Un libro compila los documentos que Gadamer
escribió en torno a su maestro y amigo
Heidegger en el tamiz de la hermeneusis
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
Un niño es siempre un poco filósofo, y un
filósofo un poco niño. Tal era la concepción del filósofo
alemán Hans-Georg Gadamer, fallecido en marzo de 2002, quien dedicó
gran parte de su obra a analizar el trabajo de Martin Heidegger. Entre
1960 y 1995 Gadamer, padre de la hermenéutica filosófica,
escribió al menos 26 documentos respecto del pensamiento de su maestro
y amigo, que ahora aparecen reunidos en Los caminos de Heidegger,
publicado por la editorial Herder.
El
libro se divide en cuatro partes: Los caminos de Heidegger, Heidegger y
la ética, Los comienzos de Heidegger y Heidegger en retrospectiva,
en los que el autor toma distancia del maestro para analizar su obra. La
idea de estos textos surgió cuando Heidegger le propuso escribir
una introducción para su ensayo El origen de la obra de arte.
Gadamer (Marburgo, 1900) explica en el prólogo:
"Los estudios de Heidegger que aquí presento reunidos, en parte
artículos, en parte conferencias o discursos, fueron escritos a
lo largo de los últimos 25 años y algunos ya se publicaron.
El hecho de que todos estos trabajos sean de fechas más bien recientes
no quiere decir que no haya seguido desde un principio los impulsos del
pensar de Heidegger dentro de los límites de mis posibilidades y
en la medida en que estaba de acuerdo con ellos.
"Hacía falta una distancia, y ésta presuponía
que llegara a un punto de vista propio que me permitiera desvincular mi
seguimiento de los caminos de Heidegger lo bastante de mi propia búsqueda
de caminos y senderos para poder describir por separado el camino de pensar
de Heidegger.''
El objetivo, manifiesta Gadamer, era "introducir en el
carácter peculiar del pensamiento de Heidegger, que se sitúa
lejos de todos los hábitos de pensar y hablar existentes hasta su
momento (...) El hecho de que estos estudios se limiten a una sola tarea
se debe a que todos tienen carácter ocasional. Son variaciones sobre
un mismo tema, que se me planteó a mí en tanto testigo ocular
siempre que quise dar cuenta del pensamiento de Heidegger", y advierte
que por ello algunos artículos son repetitivos.
Martin Heidegger nació el 26 de septiembre de 1889
en la localidad de Messkirch, al sureste de Alemania. De familia católica
emprendió estudios para ser sacerdote, carrera que interrumpió
para dedicarse a la filosofía. En 1909 ingresó en la Universidad
de Friburgo y fue alumno del neokantiano Heinrich Rickert. En 1926 escribe
su obra más importante, Sein und Seit (Ser y tiempo), y tres
años después sienta plaza de profesor en la Universidad de
Friburgo, en donde desde 1917 ofrecía conferencias y seminarios
filosóficos.
Gadamer conoció a quien sería su maestro
en 1923 en Friburgo, cuando acudió a una de sus conferencias. Con
el tiempo nació una fuerte amistad que se vio suspendida durante
un lustro, cuando Heidegger apoyó a los nazis y aceptó ser
rector de esa universidad (1933).
Después Heidegger renunció a la rectoría
y se separó del nacional socialismo. Al terminar la Segunda Guerra
Mundial se le prohibió la actividad docente; fue entonces cuando
escribió Carta sobre el humanismo. A partir de 1951 reanudó
sus cursos y seminarios en la universidad y falleció el 26 de mayo
de 1976 en su ciudad natal.
En su libro Ser y tiempo, Heidegger plantea las
que deben ser las preguntas esenciales de la filosofía: ¿qué
es "ser"? y ¿qué clase de ser tienen los seres humanos?,
y dedicó parte de su obra al análisis de la poesía
y el lenguaje.
Heidegger
y Gadamer compartieron además la preocupación por la pasividad
de la sociedad y veían en los medios electrónicos, especialmente
la televisión, el principal peligro. Al respecto Heiddeger señaló:
"Muy pronto la televisión, para ejercer su influencia soberana,
recorrerá en todos los sentidos toda la maquinaria y todo el bullicio
de las relaciones humanas", mientras que Gadamer, en una entrevista con
la revista La Stampa, expresó: "La televisión se ha
vuelto insoportable. Es una forma de parálisis del espíritu.
Cuando entras a un hotel, lo primero que el camarero hace no es indicarte
la ventana, sino cómo encender la TV. Esta parece ser la cultura
dominante. Pero a nosotros nos queda un instrumento importantísimo
para ejercer la libertad: el botón para apagar el aparato".
Para Gadamer, cuya premisa filosófica es "el otro
podría tener razón", otro punto rojo es la religión:
"De los Balcanes al Medio Oriente nos damos cuenta de que la religión
puede estallar en crueldad. En el fanatismo incontrolado. Pero existe también
otra forma de razón que emana del diálogo, que está
abierta al reconocimiento de los derechos de los demás, de las diferencias.
La filosofía, entendida como arte, cultura, diálogo, es la
forma en la cual la racionalidad reconoce el propio límite, las
propias pretensiones, y se pone en escucha del otro. Sin cultura, sin religión
en el sentido amplio, no hay salvación para la humanidad", dijo
a La Stampa.