Califica la huelga de "acción desconsiderada
y brutal contra el país"
Condena el ejército venezolano el paro opositor
y respalda a Chávez
La oposición vaticinó "días más
duros" e instó a las fuerzas armadas a desobedecer
GERARDO ARREOLA ENVIADO
Caracas, 16 de diciembre. En una jornada de tensión
que marcó el inicio de la tercera semana de paro parcial en Venezuela,
en demanda de la renuncia del presidente Hugo Chávez y un llamado
a elecciones, el ejército confirmó su lealtad al mandatario,
condenó el movimiento opositor y anunció que la fuerza de
la institución impedirá el colapso del país.
El movimiento antigubernamental dislocó este lunes
sectores de Caracas y su zona conurbada, al incrementar la pugna por derribar
a Chávez con cortes de tránsito y marchas que confluyeron
ante la sede de la Brigada Motorizada de la Policía Metropolitana.
Se produjeron numerosos choques verbales e incidentes de manifestantes
con cuerpos de seguridad leales al gobierno, pero ninguna consecuencia
grave.
Por la tarde, el comandante general del ejército,
Julio García Montoya, leyó un comunicado en el que condenó
el paro opositor, al cual calificó de "acción desconsiderada
y brutal contra el país", que propicia el sabotaje a su "principal
riqueza" (el petróleo), y dijo que esas movilizaciones "sobrepasan
los límites del juego democrático".
Desde el Fuerte Tiuna, sede de su comando, García
Montoya señaló que el ejército, "vigilante de los
recursos, estrategias, sentimientos y valores que pueden garantizarles
a nuestros compatriotas un futuro en armonía, tiene a sus mejores
capacidades dispuestas para impedir que prospere esta apuesta por el colapso
económico y social de la nación".
Pidió
a la población que desoiga los llamados opositores que "pretenden
manipular a los civiles y utilizarlos como escudo humano, para que
los promotores de la irresponsabilidad social y política salgan
ilesos del peligroso malabarismo que están intentando". Estimó
que el movimiento antichavista propicia que los venezolanos sufran "los
rigores de la anarquía y la desolación" y se mostró
en favor de que las fuerzas políticas nacionales sepan "encontrar
la manera adecuada de garantizar la convivencia entre hermanos".
"La prueba trascendental para una sociedad es superar
sus diferencias, sobre la base del encuentro de objetivos comunes", agregó
el alto jefe militar. "Las sociedades se fortalecen en sus reconciliaciones
y no en sus conflictos", sostuvo García Montoya e invitó
a los venezolanos a aprovechar el ambiente navideño para propiciar
una fórmula conciliatoria.
La declaración militar siguió a un nuevo
llamado de la opositora Coordinadora Democrática, en la víspera,
que vaticinó "días más duros en el enfrentamiento"
y pidió a las fuerzas armadas desobedecer "órdenes ilegítimas
e inconstitucionales".
El domingo, en su habitual programa de radio y televisión,
Chávez declaró que había pedido a comandantes y oficiales
de las fuerzas armadas que desconocieran las sentencias judiciales que
contradigan decretos presidenciales, como parte del esfuerzo del gobierno
por reanimar Petróleos de Venezuela (PDVSA), la principal empresa
del país, semiparalizada por la protesta opositora.
La declaración del mandatario fue ásperamente
replicada por la oposición, que la consideró una invasión
de poderes.
La disputa por la calle
El decimoquinto día de paro antichavista empezó
muy temprano, con cortes de tránsito en calles y vías de
alta velocidad, unidos a pequeñas marchas y coros antigobiernistas
en plazas y esquinas. El llamado opositor al Trancazo a Caracas
(por tranque, o bloqueo) se sintió más claramente en el sector
oriental de la zona metropolitana, la principal área de influencia
del movimiento.
Sin embargo, las áreas céntricas y el casco
antiguo de la ciudad, en el lado oeste, parecían tener una vida
normal, sólo alterada por el ausentismo de empleados que no pudieron
llegar a sus labores. En esta zona, el tránsito y el comercio tenían
el aspecto de un día cualquiera. El metro, que cruza la ciudad de
este a oeste, funcionó en sus horarios y corridas habituales, igual
que la mayoría de las líneas de autobuses urbanos.
La protesta opositora empezó a las 6 de la mañana
y pronto se suscitaron airadas disputas verbales entre las brigadas que
bloqueaban las calles y personas que querían circular en sus vehículos.
En la avenida Andrés Bello, en el noroeste, efectivos de la policía
de Caracas usaron gas lacrimógeno para dispersar a decenas de manifestantes
y reabrir el tránsito. Luego, desde edificios cercanos volaron objetos
diversos contra los uniformados, que replicaron con perdigones.
