El Servicio Secreto, preocupado; incluso se fotografió con Clinton y Dick Cheney
Mexicano indocumentado burló durante dos años la seguridad en la Casa Blanca
Salvador Martínez fue detenido en Laredo cuando reingresaba a territorio estadunidense
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington, 3 de enero. El presidente George W. Bush no ha estado dispuesto a legalizar a los inmigrantes mexicanos indocumentados en este país, pero aparentemente está dispuesto a emplearlos en su casa.
El mandatario ha hablado mucho sobre la importancia de los inmigrantes y acaba de comprobar (sin quererlo) que no desea ha-cer una discriminación entre los legales y los "ilegales".
Y así, Salvador Martínez González, trabajador indocumentado, no sólo laboraba en la Casa Blanca, sino que se fotografió abrazado del vicepresidente Dick Cheney, y antes lo hizo con el entonces presidente Bill Clinton en la sede oficial.
Estas demostraciones de la amistad entre los ocupantes de la Casa Blanca y los trabajadores indocumentados no fueron, sin embargo, bien recibidas o celebradas por el Servicio Secreto.
El problema es que, a pesar de todas las medidas de seguridad nacional adoptadas por Estados Unidos después del 11 de septiembre de 2001, un mexicano haya logrado llegar a la sede del poder político del país: la Casa Blanca.
No fue un gran empresario, ni un alto funcionario, ni un donante político, ni un espía, sino sólo un trabajador que no tiene documentos que le permitan trabajar en este país.
Al parecer el inmigrante Martínez González trabajaba como supervisor en una empresa contratista encargada de instalar carpas y otras estructuras para actos especiales en los patios y jardines de la residencia oficial estadunidense.
Durante dos años tuvo acceso al terreno exterior de la Casa Blanca, y también al Pentágono y al edificio de la agencia espacial NASA. En todo ese tiempo tuvo la oportunidad de fotografiarse con el presidente Bill Clinton y con el ahora vicepresidente Dick Cheney.
Martínez González fue detenido por autoridades federales el mes pasado en la frontera con México, acusado de intentar ingresar ilegalmente a este país y de tener documentos oficiales falsos.
Pero no fue hasta este viernes cuando el tabloide The New York Post publicó la nota sobre las hazañas de Martínez González y se conoció el caso, que después fue tema de noticieros como CNN, que trasmitió imágenes de las fotografías del inmigrante con Clinton y Cheney.
Martínez González fue capturado intentando reingresar a este país por Laredo, Texas, donde mostró documentos de ciudadanía estadunidense (aparentemente un pasaporte y una licencia de manejo del estado de Maryland), y las fotografías en las que aparece con Clinton y Cheney.
Pero las autoridades migratorias realizaron una verificación rutinaria de sus huellas digitales y descubrieron que dos años antes había sido detenido en Brownsville, Texas, y se le había ordenado abandonar el territorio estadunidense.
Pero en lugar de detenerlo ahí, las autoridades lo dejaron ir, y al parecer, logró comprar papeles falsos con la identidad de un puertorriqueño, Kelvin Rodríguez. A continuación se mudó a Maryland y empezó su trabajo con el contratista de servicios de la Casa Blanca.
El Servicio Secreto insistió a CNN en que Martínez González jamás representó amenaza alguna dentro de la Casa Blanca.
Pero ahora sí, un mexicano demostró que las incrementadas medidas de seguridad tan comentadas en este país después del 11 de septiembre, más las ya legendarias medidas de protección de la Casa Blanca a manos del Servicio Secreto, pueden ser superadas por la necesidad económica de una trabajo por un indocumentado.
Tal vez este caso ofrecerá otra prueba más de que la única solución para el bien y seguridad de todos es, mínimo, la legalización de los trabajadores indocumentados.