El nuevo titular de la SCJN tiene vínculos con el Opus Dei y otros grupos religiosos
Azuela presidirá la Corte; respeto, reclama a Ejecutivo y Legislativo
De manera inesperada se impuso al ministro Juan Silva Meza, quien era considerado favorito
JESUS ARANDA
Al asumir ayer la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), luego de una votación dividida, el ministro Mariano Azuela Güitrón reconoció que el Poder Judicial de la Federación tiene que afrontar "muchos peligros", como que los poderes Legislativo y Ejecutivo adoptan decisiones "que afectan" a la Judicatura y la falta de equilibrio entre los casos que ingresan y los que se resuelven, lo que ha afectado la impartición de justicia.
Azuela Güitrón -quien tiene vínculos con el Opus Dei y con instituciones educativas religiosas como la Universidad Iberoamericana y el Centro Universitario México, instituciones en las que impartió clases durante años- reiteró a sus compañeros un comentario dicho años atrás: "quien ocupa esta representación de ninguna manera puede ser considerado como cabeza o titular de uno de los poderes de la unión".
De manera inesperada, el ministro de 66 años de edad se convirtió en el primer hijo de un ex ministro de la Corte en ocupar la titularidad de ésta (su padre fue Mariano Azuela Rivera). Obtuvo en la primer ronda los seis votos necesarios para asumir la presidencia de la SCJN, pa- ra lo cual tuvo que votar por sí mismo. Contó con el apoyo vde sus compañeros de la segunda sala -sólo Guillermo I. Or- tiz Mayagotia votó en favor de Juan Silva Meza- y del presidente saliente, Genaro Góngora Pimentel.
El ministro Juan Silva Meza obtuvo cuatro sufragios y votó por Humberto Román Palacios. En el máximo tribunal llamó la atención el hecho de que ésta sea la tercera ocasión consecutiva en que un ministro que integra la segunda sala (laboral-administrativa) sea electo presidente desde la creación de la "nueva" Corte. El primero fue José Vicente Aguinaco Alemán y le siguió Góngora Pimentel.
Azuela, quien ocupará el cargo hasta el 31 de diciembre de 2006, insistió en que el presidente del pleno "es igual a cada uno de sus integrantes, pero inferior y sometido a ellos cuando actúan y deciden colegiadamente", lo cual fue interpretado por funcionarios judiciales como un compromiso para evitar un excesivo protagonismo del presidente de la Corte, como ocurrió en el periodo recién terminado.
Tan pronto como se oficializó el resultado, el ministro Juventino V. Castro -quien presidió la sesión solemne- se levantó de su asiento y lo cedió a Azuela, quien visiblemente emocionado hilvanó un discurso de varios minutos en el que destacó que la Corte has actuado con "autonomía e independencia probadas a lo largo de ocho años", y añadió que "seguramente seguirá cumpliendo con una función extraordinaria que la Constitución le señala" y que seguirá velando por la supremacía de la Carta Magna en los asuntos de mayor importancia en el país.
Más adelante señaló algunos rasgos de las presidencias anteriores. Sobre Aguinaco Alemán mencionó las labores de remodelación del edificio sede de la Corte durante nueve meses; respecto a Góngora, destacó su labor en cuestiones administrativas y en el impulso a la construcción de muchos palacios de justicia federal en los estados.
Dijo que no es tiempo de "echar las campanas al vuelo", porque el Poder Judicial está sujeto a condicionamientos y críticas, además de que tiene que afrontar muchos peligros. "De acuerdo con nuestro orden constitucional, los poderes Legislativo y Ejecutivo tienen a su cargo decisiones que afectan al Poder Judicial de la Federación, decisiones que, por cierto, no pueden ser controvertidas".
De manera velada criticó el notable incremento de juzgados y tribunales en los últimos cuatro años, al no existir un equilibrio entre el volumen de ingreso de asuntos con la capacidad de despacho.
Azuela, quien es egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México y se graduó con la tesis Los grandes temas del derecho y del Estado a la luz de la doctrina pontificia contemporánea, señaló la necesidad de que la salvaguarda de los valores de justicia, seguridad jurídica y bien común con que actúan los 11 ministros de la Corte se difundan también en "todos los órganos" del Poder Judicial de la Federación, para que "esas virtudes predominen y el pueblo mexicano cuente con los juzgadores con los que siempre ha soñado".
Mencionó que esta situación genera peligro, porque al convivir con magistrados y jueces de una gran antigüedad y otros de "mu-cha juventud" se impacta negativamente la impartición de justicia.
En cuanto a los magistrados de mayor antigüedad, reconoció que se dan situaciones de "prepotencia por la edad, la docilidad que los lleva a la mediocridad, caer en la rutina porque ya no ven posibilidades de mejoramiento en la carrera judicial, y la falta de estudio profundo que debe ser propio de la función judicial".
Los jóvenes, puntualizó, si bien están abiertos al cambio y son producto de exámenes de aptitud y concursos de oposición, generan peligro por la "petulancia juvenil de quien quiere enseñar a los que tienen madurez, deseo de hacer acto de presencia discutiendo cuestiones completamente intrascendentes, así como sentir que ya tienen la madurez que sólo dan los años".
Ante este panorama, Azuela reconoció que los plenos de la Corte y del Consejo de la Judicatura Federal -los consejeros también estuvieron presentes en la sesión- deben encontrar "fórmulas idóneas" para establecer programas de trabajo a corto, mediano y largo plazos, con tiempos suficientes para corregir errores y deficiencias.
Subrayó también la necesidad de "optimizar al máximo" los recursos disponibles y de implementar un sistema de trabajo que, sin demérito de la celeridad, suponga el estudio minucioso de cada asunto y resolución.
Azuela convocó a sus compañeros a mantener "la unidad en lo esencial y libertad en lo accidental", así como respeto, cortesía, tolerancia e incluso perdón.
De acuerdo con ministros consultados, el discurso del presidente entrante tiene dos lecturas centrales: la necesidad de que la independencia y autonomía alcanzadas por la Corte, que se traduce en sus resoluciones, "baje" hacia el resto de la judicatura federal, "porque es en los juzgados y tribunales donde el ciudadano común tiene contacto con la justicia federal", y el compromiso de Azuela de no asumir actitudes protagónicas por encima de las resoluciones que adopte el pleno.
Otro comentario que prevaleció en el máximo tribunal fue que la SCJN enfrentará un nuevo reto: que después de abrirse a la sociedad durante la presidencia de Góngora, se prevé un periodo en el que la judicatura federal se encerrará más en sí misma y dejará para después la incipiente apertura hacia los medios y los otros poderes de la Unión.
De acuerdo con fuentes consultadas, la decisión en favor de Azuela quedó de manifiesto ayer, cuando los ministros se reunieron a desayunar antes de la sesión solemne. Fue cuando se supo que el "candidato" que apoyaban en su mayoría los miembros de la segunda sala no era Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, sino Azuela Güitrón.
Con cuatro votos quedó Silva Meza, quien todavía en los últimos días de diciembre figuraba, para propios y extraños, como el principal aspirante a suceder a Góngora.