Experta de la ONU propone establecer "jubilaciones a la carta"

En México sólo 37 mil ancianos viven en condiciones óptimas de desarrollo

El 69.3% de los adultos mayores pasan el fin de su vida en la pobreza

CAROLINA GOMEZ MENA

En México, sólo 0.8 por ciento de los adultos mayores, es decir poco más de 37 mil ancianos, vive con condiciones de desarrollo social alto, mientras 69.3 por ciento ve transcurrir la última parte de su vida en circunstancias sociales bajas y muy bajas, y sólo 30 por ciento alcanza el desarrollo medio.

Para empezar a revertir esta situación algunas de las condiciones mínimas que debe establecer una nación que se propone que sus adultos mayores experimenten un envejecimiento activo son establecer una "jubilación a la carta", universalizar los sistemas de pensiones e invertir en educación y salud para toda la vida, señaló Rocío Fernández-Ballesteros, experta del comité de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el desarrollo del II Plan Internacional de Acción sobre el Envejecimiento.

En entrevista otorgada durante una visita efectuada a la Facultad de Sicología de la UNAM, la también consultora de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la redacción del documento Active Ageing, puntualizó que, dado que el envejecimiento demográfico alcanzará a los países de América Latina sin haber logrado el desarrollo, una de las opciones es destinar mayores recursos hacia la educación, pues ello dará a las actuales generaciones jóvenes la posibilidad de alcanzar mejores condiciones económicas en el futuro cuando sean personas de la tercera edad.

Para la especialista, una buena forma de procurar bienestar a la vejez es invertir en las generaciones jóvenes, en especial en salud y educación, pues mientras más temprano se cubran esas necesidades, menos dependencia habrá al arribar a la última etapa de la existencia, por lo que habrá menos presión a sistemas gubernamentales.

Aunque en la actualidad residen en los países en desarrollo alrededor de 248 millones de adultos mayores, se prevé que en el año 2050 su número aumente a mil 163 millones, lo que implica un tamaño 4.7 veces mayor al actual y una proporción tres veces superior, al pasar de 5.1 por ciento de la población total a 15 por ciento.

En el caso de México, la población mayor de 65 años es la que crece más rápido, patrón que se presenta desde hace 15 años. Ahora, este grupo representa 4.9 por ciento de la población, pero su aumento presenta gran celeridad, pues pasó de 1.42 por ciento en 1981 y 1982 a 3.71 por ciento en 2000, lo que indica que el sector tiene potencial de duplicar su tamaño cada 19 años.

Y es que mientras ahora cada año en el país alrededor de 180 mil personas se incorporporan a las filas de la tercera edad, hacia fines de la cuarta década del siglo serán más de 800 mil por año.

Respecto a la edad de jubilación, la especialista, quien es directora de los Programas de Gerontología de la Universidad de Madrid, subrayó que uno de los acuerdos de la Asamblea Mundial del Envejecimiento fue flexibilizar la edad de retiro, y ejemplificó que España ya fue aprobada una ley que permitirá optar por una jubilación "a la carta", en la que cada trabajador determinará a qué edad desea retirarse.

Consideró que fijar edades límite para la jubilación debe ser analizado en cada nación, pues resaltó que un envejecimiento "óptimo, exitoso y satisfactorio" requiere que a las personas mayores se les permita participar en la vida social y económica del país el mayor tiempo posible.

Este trance convierte a la gran mayoría de los adultos mayores de México en personas totalmente dependientes de sus familias o de los sistemas de transferencias, los cuales son insuficientes, ya que sólo 1.5 millones de adultos mayores reciben alguna pensión o jubilación, y "esos ingresos son por lo general insuficientes para atender sus necesidades esenciales", reconoce el Consejo Nacional de Población, el cual sostiene que por esa razón 60 por ciento de los hombres y 20 por ciento de las mujeres de más de 65 años debe continuar trabajando hasta edades avanzadas.

Sobre el esquema de pensiones, Fernández-Ballesteros comentó que aunque aquí se tiene un sistema superior a los de la mayoría de las naciones de la región, se debe considerar como "ideal" la universalidad de las pensiones. No obstante, acotó que existen dudas respecto a si se debería trasladar el sistema de pensiones tal y como se aplica en los países europeos, en especial por la disponibilidad financiera.