ASTILLERO
Julio Hernández López
El verbo ya no basta
Palabrería para disfrazar tardanzas sospechosas
Requisa, forma de ayuda a los Amigos de Televisión Azteca
LOS RECURSOS DE capoteo político verbal que durante dos años le sirvieron medianamente al gobierno federal amenazan con convertirse tempranamente en su principal dolor de cabeza en este 2003. Si bien hasta hace poco parecía posible que Los Pinos evadiera responsabilidades o negara realidades al conjuro de su simple palabra enfática o presuntamente sincera, ahora esa distorsión afanosa ha perdido efectividad: no basta con que el secretario de Comunicaciones y Transportes se aferre casi con enojo a su tesis de que no hubo sospechosa irresponsabilidad de 10 días en el caso del asalto de un grupo de Televisión Azteca a las instalaciones de transmisión de CNI-Canal 40 en el cerro del Chiquihuite, como tampoco basta con que el Presidente de la República se pregunte el revelador "ƑY yo por qué?" (que habría pronunciado con gusto Poncio Pilato si en su tiempo hubiera habido botas vaqueras) ni que se enoje con los medios y los culpe de hacer que nadie ponga atención en las cifras del País de las Maravillas que suele incluir en sus discursos, y de que en lugar de destacar a todo aire sus boletines de prensa esos medios prefieran darle espacio a escándalos distractores de baja monta como el pleito entre dos empresas dedicadas a la teledifusión.
APENAS HA EMPEZADO el año y ya esos métodos fáciles de engaño político se están volviendo en contra de sus practicantes, porque ya son demasiados, y a punto de explosión, los problemas que esta administración ha acumulado, pospuesto, relegado e incomprendido, y porque el criterio y la dirección política del gobierno federal están a la deriva, incapaces los entendimientos gerenciales de captar la naturaleza de los problemas políticos, pueriles las formas con las que se trata de hacer como que se gobierna, contrapunteados y por tanto inservibles los diversos instrumentos de trabajo del gobierno federal -sus secretarías, en primer lugar-, y porque, en esencia, el jefe del Ejecutivo tampoco sabe bien a bien qué hacer como no sea ir pasando día a día las tormentas y correr en cuanto hay oportunidad a alguna gira internacional de evasión, o al rancho familiar a pasar las vacaciones más prolongadas que sea posible y creyendo que el teléfono celular puede ser sustituto confiable del bastón de mando.
ALLI ESTA EL terrible caso del Canal 40. El gobierno federal pone a negociar a dos partes en conflicto bajo la amenaza de que, de no ponerse de acuerdo en un plazo breve, habrá de tomar una decisión que beneficiará a una de ellas (decisión de requisa que, por lo demás, está desde ahora en duda en cuanto a su procedencia jurídica, pues no se dan los presupuestos establecidos en los artículos de las leyes de telecomunicaciones que regulan esa medida extrema). No otro es el sentido de la amenaza foxista: favorecer a los Amigos de Televisión Azteca (los que tenían lista la señal salvadora aquel martes negro, cuando Fox mostraba a nivel nacional su tozudez exigiendo que el debate se realizara hoy, hoy, hoy). Requisar no sería, en este caso, un ejercicio de soberanía política ante el reto de poderes fácticos como serían los de grupos empresariales o televisivos rebeldes. No: requisar sería dar el segundo paso en la ruta de apropiación violenta de la empresa de Rafael Moreno Valle y del exterminio de noticiarios incómodos como el conducido por Ciro Gómez Leyva y Denise Maerker. El primer paso fue permitir el golpe violento del 27 de diciembre, que habría tomado a los funcionarios federales en un sueño invernal acordado, del que despertarían 10 días después, asombrados de las cosas que pueden suceder mientras el chofer del camión nacional descansa sobre el volante en el curso de una autopista que nunca deja de funcionar. El segundo sería la requisa o el sometimiento de Moreno Valle a las presiones o las tentaciones del grupo de Salinas Pliego: más vale un mal arreglo que un buen pleito, podrían decirle los poderosos miembros del Poder Azteca, haciéndole ver al dueño de CNI-Canal 40 lo que perdería mientras el gobierno mantiene una requisa que significaría quitarle todo a quien sólo tiene esa firma, y virtualmente nada a los concesionarios de los canales 7 y 13.
CON FUEGOS PARECIDOS juega el gobierno en el caso del campo. Cree posible el Presidente que con frases propagandísticas ("no dejaré solos a los campesinos") y discursos llenos de aire logre frenar la irritación que crece por todo el país. En el fondo nada se está haciendo, sino tratar de ganar tiempo para luego anunciar malabares presupuestales que acaben dándoles a los agraristas como apoyo lo que ya estaba programado. También saben que el Presidente no tiene absolutamente ninguna intención de someter a revisión o buscar alguna renegociación del TLCAN. Y saben que las palabras repudiadas de USAbiaga en Veracruz corresponden al pensamiento ranchero del Presidente de la República.
PERO FOX, CERISOLA, Creel, Usabiaga, y todos los del poder gerencial, creen posible seguir conjurando la realidad con base en pura palabrería.
ASTILLAS: NO DEBERIA SER un testimonio de la FBI lo que moviera a poner los ojos sobre los negocios de narcotráfico que en Veracruz se realizan. Ha habido distintas denuncias sobre la red de protección que en aquella entidad estaría al servicio de distintos cárteles comercializadores de drogas. Hubo incluso periodistas valientes, como José Miranda Virgen, que pusieron bajo su firma evidencias y pistas, algunas con nombres y apellidos de presuntos responsables (luego Pepe moriría en circunstancias nunca suficientemente aclaradas, aunque oficialmente dadas por ciertas: una explosión de gas en su casa de Boca del Río, la madrugada del pasado 11 de octubre. Por cierto, y antes de que diligentes gestores envíen a este tecleador dictámenes y peritajes oficiales que demuestran que la muerte de Miranda Virgen fue un lamentable accidente, ahórrense el bien remunerado trabajo de "relaciones públicas", pues esta columna ya tiene esos textos). Lo cierto es que, como aquí se ha dicho varias veces, Veracruz vive bajo un régimen policiaco que Miguel Alemán ha dejado construir al virtual gobernador, el capitán Alejandro Montano, secretario de Seguridad Pública, quien le mantiene "en calma" la entidad al eterno viajero para que éste disfrute de las mieles de la vida y no se entere de minucias como las protestas sociales y el floreciente negocio del narcotráfico...
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