Fue la única luchadora que regresó
campeona de los JCC
Mi medalla de oro no debe despertar envidias, sino
servir de estímulo: Arellano
ROSALIA A. VILLANUEVA
Orgullosa de ser la única mexicana campeona centroamericana
en el deporte de lucha, Magdalena Arrellano Morelos sólo pide que
ojalá nada impida completar el ciclo para el siguiente año
en los Panamericanos y lograr su clasificación a sus primeros Juegos
Olímpicos en Atenas 2004.
Consciente del compromiso adquirido con el metal dorado
que obtuvo en El Salvador, la joven capitalina señala que eso "no
me hace sentir más ni menos'' que el resto de sus compañeros
(hombres y mujeres), quienes alcanzaron segundos y terceros lugares, pues
atribuye que "una medalla no se logra sola sino en equipo'', por lo que
comparte su triunfo con todos.
Sin aires de campeona, la ex gladiadora de la UNAM confiesa
que ese título no significa que sea líder ni nada por el
estilo. "No presumo lo que tengo ni tampoco me gustaría que mi medalla
sea objeto de envidia; más bien prefiero que sea un estímulo
para todos, que sigamos trabajando como lo hemos venido haciendo desde
hace dos años: en equipo''.
En
los Centroamericanos se enfrentó a competidoras de Venezuela, El
Salvador, Colombia y Guatemala, a las que derrotó por superioridad
técnica, cuando hace cuatro años, en Maracaibo, perdió
la final.
"Fue una experiencia positiva y pienso que este resultado
se logró por el apoyo que nos dio la Conade para hacer campamentos
en Polonia y Canadá. Era un fogueo que requeríamos y ahora
todos se han dado cuenta de que la lucha femenil en México existe."
Magdalena finalizó este año en octavo lugar
mundial en la categoría de 51 kilogramos, en Grecia, y fue segunda
en el Panamericano de Venezuela, aunque le hubiera gustado mejorar su clasificación
del orbe, pues en el 2000 fue sexta y eso le permitió ingresar al
selecto grupo de los deportistas de elite que apoya CIMA (Compromiso Integral
de México con sus Atletas), con su compañera Angeles Barraza
(48 kgs).
Hace un año interrumpió la carrera de diseño
para dedicarse por completo al deporte e integrarse al equipo de lucha
femenil con el profesor Abel Hernández.
No todo ha sido miel sobre hojuelas y menos en una disciplina
de combate, donde las mujeres, sino no son bien asesoradas, sufren lesiones
constantes.
"Ese es el riesgo y por eso me gusta mi deporte (lucha
libre), porque te hace ser fuerte y te forma carácter. Sufrí
una lesión, me fracturé el brazo derecho, me pusieron placas
y tornillos, estuve inactiva cinco meses poco antes de ir al Mundial (2001).
"Regresé este año, en enero, con mucho entusiasmo.
Gané el Nacional, fui al Panamericano y quedé seleccionada
a los Juegos Centroamericanos."
-¿Qué fue lo que te motivó a ser
luchadora?
-Pasé por basquetbol, volibol y futbol, pero quería
trascender y entré circunstancialmente a un deporte del que no sabía
de qué se trataba.
"Comencé muy niña, gané campeonatos
infantiles, juveniles y ahora estoy en la selección mayor. Mi primer
entrenador (en la UNAM) fue el profesor Petrov y después me fui
al Centro Deportivo Olímpico Mexicano.
-¿Eres líder en tu deporte como son Ana
Guevara y Soraya Jiménez en atletismo y pesas?
-Creo que líderes somos todos y tengo confianza
en que el equipo femenil de lucha, en las siete categorías, esté
completo en Atenas. No menosprecio a los deportistas varones y menos a
los luchadores, pero las damas estamos dando el ejemplo (en el deporte).
Y para confirmar sus palabras Magdalena ganó ayer
el primero de tres selectivos rumbo a la cita continental, tras derrotar
a las representantes de San Luis Potosí y del Instituto Politécnico
Nacional en el gimnasio anexo del CDOM.