Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 3 de enero de 2003
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Espectáculos
Leonardo García Tsao

El poder a la imaginación

Escribir una crítica sobre El señor de los anillos: Las dos torres es algo extraño porque no se trata de una secuela, ni de una segunda parte como se ha estilado en el cine. De hecho, es el segundo capítulo de un relato que no concluirá hasta que se estrene el tercero el próximo diciembre. (En rigor, uno no podría formarse un juicio definitivo hasta tener una visión unitaria de la trilogía completa cuando se edite en DVD -seguramente con harto pietaje adicional-, lo cual se traducirá en unas diez horas de inmersión en el mundo creado por J.R.R. Tolkien.)

El neozelandés Peter Jackson da por hecho que los espectadores comparten su devoción por el mito y por ello no se preocupa por resumir lo ocurrido en La comunidad del anillo (si el espectador no la vio o no leyó el libro, le va a costar entender lo que está pasando). La película se inicia con la revelación de que Gandalf no murió en su combate con el demonio Balrog; sin embargo, el mago tendrá menos presencia en esta parte. El grupo que acompañaba a Frodo (Elijah Wood) en su viaje a Mordor se ha dividido en tres. Por un lado, Aragorn (Viggo Mortensen), el elfo Legolas (Orlando Bloom) y el enano Gimli (John Rhys-Davies) acuden al reino de Theoden (Bernard Hill), que había caído bajo el embrujo del maléfico Saruman (Christopher Lee). Por otro, los hobbits Pippin y Merry se internan en el bosque de Fangorn donde los árboles hablan y caminan. Mientras Frodo, secundado por el leal Sam (Sean Astin), se encuentra con Gollum, un hobbit deteriorado y afligido por una personalidad múltiple después de haber poseído el anillo maligno que el primero intenta destruir.

Libre del lado explicativo que le daba un cariz episódico a La comunidad del anillo, Jackson se concentra en describir las acciones heroicas de sus personajes. El mayor peso recae en Aragorn, quien encabeza la lucha contra el bestial ejército de Saruman con un arrojo casi kamikaze. Pero en cuanto a personajes, el más complejo es Gollum. Modelado de manera digital sobre la actuación de Andy Serkis, ese hobbit caído en desgracia adquiere una emotiva carga de patetismo al escenificar una lucha interna entre sus inclinaciones opuestas. En ese sentido, tanto Aragorn como Gollum le roban el carácter protagónico a Frodo, quien no sale de la duda y, bajo la monótona interpretación de Wood, parece estar siempre a punto de romper en llanto.

Resulta curioso comprobar que la fidelidad a la visión de Tolkien ha resultado en una anticuada disminución de las presencias femeninas, ahora que hasta la chica Bond ha dejado de ser un elemento meramente decorativo. Dado que el heroísmo es aquí una prerrogativa masculina, la participación de las actrices Liv Tyler y Cate Blanchett se ha reducido a unos minutos en pantalla. Asimismo, la doncella Eowyn (Miranda Otto) se limita a hacerle ojitos a Aragorn. (La verdadera historia de amor se da más bien entre Frodo y Sam.)

El gran mérito de Jackson es nunca perder el pulso épico de su relato. Por encima de todo, Las dos torres es un deslumbrante espectáculo cinematográfico que mantiene el interés a lo largo de sus tres horas de duración. El cineasta había mostrado desde sus iniciales comedias de horror gore, su facilidad para establecer un dinámico flujo narrativo. En este caso, le ha servido para conducir la historia a una batalla climática que renueva nuestra capacidad de asombro. La sofisticación de los efectos computarizados le ha ayudado a Jackson a conseguir lo que hace unos años hubiera sido inconcebible e incosteable.

A diferencia de los efectos ejercidos por George Lucas, por ejemplo, esta lucha a muerte entre el Bien y el Mal no se ve como una película de animación. Las imágenes cuentan con una rara densidad y volumen que nos lleva a subscribirnos a la voluntad heroica de esa fantasía. Cuando Aragorn y Gimli (enano pero con unos güevotes, como diría Pepito) se lanzan a enfrentar al avasallador enemigo en un combate cuerpo a cuerpo, Jackson nos muestra la esencia de la aventura, la eterna pelea de buenos contra malos en términos de blanco y negro, logrando esa suspensión del escepticismo que nos ha hecho creer igual en el rey Arturo, Robin Hood o Tarzán. El éxito taquillero de Las dos torres confirma que el público comparte esa necesidad de una mitología alusiva a valores demasiado ausentes en una realidad dominada por lo gris.
 
 

EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: LAS DOS TORRES

(Lord of the Rings: The Two Towers)

P: Peter Jackson/ G: Fran Walsh, Philippa Boyens, Stephen Sinclair, Peter Jackson, basado en la novela de J.R.R. Tolkien/ F. en C: Andrew Lesnie/ M: Howard Shore/ Ed: D. Michael Horton, Jabez Olssen/ I: Elijah Wood, Ian McKellen, Viggo Mortensen, Sean Astin, Liv Tyler, John Rhys-Davies, Christopher Lee/ P: New Line Cinema, The Saul Zaentz Company, WingNut Films. EU - Nueva Zelanda, 2002.

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