La tierra mía,''un gusto personal'',
indica la intérprete
Carmen Leñero lanza cd con 16 piezas folclóricas
ANGEL VARGAS
Cada persona alberga en su interior música y canciones
que resultan indisociables de su vida. Entre las más importantes
en la existencia de Carmen Leñero se encuentran las de origen tradicional
y popular. No sólo porque son expresiones que en mucho le evocan
su infancia, como cuando su padre le enseñó a cantar La
cama de piedra, sino porque a ellas les debe en gran medida ser cantante.
''He llorado con La llorona y reído con
La petenera, sobre todo cuando he andado fuera de México,
dando vueltas por el mundo como un trompo. Si la lengua que hablamos es
nuestra patria íntima, vayamos donde vayamos, también la
música que de niños nos enseñó a respirar es
la secreta parcela donde enraiza nuestra alma y en la que cultivamos nuestra
relación con otros países'', sostiene la también escritora,
ensayista e investigadora.
''Esas
melodías que escuchamos desde temprano se cuelan luego en nuestra
versión de un blues, un reggae, un lied de
Schubert o un tema de trova nueva. Son, como la mitología de los
aborígenes australianos, las 'líneas de canto' que nos orientan
en toda geografía de vuelta a casa. La manera en que nuestra voz
se rencuentra y habita en ellas será siempre nuestro hogar verdadero,
y hará de cualquier sitio en el planeta nuestra tierra.''
Fue a partir de esa conciencia que Leñero decidió
apartarse un poco de la vertiente donde generalmente abreva su canto y
grabó un disco compacto con 16 temas del repertorio tradicional
mexicano, al cual intituló La tierra mía, el cuarto
en su discografía.
En él se incluyen canciones como El preso número
nueve, Nunca, A la orilla de un palmar, La feria de
las flores, La borrachita, El bejuquito y La cama
de piedra, y fue realizado por Producciones CLEO, propiedad de la cantante.
El afán de este álbum no fue hacer folclor
ni adentrarse a un género para el cual el estilo de Leñero
no se adecua, según dice, sino darse "un lujo y un gusto" personal,
y por esa razón la interpretación es un tanto distinta a
las versiones tradicionales.
Ese aspecto es sobre todo notorio en los arreglos para
guitarra que hizo Luis Leñero, hermano de la artista, quien se apegó
más al fado portugués y dotó a cada una de las piezas
de un halo de saudade (especie de melancolía).
''Traté de respetar mucho el sentimiento de las
canciones, pero las versiones son una apuesta de música contemporánea.
En lo personal, cada una me permite tender un puente con mi historia, son
una especie de memoria emocional'', señala Carmen.
''Es un disco muy íntimo y melancólico.
Y lo hago en el momento justo de mi carrera, porque quizá antes
hubiera hecho algo más apegado al folclor, entendido como algo que
tiene que ver con estereotipos, y eso es algo que no tiene nada que ver
conmigo.''
Para seleccionar las canciones, la creadora se apegó
más al parámetro de la melodía que al de la letra,
porque a su parecer el primer contacto que las personas tenemos con la
música es a nivel emocional y después, si hay disposición,
intelectual.
"No intento decir nada, sólo busco ser portavoz
de las canciones y dejarlas transcurrir de la manera más libre posible.
Evidentemente, bajo mi interpretación, adquieren un estilo y una
tonalidad. A veces escribo también canciones, pero por lo general
canto lo de otros poetas. Mi propósito es hacer llegar la lírica
de los poetas a través de mi voz", explica.
"En el caso de estas canciones mexicanas, con mayor razón,
no me pongo a actuar lo que dicen las letras, las dejo transcurrir por
mí y las digo. Pero las digo desde mi estomago, desde mis vísceras,
desde lo que me hacen sentir sus resonancias. Es muy curioso, pero como
cantante me he dado cuenta de que el lenguaje dentro de la canción
recupera su efecto principal, que no es el de dar significados, sino el
de transmitir contenidos emocionales.''
Para promover el disco, Estela Leñero se encuentra
diseñando un espectáculo que comenzará a presentar
a partir de marzo en diversos foros de la ciudad y la República,
e incluso no descarta el extranjero.