Elogia el cineasta chileno la medida de destinar un peso de taquillas a la producción nacional
México, en vías de ser la capital del cine de habla hispana: Littin
Considera impostergable que América Latina tenga un mercado común cinematográfico
En marzo comenzará a filmar su nueva cinta, La última luna; recibió el lunes el Aguila Azteca
JORGE CABALLERO
El pasado lunes el gobierno mexicano dintinguió a Miguel Littin con el Aguila Azteca, máximo galardón para honrar a un extranjero en nuestro país. El cineasta chileno comentó en entrevista: "Fue una gran noticia y sorpresa, fue una muy buena forma de comenzar el año. Mantiene vivo mi lazo de relación amorosa con México, con su comunidad cinematográfica y con mis amigos mexicanos. Me compromete a seguir haciendo un cine que tenga un valor testimonial sobre los grandes problemas que aquejan a la humanidad y sobre sus puntos luminosos".
El cineasta chileno agrega sobre esta primera reflexión: "Esta distinción es también para los mineros de Santa Eulalia con los que hice Actas de Marusia y para los campesinos mexicanos con los cuales realicé mis cintas en Tlacotalpan... Tepoztlán... y todos los lugares donde filmé; o sea, tiene un significado enorme porque es como el resumen de 30 años de actividad cinematográfica, de los cuales muchos fueron vividos aquí en México y en relación con México".
Ya en temas cinematográficos Littin comenta sobre su reciente proyecto, La última luna, que comenzará a filmar en marzo: "Son dos jóvenes, uno palestino y otro israelí, y quiero contar la historia lo más sencilla y apegada a la vida cotidiana, para que tenga la verdad y la fuerza suficiente para conmover al espectador. El valor que tiene la amistad, la pasión, el amor en los seres humanos; los dos se enamoran de una misma mujer, los dos construyen una casa sobre las colinas de Judea, paradójicamente esa casa construida para la paz y el amor se trasforma en una trinchera militar de la cual se domina y se controla el valle y la vida de los seres humanos, que es la metáfora de lo que está sucediendo hoy día. Para el reparto quisiera que sean un actor palestino y otro israelí, para que se apegue lo más posible a la realidad".
Agrega: "En el origen todo hombre busca la paz y el amor y las circunstancias políticas e intereses crean la división entre los seres humanos y los enfrentan unos a otros haciendo guerras; hoy se está descubriendo que en la guerra entre Israel y Palestina ha habido negocios de armas, de teléfonos y casinos; sin embargo los niños israelíes y palestinos prácticamente nacen muertos.
"Me interesa la vida del ser humano normal, cotidiano, que no es gran líder ni jefe sino que vive una vida que es manejada por los poderes fácticos, a menos que se revele y encuentre una salida a esta situación. Creo que es un problema universal; los poderes fácticos están controlando al hombre y lo alejan de la condición humana y del bien común".
-Este proyecto, La última luna, fue pensado antes que Crónicas palestinas, sin embargo ésta se hizo antes. Resulta raro que se piense hacer una cinta y se haga primero otra no planeada inspirada en otra.
-Estaba viendo las locaciones para hacer La última luna y verificando fechas, situaciones históricas, de la dramaturgia misma de la película, y comenzó a fluír solo el trabajo de Crónicas palestinas: Ƒcuál es la distancia entre un niño que tira una piedra y un tanque?, Ƒqué es lo que hay en las universidades?, Ƒqué ocurre en la vida cotidiana?, Ƒqué piensan los jóvenes judíos y palestinos?, o lo que es peor Ƒqué piensa un joven palestino sobre el amor?; "cómo voy a pensar en el amor si tengo la vida destruída", dice. O cuando les preguntaba Ƒdónde está su casa? y cuando señalan únicamente se ven ruinas... abandono. O los lúcidos intelectuales israelíes que dicen que hay que establecer un puente entre judios y palestinos a través del arte para el camino a la paz y ese es el concepto básico del documental Crónicas palestinas.
''Siempre he tomado el camino difícil''
-ƑCómo es hacer cine en Latinoamérica actualmente?
-La verdad siempre ha sido muy complejo y muy difícil, siempre elijo el camino difícil, cuando uno llega hasta la cumbre después uno tiene que bajar y subir nuevamente con mucho esfuerzo. Es una constante, una voluntad de ser lo que define ser cineasta en América Latina, la voluntad de ser a pesar de todas las dificultades y es tan importante lo que tenemos que decir y es tanta la necesidad de expresarse que nos hace vencer todas las dificultades.
''Las dificultades siempre han permanecido ahí y no se resuelven. Por un lado hay una explosión de creatividad muy grande, diversa y rica, somos una cinematografía que puede ofrecerle al mundo una variedad de paisajes, historias y temáticas como no las tiene otro conglomerado de países que habla el mismo idioma y que además tenga una misma raíz cultural-histórica. Sin embargo, los problemas de tipo industrial y económico son gravísimos, desequilibran nuestra balanza de desarrollo cinematográfico.
-Su próxima cinta, La última luna, será una coproducción entre Chile, España y México, Ƒesa es la dirección para hacer cine en América Latina?
-Ese es uno de los caminos; pienso que es impostergable que el cine en América Latina tenga un mercado común, una libre circulación; es parte de la libertad de expresión y muchas de las libertades están en cuanto a que la cinematografía mexicana no se puede ver todo lo que debiera verse en Chile, o la de Argentina en México, o no conocemos la que se hace en Ecuador, Perú o Bolivia; nuestras películas están encerradas en nuestras propias fronteras. Hay que establecer una plataforma iberoamericana junto con España y Portugal para ser el equilibrio con la cultura cinematográfica anglosajona. Permanentemente es una inquietud de los cineastas latinoamericanos, en todo foro público y festival discutimos y hablamos de esto; lo que pasa es que hasta hoy todos los políticos son sordos, ciegos y mudos ante esta demanda. Desde hace años estamos en esta lucha, hoy en día México ha conseguido dar un paso adelante muy importante con este peso (la aportación de los exhibidores) que va a poder financiar un fondo cinematográfico revolvente; así lo convertirá nuevamente en la capital del cine de habla hispana.
''Los grandes centros cinematográficos de América Latina son Brasil, Argentina y México. El cine no lo podemos medir en la proporcionalidad de los habitantes de cada país porque está destinado a ser distribuido a todo el mundo, no creo en las definiciones geográficas. Pienso que los latinoamericanos somos uno solo. Así como lo es la literatura, que cuando uno lee un libro no piensa si el autor es colombiano o mexicano o nació en Argentina o en Chile; es un dato para uno pero no es lo relevente o importante, sino lo que uno lee es lo que tiene el interés universal.