Martí Batres Guadarrama
El falso pleito entre PRI y PAN
El dirigente nacional del PRI se lanza contra el Presidente de la República y lo acusa de lo que todos sabemos que es. El dirigente nacional del PAN le responde duramente y el propio presidente Fox señala que un triunfo electoral del Revolucionario Institucional en los comicios de este año sería un retroceso. Pura escaramuza electoral. No hay enfrentamiento real. El interés del PRI no es otro que capitalizar la ineptitud del PAN-gobierno; el del PAN capitalizar la decrepitud del PRI para obtener más votos.
Las desgracias de unos y otros son reales. El gobierno panista es un gran desorden y el PRI está inmerso en la peor crisis orgánica que haya sufrido. Pero más allá de que unos u otros pretendan aprovechar recíprocamente sus desventuras, pocos hechos los separan. Vicente Fox insiste en una reforma eléctrica para constitucionalizar y ampliar la presencia privada en el sector. Y Roberto Madrazo presiona en el mismo sentido.
Vicente Fox defiende a ultranza el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, elaborado y firmado por el gobierno priísta de Carlos Salinasi. El PAN apoya al tricolor en la Cámara de Diputados para nombrar al nuevo auditor superior de la Federación y el flamante funcionario se estrena exonerando a Roberto Madrazo del caso Banca Unión y a Rogelio Montemayor del Pemexgate.
El PRI tiene cuentas pendientes en contra de Virgilio Caballero, director del canal de televisión del Congreso, y el PAN se suma a la fobia para lograr un control bipartidista del medio. El gobierno federal asesta un golpe a la televisora CNI-Canal 40, mientras PRI y PAN se unen en el silencio cómplice. Acción Nacional necesita proteger a Vicente Fox en el Informe presidencial y dejan a una legisladora priísta para responderlo.
El gobierno panista requiere sacar adelante la extinción de Banrural y los diputados del PAN dan a las organizaciones campesinas del PRI la representación corporativa y exclusiva del sector en el consejo de la nueva financiera rural.
El secretario del Trabajo, Carlos Abascal, hace su proyecto de contrarreforma laboral que presenta con el aval de organizaciones corporativistas del sindicalismo priísta. El secretario de Hacienda del gobierno panista tiene como su principal operador en la Cámara de Diputados al priísta presidente de la Comisión de Hacienda.
El gobierno panista no quiere compartir los tiempos oficiales en los medios electrónicos de comunicación y la cúpula del PRI en la Cámara de Diputados le ayuda a controlar dichos medios. El Revolucionario Institucional rechaza que se retiren las pensiones a los ex presidentes de la República y Acción Nacional se solidariza. El gobernador panista de Querétaro cobra 214 mil pesos mensuales; el priísta que gobierna el estado de México cobra 213 mil pesos al mes. Son verdaderos clones.
En diciembre pasado la Asamblea Legislativa del Distrito Federal fue escenario nítido de esta vieja hermandad: el PRI apoyó al PAN en sus pretensiones de disminuir los impuestos locales a las 10 mil familias más adineradas de la ciudad y Acción Nacional apoyó al PRI para canalizar recursos destinados a atender al comercio en vía pública.
Ambos partidos buscaron quitar la pensión alimenticia a 100 mil ancianos del Distrito Federal, encadenar al Gobierno de la ciudad, impedirle el ejercicio de los recursos derivados del techo de endeudamiento y anularle la realización de las obras de vialidad.
No hay pleito. Sólo escaramuza, faramalla, simulación electoral.
La responsabilidad es ahora construir otro polo de atracción electoral frente a la dupla PRI-PAN. El reto ahí está y la posibilidad existe. Ahora el PRD, con un conjunto de alianzas sociales, económicas, culturales y políticas puede irrumpir frente al gastado binomio tricoazul.
Es de esperarse que el PRD logre abrirse y que en sus listas de candidaturas logremos ver a dirigentes de la Unión Nacional de Trabajadores y del Sindicato Mexicano de Electricistas, de Canacintra o Canaco, del grupo político de Manuel Camacho, a gente como David Ibarra Muñoz, a las disidencias nacionalistas, a personalidades del mundo cultural, de los movimientos feministas, campesinos, ecologistas o de derechos humanos, así como a destacadas figuras de la comunicación, del deporte o la ciencia.
En su capacidad para abrirse a la sociedad también está la posibilidad de construir una fuerza que ponga freno al binomio que ha compartido la responsabilidad del descarrilamiento del país, por lo menos desde 1989 a la fecha.