La pincelada permanente contra la obra efímera
Siqueiros y Sol LeWitt, dos estilos contrastantes
Wall Drawing 994, del artista estadunidense,
se realiza por vez primera en la otrora casa del muralista chihuahuense
MERRY MAC MASTERS
En vísperas del 29 aniversario luctuoso de David
Alfaro Siqueiros, este 6 de enero, los trazos murales que el pintor chihuahuense
dejó en la Sala de Arte Público que lleva su nombre confrontan
desde hace dos meses el Wall Drawing #994 (Dibujo de pared #994),
del artista estadunidense Sol LeWitt (Hartford, Connecticut, 1928), pieza
de apariencia op o geométrica, pero cuyo fondo es conceptual.
La ''instrucción'' para ejecutar la pieza fue adquirida por Eugenio
López, dueño de la Colección Jumex, quien visitó
el recinto y propuso su realización allí.
Dicho
"diálogo" saca a relucir un par de detalles. Itala Schmelz, directora
de la Sala de Arte Público Siqueiros (Saps), observa la pintura
de LeWitt realizada en el ''cubo'' -espacio que quedó después
de techar un jardín en medio de la otrora casa del muralista-, en
la que "no se ve una sola pincelada", como si no estuviera hecha por mano
humana. Esa idea contrasta con la obra de Siqueiros, cuyo ''gran chiste
es ver casi su pincelada, su impulso, o sea, esa sujetividad que está
allá en el muro'', apunta Schmelz.
En noviembre de 1968 LeWitt realizó su primer dibujo
mural en la galería Paula Cooper de Nueva York. A partir de entonces
no volvió a intervenir en la ejecución de su obra. Sus creaciones,
dibujadas sobre papel, con una serie de indicaciones en cuanto a medidas
y las cantidades de pintura, son llevados a cabo por sus asistentes. Para
la realización de Wall Drawing #994 en la Saps vino a México
Anthony Sansotta, que tiene 20 años de trabajar con LeWitt, así
como otro asistente radicado en Los Angeles. Aquí fueron contratados,
además, cinco estudiantes de la Escuela Nacional de Artes Plásticas.
La pintura vinílica empleada fue traída especialmente desde
Suiza. Sin embargo, al terminar su exhibición, el primero de marzo,
el mural será borrado.
De
esta manera cada dibujo mural de LeWitt se vuelve "multirreproducible".
Para Schmelz el deseo de Siqueiros de que su obra fuera para una mayoría
contrasta con la realidad: "Pesa tanto sobre el muro que en México
tenemos más bien esta terrible situación de cómo conservarla,
porque lo que vale es eso". Con la obra de LeWitt pasa lo contrario. Como
se borra, "nunca vamos a tener que restaurarla. Hoy aparece en la Saps,
después en cualquier otro lugar, ya que se ajusta a los espacios.
O sea, en realidad es una pieza multirreproducible, que viaja, pero sin
tanta carga ideológica como Siqueiros depositó en su trabajo",
afirma la entrevistada.
A mediados de los sesenta LeWitt fue etiquetado como minimalista
en la medida que sus trabajos eran compuestos por cubos modulares abiertos
y realizados con madera laminada negra. En 1967, sin embargo, el artista
dio un giro al publicar sus Frases sobre arte conceptual, en la
revista Art Forum, donde dice, por ejemplo: "Los artistas son más
místicos que racionalistas. Llegan a conclusiones que la lógica
no puede alcanzar".
Una de las ideas principales de LeWitt consiste en eliminar
el marco, continúa Schmelz. Ya que "el marco sobre el muro pone
en un lugar de re-representación a la obra que él quería
evitar. Aunque pareciera que LeWitt es abstracto, geométrico, tiene
un sentido del realismo que es como un segundo giro al arte realista. No
es el arte de la representación o delimitación. Es realista
en el sentido de que lo que ves es lo que es: un dibujo sobre el muro".
Para los efectos de la Saps, LeWitt hizo un "pequeño ajuste", ya
que la pared del cubo tiene "algo de verticalidad", aunque la figura es
"exactamente la misma".
La
historiadora del arte agrega que el Dibujo de pared #994 "nos podría
recordar de alguna forma los principios de M.C. Escher", ya que jugó
con figuras en las que "no sabes donde está el afuera y dónde
está el adentro. Si sigues el azul, empiezas afuera del dibujo mural,
pero acabas adentro". Si por un lado la pieza se vuelve dinámica,
por el otro "también hay esta sensación de que es una obra
a punto de caer por esta irregularidad en su base".
El trabajo de LeWitt contrarresta la idea de la obra artística
como objeto de adquisión y de valor. Más bien representa
al arte como crítica, postura y reflexión personal.