Deudos aseguran que las autoridades municipales
y estatales no los han ayudado
Obispo: hubo responsabilidad social y oficial en el
incendio en Veracruz
Familiares y autoridad eclesiástica coinciden
en que no haya impunidad en el caso
ANDRES T. MORALES Y GUADALUPE LOPEZ CORRESPONSALES
Aproximadamente 5 mil personas asistieron a una ceremonia
religiosa que presidió el obispo Luis Gabriel Cuara Méndez,
realizada en homenaje luctuoso a las 28 víctimas de la explosión
ocurrida el 31 de diciembre en la zona de mercados del puerto de Veracruz
En su homilía, el prelado sostuvo que en el siniestro
hubo "responsabilidad social y oficial". Además pidió a las
autoridades "no dejar en el olvido a la tragedia".
Por
su parte, deudos de las víctimas aseguraron que al momento no han
recibido el apoyo que les prometieron las autoridades, y exigieron que
"no prive la impunidad en el siniestro ni que los responsables evadan la
justicia porque entonces será insoportable el dolor".
Concentrados en el cruce de las calles Juan Soto y Miguel
Hidalgo, miles de porteños, entre deudos, locatarios, vendedores
ambulantes, efectivos de Bomberos y de Protección Civil, funcionarios
de distintos niveles, así como ciudadanos en general, participaron
en la ceremonia religiosa con la cual se recordó a las personas
fallecidas en el mismo sitio, donde el último día de 2002
explotaron puestos ambulantes que expendían juegos pirotécnicos.
Cuara Méndez exhortó a la sociedad a "unirse
a la pena que embarga a los hogares veracruzanos y solidarizarse para que
se alcance el consuelo necesario". Sin embargo, en entrevista posterior,
el obispo porteño apuntó que "si bien no se trata de emprender
una cacería de brujas, también es insoslayable el
deslinde de responsabilidades para impedir que la tragedia no quede en
el olvido ni en la impunidad".
Sin referirse directamente a funcionarios o dependencias
gubernamentales, pero en clara alusión a la indiferencia que guardaron
el ayuntamiento y otras instancias que conocieron del riesgo en la venta
de explosivos en la vía pública y no hicieron nada, el obispo
subrayó, al ofrecer su sermón, que "sería imperdonable
dejar impune tal situación".
Al referirse el prelado a los cuerpos de socorro, la multitud
aplaudió a los brigadistas y sonaron las sirenas de patrullas, ambulancias
y vehículos oficiales que participaron en la movilización
para controlar el siniestro del 31 de diciembre.
Por su parte, familiares de las 28 víctimas y de
las personas lesionadas durante la explosión dijeron en entrevista
que a la fecha no han recibido el apoyo económico prometido por
los gobiernos estatal y municipal.
En tanto, el empresario Carlos Gutiérrez de Velasco,
padre del alcalde del puerto de Veracruz, Ramón Gutiérrez
de Velasco, negó que los locales comerciales de su propiedad, ubicados
cerca del mercado Miguel Hidalgo, se usaran como almacenes clandestinos
de explosivos, como se manejó en medios locales.
Confirmó que en una de sus propiedades, los baños
El Edén, la Policía Intermunicipal realizó diversos
cateos, pero no localizó cargamento alguno de productos pirotécnicos,
como afirmó la prensa local.
Carlos Gutiérrez de Velasco dijo además
sentirse "tranquilo y sin temor alguno" a ser requerido por las autoridades
como posible responsable de la propiedad de depósitos de pólvora.
Mientras tanto, el coordinador de la Iglesia evangélica
en la entidad, Ricardo Aquino Alfaro, recordó que las autoridades
municipales de Veracruz son responsables de controlar los comercios en
la vía pública, a los cuales "toleran por medio de un sistema
de corrupción que se da en diferentes niveles". De esta forma, no
descartó que el ayuntamiento porteño fuera responsable de
la explosión. Aquino Alfaro pidió asimismo que no haya impunidad
respecto al siniestro y se castigue a los culpables, "ya que cuando sucede
este tipo de desgracias no hay a quién culpar".
Por su parte, el sacerdote Quintín López
Cessa, párroco de la catedral de Jalapa y vocero de la diócesis
de la capital de Veracruz, consideró que las autoridades deberían
reglamentar la venta de juegos pirotécnicos "para evitar desgracias"
como la ocurrida en el puerto jarocho.