Unidades policiales repitieron la operación por
lo menos en otra área, la avenida Victoria (sureste). El domingo
en la noche la policía también intervino con gases y perdigones,
esta vez en la céntrica plaza La Candelaria, para dispersar enfrentamientos
entre grupos oficialistas y opositores que peleaban con piedras y palos.
En ninguno de esos casos se reportaron lesionados.
Quizás el mayor punto de tensión el lunes
se vivió en la Autopista del Este, donde grupos adversarios se enfrentaron
verbalmente durante más de media hora, sin consecuencias.
A la una de la tarde, hora fijada para concluir el Trancazo,
los opositores levantaron las barricadas y emprendieron la segunda movilización
del día, una caminata hasta la sede de la Brigada Motorizada de
la Policía Metropolitana, eje de uno de los conflictos derivados
de la crisis política.
En pequeños grupos o en columnas compactas, los
opositores caminaron para concentrarse en el cuartel, en la zona norcentral
de la ciudad, reclamando la "devolución" de las instalaciones y
el equipo del cuerpo, bajo control de la Guardia Nacional.
La Policía Metropolitana está bajo el mando
del opositor Alfredo Peña, quien como alcalde mayor es la máxima
autoridad civil de Caracas y sus cuatro municipios conurbados (Baruta,
Chacao, Hatillo y Sucre).
Un decreto presidencial despojó a Peña del
mando del cuerpo y del control de sus instalaciones, armas y equipo, considerando
que el alcalde no garantizaba el orden citadino, y entregó el control
a la Guardia Nacional. Pero la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo
otorgó la semana pasada un amparo al alcalde mayor, que lo restituye
en la dirección de la Policía Metropolitana.
La concentración opositora frente al cuartel de
la unidad motorizada del cuerpo policiaco suscitó un nuevo episodio
de tensión, por la cercanía de grupos oficialistas y efectivos
del ejército. Peña pudo entrar a la unidad para "comprobar
el estado" del cuartel y el equipo, según dijo. Al caer la tarde
la multitud se dispersó sin incidentes graves.
Gaviria habla de salida "electoral"
Por la noche, el secretario general de la Organización
de Estados Americanos (OEA), César Gaviria, se comprometió
personalmente con el término "electoral", como parte del concepto
que resumiría la alternativa de solución a la crisis venezolana.
Gaviria empleó ese término cuando ya se
conocía el matiz que imprimió Estados Unidos este lunes a
su posición sobre Venezuela, al cambiar su declaración del
viernes pasado en favor de "elecciones" por otra en respaldo de "un referéndum"
El flanco diplomático del conflicto ingresó
el fin de semana en un túnel de definiciones, que bloqueaba una
decisión del Consejo Permanente de la OEA, reunido en Washington,
y obligó a Chávez a gestionar telefónicamente el compromiso
de sus colegas del área para impedir una intervención externa
en la solución de la crisis venezolana.
La palabra "electoral" iba y venía en los telefonemas
que se cruzaban en las cancillerías del hemisferio en las últimas
horas, de acuerdo con fuentes diplomáticas, que consideraban que
la inclusión o no de ese término era uno de los obstáculos
para un acuerdo en la OEA.
Esa expresión es lo más parecido a la demanda
opositora de convocar a elecciones inmediatas, que había sido apoyada
por Estados Unidos en su primera declaración. La ausencia del término
"electoral", en consecuencia, es considerada en los medios diplomáticos
como sinónimo de un distanciamiento del movimiento antichavista
y más "negociable" con el gobierno de Caracas, que no tiene problemas
con llamar a la eventual solución "pacífica, democrática
y constitucional".
Chávez sostiene que un llamado a las urnas sólo
puede hacerse de acuerdo con la Constitución, que prevé un
referéndum revocatorio al cumplirse la mitad del actual mandato
presidencial, en agosto de 2003.
Por ello fue notable la declaración de Gaviria,
que desde el mes pasado actúa como "facilitador" de una mesa negociadora
entre la oposición y el gobierno y que deslizó en esa forma
un sutil respaldo a la oposición.
El secretario de la OEA dijo en su cotidiana declaración
a la prensa que, tras un amplio análisis de la crisis, realizado
en la mesa este lunes, la conclusión "a la que uno llega es que
este país no tiene otra salida que un acuerdo entre la oposición
y el gobierno.
"No hay acciones de una sola parte que puedan conducir
a una solución a la crisis que está viviendo Venezuela. Sólo
si el gobierno y la oposición logran acordar una salida electoral,
el país va a salir de esta situación", agregó.
Despejando cualquier duda sobre el origen de esa posición,
Gaviria dijo: "No lo digo porque fue la conclusión a la que ellos
llegaron, sino como la conclusión del secretario de la OEA".