En 20 años el país transfirió al exterior 320 mil mdd, asegura investigador
Trabajadores argentinos han recuperado 130 empresas cerradas por sus dueños
El año empieza con la crisis social agravada y las mismas inconformidades de 2002
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 7 de enero. El 2003 encuentra a Argentina con la crisis social agravada, las mismas protestas que marcaron el año pasado, la incertidumbre ante las elecciones presdienciales, y siempre a la espera de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) mientras ese organismo continúa con exigencias imposibles.
"Estamos en presencia de una crisis general y global del orden vigente, que comprende al conjunto de las instituciones sociales, políticas, económicas y culturales", sostiene el investigador Enrique Arceo. "Colapsaron el sistema el modelo de acumulación financiera y la permanente transferencia de recursos al exterior. En las últimas dos décadas Argentina transfirió al exterior alrededor de 320 mil millones de dólares, equivalentes a más de tres PIB de la Argentina actual", añade.
Así se puede entender que a la crisis hay que agregarle la involución social que explica la desaparición de la clase media, cuyos integrantes en desgracia son los "nuevos pobres".
Pero eso no quiere decir que falte esperanza. Mientras los piqueteros (desempleados) continuaron este martes con sus marchas en varias ciudades del país, y los movimientos sociales emergentes se preparan para seguir su lucha, cualquiera sea el gobernante elegido en abril, o en octubre, como señalan ahora varios candidatos presidenciales que interpretan los últimos movimientos del gobierno de Eduardo Duhalde como un intento por extender los tiempos electorales. Hasta ahora, ninguno de los candidatos logra superar en las encuestas 15 o 18 por ciento, reflejo de una apatía no ante la democracia, sino ante los políticos.
"Mientras el pueblo argentino vio deteriorarse su calidad de vida, las empresas que antes eran del Estado acumularon ganancias fantásticas: entre 1993 y 1996, por ejemplo, las principales privatizadas ganaron dos mil millones de dólares o seis millones por día", advierte un análisis de las Asambleas de Barrios, uno de estos movimientos que surgieron con el estallido de 2001.
IMPA, el ejemplo
Uno de los movimientos más destacados del año es el de las más de 130 empresas cerradas por sus dueños y recuperadas por sus trabajadores. Lo que antes fue Industrias Metalúrgicas y Plásticas Argentinas (IMPA) hoy es el ejemplo de una de las primeras empresas recuperadas. Los metalúrgicos de IMPA coordinan el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER), y el frigorífico Yaguané dirige la Federación Nacional de Cooperativas de Trabajo de Empresas Recuperadas (Fencoter).
IMPA era sinónimo de producción nacional. Trabajaba directamente con la fábrica militar de aviones, de la que nada queda, tras ser entretgada por el ex presidente Carlos Menem a la estadunidense Lockheed.
Aparentemente manejada por una cooperativa desde los años 60, los trabajadores de IMPA veían quebrar su fuente de trabajo, y cada protesta era castigada con despidos. Un día de 1997 decidieron decir basta, cuando ya prácticamente la empresa estaba en su final. Oracio (sin hache, precisa) Campos, el más veterano de los trabajadores, recuerda: "cuando tomamos la fábrica, nos dijimos Ƒy ahora qué? No sabíamos qué hacer porque habían cortado la luz, el agua, el gas, todo, por falta de pago. Teníamos que pedir a compañeros para viajar y para comer. Todo parecía una locura, y llegaron otros compañeros que se acercaron por solidaridad y tenían mucha experiencia de organización y nos ayudaron con mucho respeto, y juntos aprendimos y buscamos soluciones".
Ahora Campos es el presidente de una verdadera cooperativa. "No hay salarios, sino que se retira a cuenta, y hoy nuestro nivel de producción nos permite hacer una cuenta y el retiro ronda entre 900 y mil pesos, lo que equivale a 25 por ciento de la recaudación. Capitalizamos la cooperativa", dice con orgullo. En la fábrica se procesan aluminio, envases y envoltorios para alfajores (dulces tradicionales), entre otros productos.
Además, es el único caso en el mundo de un enorme centro cultural que funciona dentro de una fábrica en actividad, lo que es orgullo del barrio de Almagro, cuyos vecinos ayudaron más de una vez a los trabajadores. Eduardo Murúa, antiguo militante del peronismo progresista y uno de los que llegaron de afuera a poner el hombro, representa a IMPA en el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas.
"Este es un nuevo método de lucha de la clase trabajadora en Argentina por la recuperación del empleo y el mantenimiento de la fuente de trabajo principalmente, pero aparte de eso estas empresas están generando empleo genuino. "Hoy estamos ante 130 fábricas recuperadas y se van añadiendo nuevas en todo el país con casi 10 mil trabajadores, pero sabemos que hay más.
"Nuestra consigna ha sido ocupar y resistir, porque la justicia sólo se acuerda de las fábricas cuando los compañeros las toman, pero ellos desde hacía mucho tiempo trabajaban sin cobrar salarios y los despidos injustos estaban a la orden del día sin que a nadie le interesara", explica.
Entre los objetivos del movimiento está modificar la ley de quiebra, "para que cada empresa que entre en concurso pase a poder de los trabajadores; eso significaría que no se perdieran más puestos de trabajo", añade.
Por su parte, los trabajadores del Frigorífico Yaguané figuran entre los primeros en actuar ante el cierre de su empresa, que en los años 70 era muy importante en el distrito bonaerense de La Matanza. En 1996, ya en manos de un empresario menemista, es abandonada y es entonces cuando 430 trabajadores de los 526 que integraban el plantel la convierten en cooperativa para afrontar meses de sacrificio. Sólo podían llevar algo de carne a su casa.
Pero en 1999 Yaguané alcanza el primer lugar como establecimiento de este tipo en el mercado interno y en 2000 los muchachos del frigorífico festejan su primera gran exportación a Argelia.
Ese ha sido el comienzo de lo que hoy es un aluvión de fábricas recuperadas, cuando se calcula en unas mil 200 las empresas que están al borde de la quiebra en un país cuya industria llegó a ser emblemática en el continente.