PRI: EN LA OPOSICION, DESCOMPOSICION
A
dos años de haber perdido las elecciones para la Presidencia de
la República, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) presenta
una inocultable descomposición que aflora en conflictos y desbandadas
estatales -San Luis Potosí, Colima, Campeche-, sectoriales -el zafarrancho
ocurrido ayer en la sede de la Central Nacional Campesina, donde grupos
rivales se disputan el control de la central- y también, por supuesto,
en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN), claramente afectado por el
desempeño clientelar y típicamente priísta -en el
peor sentido- de una dirección bicéfala.
Una vez desaparecido el mecanismo máximo de control
y disciplina del partido, que era el poder presidencial, el CEN carece
de instrumentos para alinear a gobernadores rebeldes, dirigentes estatales
díscolos y líderes cupulares.
Huérfano de una tradición de democracia
interna, el tricolor se evidencia como una confederación de feudos
y cacicazgos tan carente de ideología propia y definida como lo
fue en su etapa de agencia electoral del régimen.
Para colmo, en los meses recientes se ha acentuado el
deslizamiento de los diversos estamentos del PRI de las secciones de política
a las páginas de nota roja. Desde el historial de fraudes electorales
protagonizados en el pasado reciente por el actual presidente partidista,
Roberto Madrazo, y los señalamientos contra Elba Esther Gordillo,
secretaria general, por su presunta participación en decenas de
homicidios políticos, hasta los truculentos crímenes de líderes
priístas locales, como el mexiquense Adelfo Toledano, pasando por
el cenagal del Pemexgate, la imagen del otrora partidazo aparece tachonada
por asuntos delictivos, no necesariamente porque a raíz de la pérdida
del poder se haya incrementado la tendencia de algunos priístas
a quebrantar la ley, sino porque sin un presidente emanado del tricolor
se ha reducido el margen de silencio, complicidad e impunidad que solía
amparar las trapacerías de sus subordinados.
En los días que corren, los objetos principales
de las rebatiñas intrapartidarias son, por un lado, la interlocución
con la administración que encabeza Vicente Fox -y las cuotas de
poder, así como las prebendas que tal interlocución conlleva-
y, por el otro, las candidaturas de cara a las elecciones federales del
próximo 6 de julio.
Finalmente, debe considerarse que con los antecedentes
referidos la principal posibilidad del Revolucionario Institucional de
obtener éxitos en los comicios que se avecinan no reside en sus
méritos ni en sus propuestas, sino en el desgaste del actual gobierno
y en las incontables torpezas e inepcias de los panistas en el poder.