgo se encontraron con la caída del Muro de Berlín, la desintegración de la Unión Soviética, el colapso del campo socialista, la brújula extraviada de la izquierda y, sobre todo, la peor crisis económica de la isla.
En la primera están el hermano menor del mandatario y primer vicepresidente de los consejos de Estado y de Ministros (un virtual subjefe de Estado y de gobierno), Raúl Castro; también el comandante de la revolución Juan Almeida y el jefe de organización del PCC, José Ramón Machado Ventura, ambos vicepresidentes del Consejo de Estado.
De la misma promoción que los anteriores, también repetirán como diputados los actuales miembros del Consejo de Estado José Ramón Balaguer (jefe de relaciones internacionales del PCC), Vilma Espín (presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas), José Ramón Miyar Barruecos (secretario del consejo), Pedro Miret (vicepresidente del Consejo de Ministros) y los escritores Armando Hart y Roberto Fernández Retamar.
Esperan la relección como parlamentarios José Ramón Fernández (vicepresidente del Consejo de Ministros), el fiscal general Juan Escalona y el ministro de Educación Superior, Fernando Vecino.
Septuagenarios y unidos a Castro hace más de cuatro décadas, todos ellos forman el pie veterano de la dirigencia cubana.
Sin cargos de primera línea en las instituciones estatales o en el gobierno, seguirán en la ANPP otros dos personajes procedentes de los albores de la revolución cubana: el ex ministro del Interior Ramiro Valdés y los ex guerrilleros Faure Chomón y Melba Hernández.
De la misma generación, volverá al Parlamento el comandante de la revolución Guillermo García Frías e ingresará por primera vez Víctor Bordón.
El primer relevo
Ubicada entre los 50 y los 70 años, aproximadamente, la segunda generación al mando en Cuba está integrada por quienes eran muy jóvenes al estallar la lucha armada contra Fulgencio Batista, o nacieron en esa época.
Todos se formaron políticamente al amparo de la revolución cubana y lograron avanzar hasta posiciones de liderazgo, donde los sorprendió el comienzo del Periodo Especial en Tiempo de Paz, el nombre oficial de la crisis económica.
Cada vez en mayor medida han compartido con Castro y sus contemporáneos la dirigencia del Estado y del gobierno en el crítico decenio de los 90 y el cambio de siglo.
A esta promoción pertenecen dos hombres clave. Uno es Carlos Lage, médico convertido en estratega de la reforma económica, vicepresidente del Consejo de Estado y se-cretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, cargo similar al de primer ministro.
El otro es Ricardo Alarcón, diplomático experimentado, ex canciller y ex embajador en Naciones Unidas, especialista en las relaciones con Estados Unidos, quien en esta última década ha hecho política interna desde su posición de presidente de la ANPP.
Lage y Alarcón están ya en la primera línea de dirección. Detrás de ellos vienen otros miembros de su generación, como Esteban Lazo, vicepresidente del Consejo de Estado y líder del PCC en la ciudad de La Habana; dos destacados integrantes del equipo económico, José Luis Rodríguez, ministro de Economía y Planificación y vicepresidente del Consejo de Ministros, y Marcos Portal, ministro de la Industria Básica; el ministro de Cultura, Abel Prieto, el de Agricultura, Alfredo Jordán, la científica Concepción Campa, el economista Os-valdo Martínez o el historiador de La Habana, Eusebio Leal.
En paralelo forma filas un grupo de generales que tiene un pasado común (jóvenes reclutas de la guerrilla castrista, fundadores de las fuerzas armadas cubanas, con experiencia en teatros de operaciones reales, en su mayoría en Africa) y que se mantienen en la alta jerarquía castrense.
Son Abelardo Colomé Ibarra, ministro del Interior y vicepresidente del Consejo de Estado; Julio Casas Regueiro, viceministro primero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, y los jefes de los tres ejércitos territoriales, Leopoldo Cintras Frías, Joaquín Quintas Solás y Ramón Espinosa Martín. Todos ellos serán nuevamente diputados nacionales.
Cuatro de esos militares (Colomé, Casas, Cintras y Espinosa), junto con Lage, Alarcón, Portal, Prieto, Jordán y Campa, más los históricos Almeida, Machado y Balaguer, integran, entre otros, el Buró Político del PCC, el otro eje del poder en Cuba, or-ganismo que también es encabezado por Fidel y Raúl Castro.
De jóvenes a jóvenes
Otros integrantes del Buró Político repetirán como diputados y por ello puede suponerse que mantendrán sus encargos en la alta dirigencia: Misael Enamorado, Pedro Sáez y José Luis Sierra, líderes provinciales del PCC y Yadira García y Juan Carlos Ro-binson, de tiempo completo en las tareas partidarias.
Con 50 años o menos, ellos aprendieron a leer cuando Cuba ya se había proclamado socialista y son parte de una promoción que llegó a la cúpula dirigente cuando la crisis económica ya estaba en curso.
Pero un nuevo escalón de líderes cubanos viene todavía detrás, integrado por menores de 40 años, es decir que eran prescolares o no habían nacido cuando murió en combate Ernesto Che Guevara.
Cabeza visible y personaje en punta de esta generación es el canciller Felipe Pérez Roque. Ex líder de los estudiantes de enseñanza media y luego de los universitarios, ingresó en 1991 al Equipo de Coordinación y Apoyo, el gabinete de trabajo de Castro, y dos años más tarde al Consejo de Estado.
Su sucesor como virtual secretario particular de Castro, Carlos Valenciaga, también proviene de la dirigencia estudiantil universitaria. Ambos, como el actual líder de ese sector, Hassán Pérez, volverán a tener asientos en la próxima ANPP, igual que el primer secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas y miembro del Consejo de Estado, Otto Rivero.
Parte de esta oleada, pero de nuevo ingreso al Parlamento, son el actual ministro de Salud, Damodar Peña, y la doctora Elia Ro-sa Lemus, que hicieron una eficiente mancuerna para encabezar la batida sanitaria contra la epidemia de dengue el año pasado, después de haber dirigido campañas similares en El Salvador y Guatemala.
El ajuste
El caso más notable de salida de la ANPP, aunque ya conocido, es el del ex canciller Roberto Robaina, expulsado el año pasado del PCC bajo cargos de corrupción. Tampoco repetirá como diputado el ex ministro de Turismo Osmany Cienfuegos, parte de la generación histórica y hermano del desaparecido comandante Camilo Cienfuegos.
Igualmente dejará de ser parlamentario, y en consecuencia miembro del Consejo de Estado, el alcalde de La Habana, Conrado Martínez Corona, quien tampoco repetirá en ese cargo, pues no es candidato a delegado provincial, como sería necesario. Un ministro que es diputado, Ibrahim Ferradaz, de Turismo, no aparece como candidato.
Dejarán sus asientos en el Parlamento el beisbolista Omar Linares y el saltador Ja-vier Sotomayor, ambos retirados, aunque permanecerán la velocista Ana Fidelia Quirot y su colega Alberto Juantorena, quienes también están ya fuera de las pistas.
Entrarán, en cambio, personajes que re-presentan o simbolizan asuntos destacados de la agenda gubernamental, como Julián Alvarez, director de un centro médico de vanguardia; Antonio Martínez, director del hotel Nacional de La Habana; el pintor Alexis Leyva (K'Cho); el director del grupo musical Moncada, Jorge Gómez; Juan Miguel González, padre del balserito Elián; Irma Sehwerert, madre de uno de los cinco agentes condenados en Estados Unidos por espionaje; el conductor de la Mesa Redonda diaria de la televisión, Randy Alonso, y varios líderes juveniles y estudiantiles.