PENULTIMATUM
Irresponsabilidad en videojuego
SI TIENE USTED duda de la velocidad con que trabaja la piratería, vaya a Tepito y compre por 20 pesos uno de los videojuegos de moda entre la chaviza: el que ilustra la forma en el que acostumbra Michael Jackson a expresar cariño a sus hijos. Durante la visita que realizó en noviembre pasado a Berlín, el cantante salió a saludar a cientos de fans desde el cuarto piso del hotel donde se hospedaba. Lo hizo de manera poco ortodoxa: balanceando al bebé, cuya cabeza estaba cubierta con una toalla, por fuera del balcón. Lo sostenía con una sola mano. Este irresponsable acto dejó perplejos a sus seguidores y despertó tal indignación que Jackson tuvo que ofrecer disculpas. Dijo que se había dejado llevar por la emoción que lo había embargado al ver a tantos admiradores deseosos de conocer a su nuevo hijo. En Estados Unidos se vende desde hace dos semanas un videojuego llamado Michael Jackson deja caer bebés. Consiste en que el jugador tiene que recoger bebés en una cesta, mientras una versión de dibujos animados del cantante los arroja desde un tejado. Al final los participantes reciben una puntuación y una supuesta evaluación de sus habilidades paternas. En el juego, Jackson también tira arañas desde el tejado, que el jugador tiene que esquivar. Michael anunció que demandará a la firma eUniverse Inc, creadora del videojuego.
MEJOR SE HUBIERA guardado las ganas de visitar su país de origen, al que no iba desde hace 20 años. Mohammad Jordadian, el bailarín más conocido de Irán, fue detenido en mayo pasado en Teherán, acusado de corrupción de menores y estupro por enseñarles danza. Un tribunal lo condenó a 10 años de prisión luego de fallar que los videos de las clases de danza de Jordadian "corrompen a la juventud de Irán". Además le prohibieron regresar al país del que es ahora ciudadano, Estados Unidos. El bailarín, que enseña en una academia de Los Angeles, apeló de la sentencia y logró que le retiraran esa prohibición y le dejaran en suspenso la condena de cárcel.
EN CAMBIO EN Francia circula sin problemas una polémica novela sobre un asesino pederasta. Luego de un debate público sobre la cantidad cada vez mayor de sexo explícito y violencia que algunos autores suelen incluir en libros y películas, el ministro del interior, Nicolás Sarkosy (un estricto hombre de la ley y el orden), informó a la editorial Gallimard que la novela Rose Bombón no aprobaba ni incitaba al sexo con menores, a pesar de que contenía lo que él llamó "perturbadoras escenas de pederastia". Grupos defensores de los valores familiares patrocinados por la Iglesia católica habían exigido a las autoridades que prohibieran el libro por su contenido y porque podría ser leído por menores. Mas hasta el conservador ministro de Cultura, Jean-Jacques Aillagon, peor enemigo de la censura, estuvo de acuerdo con la decisión de Sarkosy. Rose Bombón se debe a un escritor poco conocido, Nicolas Jones-Gorlin, y en ella se describen las aventuras que sostiene un vendedor viajero con colegialas.