Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 6 de enero de 2003
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Mundo

Derrumbe estrepitoso del bipartidismo radicales-peronistas que imperó el siglo pasado

El ascenso de Lula en Brasil crea grandes expectativas en Argentina

La diferencia entre ambos países es que la industria brasileña no ha sido desmantelada

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Buenos Aires, 5 de enero. El anuncio de que seis de cada diez argentinos están en la pobreza impactó aquí. Esta es una marca récord, ya que supera el índice de 53 por ciento de la encuesta oficial de mayo pasado y ahora se analiza que en gran medida este aumento se debe al incremento constante de precios, pese a que no hay justificaciones para esos aumentos.

En tanto, el ascenso de Luiz Inacio Lula da Silva al gobierno de Brasil crea gran expectativa en Argentina, donde en estas horas la desprestigiada clase política naufraga en la incertidumbre, cuando el bipartidismo que imperó durante la segunda mitad del siglo pasado (radicales-peronistas) se derrumba estrepitosamente.

La debacle existente en el interior de un peronismo fragmentado y con escasas posibilidades de reconstrucción, no permite definir elecciones internas abiertas por la corrupción reinante, ni tampoco imponer resistidas leyes de lemas (para su favor exclusivamente), y por otra parte el espectáculo bochornoso de las recientes internas de la centrista Unión Cívica Radical (UCR) dan cuenta de la gravedad de la situación política. "Es el derrumbe del bipartidismo y esto muestra la profunda crisis política del país", señala el analista Rosendo Fraga, quien estima que cuando la política fracasa "la sociedad se renueva con una alternativa de cambio, más allá de los vicios del sistema", pero eso no se ve por ahora aquí.

"La sociedad está en un círculo vicioso: no participa porque dice que la política es corrupta, pero el poder lo va ejercer alguien", advierte Fraga. Precisamente la irrupción de Lula en el gobierno de Brasil, ha hecho revivir muchas expectativas y todos miran hacia un lugar que nadie ocupa todavía aquí. Una enorme cantidad de políticos argentinos, y especialmente de los nuevos movimientos que han surgido en los últimos tiempos, además de la comitiva oficial encabezada por el presidente Eduardo Duhalde, concurrieron invitados a la asunción de Lula.

Pero la emoción y la "sana envidia" como ha dicho alguien, de ver un presidente subir con tan masiva presencia popular, se opaca cuando se advierte que lograr cualquier tipo de unidad en Argentina parece un objetivo inalcanzable. Y eso también va para la izquierda.

Entre quienes asistieron a la toma de poder de Lula, estaba Víctor de Genaro, secretario general de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) que con otros organismos sociales ha puesto en marcha la creación de un movimiento, con base sindical y social. Cuenta De Genaro que Lula le dijo "no solamente llegamos, sino que vamos a poder gobernar y hacer cosas". Hablando con el diario Página 12, Hebe de Bonafini, presidenta de una de las dos organizaciones de madres de desaparecidos, admitió que el presidente de Brasil "es un hombre de nuestra clase. No se guardó nada. Expresó todo lo que sentía; la alegría y el llanto. Fue una fiesta popular". También estuvieron en Brasil dos mujeres con aspiraciones presidenciales, Elisa Carrió, ya definida como candidata de Alternativa para una República de Iguales (ARI), que disputa palmo a palmo con todos los candidatos del peronismo, y la diputada Alicia Castro, dirigente de Frente para el Cambio, quien también podría aspirar a la presidencia.

Todos los candidatos aquí, salvo Carlos Menem que sigue soñando con lo que alguien llama aquí la "globalización englobante", y el también derechista Ricardo López Murphy, coinciden en la importancia que Lula tiene para establecer pautas de mayor defensa continental por medio del Mercado Común del Sur (Mercosur).

Lula se ha convertido en el centro de todas las miradas aquí. Sólo algunos sectores de ultraizquierda que ya están dando batalla, el resto mira con esperanza al país vecino. Precisamente en estas horas, hay algunos grupos que por ejemplo difunden un llamado contra el gobierno de Lula, por un posible desalojo en las afueras de San Pablo, sin especificar que esto es una orden del gobierno de ese estado y no del oficialista Partido de los Trabajadores. "A Lula no le gusta la magia pero en su primera semana de gobierno el gesto más espectacular fue convertir aviones en frijoles", escribe Martín Granovsky en Página 12, en referencia a la suspensión de una licitacion para comprar cazas por 760 millones de dólares y destinar esos fondos a combatir el hambre. También destaca que Lula anunciará su plan de Hambre cero en el seco nordeste, donde 60 de cada mil niños nacidos vivos muere antes de cumplir un año. "Documentos a los que tuvo acceso Página 12 revelan que Lula se propone a la vez ampliar la Reforma Agraria, estimular el negocio del agro y repartir miles de vales de comida para cumplir su objetivo de garantizar tres comidas diarias", señala.

Para el ministro de Seguridad Alimentaria, José Graziano, combatir el hambre es mucho más que un gesto, es una decisión de fondo que señala hacia otro objetivo superador. El proyecto es mucho más importante, participativo y activo que una simple entrega de canastos de comida, añade Granovsky, quien destaca también que el Movimiento Sin Tierras (MST) apuesta a una construcción común con el PT "y no quiere castigar a Lula, sino lograr tierras". Por su parte, al analizar la importancia de los sucesos en Brasil, Carrió dijo a Página 12 que "hay un punto de acuerdo en América Latina que es muy profundo: las elecciones están resolviendo no sólo las cuestiones que tienen que ver con la corrupción, la pobreza, el desempleo, que son las agendas de todos los países, sino además las poblaciones están votando por su identidad más profunda. Venezuela votó por un mestizo, en Bolivia avanzó claramente un indígena, en Brasil gana un hombre pobre del norte que es obrero industrial de San Pablo".

Entre las diferencias con Argentina, Carrió recuerda los 22 años de formación del Partido de los Trabajadores (PT), la realidad de que Brasil es un país industrial y tiene una clase intelectual y una universidad que no fue destruida por la dictadura y además que la nación vecina procesa sus cambios en transiciones pactadas. "Argentina no tiene nada de eso. Nuestro país procesa sus cambio por rupturas, nos hemos desindustrializado", señala.

El sociólogo Atilio Borón destaca la enorme presencia popular en la asunción de Lula. "Una cara es la esperanza y la otra es la expectativa" señala. "La tarea que tiene Lula por delante será inmensa y no son pocos los obstáculos que se interponen en el logro de su obsesión por acabar con la injusticia y el hambre en Brasil."

Para el sociólogo resulta simplista deducir que Lula no podrá cumplir su cometido por la presencia de algunos personajes en el gabinete, aunque no deja de advertir que también esta política de alianzas reflejada en los ministerios será otro reto.

En tanto, aquí el diario Clarín reveló que seis de cada diez argentinos son pobres, luego que otros dos millones se convirtieran en "nuevos pobres", y justamente destacó que la canasta básica acabó el año pasado con un alza de más del ciento por ciento, cuando los salarios siguieron congelados.

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