Vértigos se expone en la galería
Landucci Arte
Beatriz Ezban se centra ahora en ''los nuevos retos
de la pintura''
MARRY MAC MASTERS
Durante diez años la pintora mexicana Beatriz Ezban
sintió una fuerte atracción por el impresionismo. Ante la
necesidad, sin embargo, de ''dar respuesta al reto de decir algo propio'',
su obra experimentó un cambio, al grado de que ahora más
bien dirige su obsesión hacia ''los nuevos retos de la pintura'',
frente al arte alternativo, como puede apreciarse en la exposición
Vértigos, que presenta todo enero en la galería Landucci
Arte (Colima 233, colonia Roma).
Según
Ezban, una de los tres ganadores de la Bienal de Pintura Rufino Tamayo
2002, los desafíos de la pintura actual son muchos. Vivimos, señala,
en un mundo "supercomplejo", donde estamos sujetos a un constante bombardeo
de estímulos que "quién sabe quién los pueda digerir.
Creo que nadie". Entonces, buena parte del arte "se ha dedicado a responder
a ese mundo tan violento, no sólo por esos estímulos, sino
en concreto por todo lo que sucede: las guerras, la contaminación,
la destrucción, los problemas ocasionados por la explosión
demográfica, por tantísimas cosas de injusticia".
Pero ese panorama "tan problemático" no elimina
la necesidad de lo que Ezban define como el "goce estético". Es
decir, "no todo puede ser negativo y que el arte sólo se dedique
a enfatizarlo, porque para eso prendemos el noticiero y nos pegamos a él
de tiempo completo. No dejo de sentir que el ser humano tiene una necesidad
de la contemplación, de la meditación, del silencio que el
arte le provee y exige para poder ser apreciado. Se me hace que la vida
humana puede empobrecerse muchísimo si prescindimos de eso".
Los "vértigos" de Ezban se refieren a "ese miedo
que puede provocar estar" y en ellos se dejan ver algunas formas reconocibles.
A pesar de que su intención no es figurativa, aunque a lo mejor
evocativa, la pintora reconoce que su obra se ha vuelto más formal
en términos de la figura, consecuencia del "proceso en el que estoy
metida". Resulta díficil, anota, "estarlo viviendo desde adentro
y por fuera ver qué está pasando". O sea, "sigo un camino
sin tener una intención previa de por dónde voy a ir, y creo
que eso es algo que sucede, en el mejor de los casos, en el arte. Que uno
como artista intenta en su exploración, experimentación,
sorprenderse a sí mismo en primera instancia. Es como ir descubriendo
quién eres y quién puedes ser en el arte".
Algunas
de las obras que Ezban exhibe en la galería Landucci tienen un movimiento
elíptico que se ha relacionado con el principio del cosmos. El tríptico
de la muestra contiene un texto de Raquel Tibol, Beatriz Ezban entre
azules y blancos de paisajes interiores, en el que la crítica
de arte escribe: ''En los cuadros de esta serie se perciben metafóricas
pulsaciones cósmicas, contenidos heterogéneos, cargas de
melancolía producidos seguramente por la indeterminación
de las apariencias. Se plantea un sistema para distanciarse de la naturaleza
sin despreciarla, rescatando sus propiedades trascendentes en un acto de
reflexión intemporal".
También hay un cambio en su paleta: "Ahora estoy
en los azules, grises y blancos. El año pasado pinté con
blanco casi. Eso del color me da por épocas. Tuve una serie amarilla
muy grande. Luego trabajé mucho tiempo con verde. Mi primera muestra
fue con negro, que se me hacía como el color de la elegancia".