El presidente de Cuba inauguró exposición-homenaje
por el centenario del pintor
Wifredo Lam ''sigue siendo un poeta de vida planetaria''
Ante todo es el primer gran artista del Tercer Mundo
cuya obra produjo un efecto internacional, dijo Alain Jouffroy sobre el
autor de La jungla Sus cuadros en España todavía
están dispersos
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 13 de diciembre. Aunque Wifredo Lam
es un personaje reconocido y reivindicado en la cultura cubana, el centenario
de su nacimiento ha servido esta semana para dirigir los reflectores hacia
tramos de su vida o de su obra, o a la interpretación de una y otra,
que estaban oscuros o de plano eran desconocidos.
En una conferencia internacional que revisó a Lam,
el amigo del pintor cubano, el poeta francés y último de
los surrealistas, Alain Jouffroy, obsequió al auditorio una audaz
conclusión, que en sustancia coloca al autor de La jungla
como un precursor de la globalización cultural:
''Como pintor mestizo y nómada, Wifredo Lam sigue
siendo, en mi opinión, un poeta de vida planetaria, que se adelantó
en el plano cultural, y no sólo en el de las artes visuales, a lo
que llamamos actualmente la mundialización. Pero es ante todo el
primer gran artista del Tercer Mundo que produjo un efecto internacional
con el contenido y las formas de su obra plástica, que continúa
20 años después de su muerte, el 11 de septiembre -qué
casualidad- de 1982."
Carácter nómada
La
vida itinerante de Lam y la mezcla de influencias culturales en su pintura
se convirtieron en una constante del foro que albergó durante dos
días el Museo Nacional de Bellas Artes, con argumentaciones que
trascen-dían el contrapunto entre lo nacional y lo universal.
El homenaje a este creador incluyó una muestra
de su obra en el Centro de Arte Contemporáneo que lleva su nombre,
que fue inaugurada por el presidente Fidel Castro; el lanzamiento de Wifredo
Lam: la cosecha de un brujo, libro antológico del crítico
cubano José Manuel Noceda, considerado por especialistas como obra
clave para el conocimiento del pintor y la culminación, el miércoles
por la noche, de la primera subasta comercial de gráfica cubana,
entre otras actividades.
La exposición-homenaje, 64 obras de entre 1924
y 1955, se llama De lo circunscrito y lo eterno, frase tomada de
Alejo Carpentier, que a la vez parafraseaba a Miguel de Unamuno cuando
invitaba a buscar ''lo local en lo universal y lo circunscrito en lo eterno".
La muestra no antológica, de fondos públicos y privados,
incluye ejemplos de paisajes impresionistas, figuras femeninas, la etapa
modernista y la conocida como el periodo cubano, por haber surgido durante
el tiempo en el que Lam vivió en la isla a su regreso de Europa,
entre 1941 y 1952.
''Si insisto tanto en los viajes y el carácter
nómada permanente de Wifredo Lam no es sólo para hacer una
lista, sino para mostrar hasta qué punto este carácter nómada
está presente en su obra, que no se limita sólo a su carácter
de caribeño o sus raíces africanas o chinas, sino que opera
en una interacción transversal permanente entre todas sus pinturas
con la cultura europea propiamente dicha", dijo Jouffroy.
Con tono vehemente, apasionado, el escritor francés
defendió su propuesta de situar a Lam como un entramado dinámico
de influencias y emanaciones: ''Lo más sorprendente en esta complejidad
de referencias explícitas e implícitas es que todas son dominadas,
o incluso trascendidas, por un arabesco, un signo musical, una construcción
del espacio universal que sólo le pertenece a él y que nunca
lo llevaron al caos, la confusión o la dispersión estilística''.
Comparable con Gauguin
''Lam seguirá siendo Lam y fue siempre Lam", dijo
Jouffroy, sintetizando su opinión de que la obra de su amigo no
es una mezcla, sino una síntesis innovadora de escuelas y estilos,
"así haya podido surgir del surrealismo o no, de diferentes artes
llamadas primeras o no, de las vanguardias occidentales o no".
El cubano, nacido un 9 de diciembre, era ''móvil,
fluctuante, diverso, muchas veces sorprendente, siempre fiel a una misma
identidad, no a la de otros, no a la de pueblos a los que él respetaba
(...) a una identidad negra y blanca, nocturna y diurna, ofensiva y defensiva,
la de un coreógrafo de contrarios.
''¿A quién se le puede comparar?", preguntó
Jouffroy.
''Muchas veces me hice esta pregunta y respondo: a Gauguin,
tal vez; el Gauguin de los últimos años, el de las figuras
de las mujeres y de los tótem, un Gauguin invertido, libre, menos
fijo, y más explosivo, un Gauguin danzante en medio de todas las
culturas del mundo.
''La pregunta que nos hacemos frecuentemente al respecto
es si pertenece o no al surrealismo", siguió el poeta. Recordó
que Lam participó en muestras surrealistas organizadas por André
Breton, quien lo invitaba porque lo asumía como parte de esa corriente
y porque el cubano nunca se manifestó en contra de ella. Pero, según
Jouffroy, la pintura de Lam no es como, por ejemplo, la de Miró
o la de Dalí. ''Pero lo más sorprendente de toda esta historia,
que me parece una leyenda, es que encontramos también cubismo en
la obra de Lam".
Otros expositores enfocaron segmentos del trabajo del
artista de Sagua la Grande, como la negritud, el culto yoruba, la naturaleza,
los colores, el entorno y el tránsito de escuelas, especialmente
en sus primeras dos décadas de producción. María Lluisa
Borrás, crítica de arte española, relató los
resultados de sus indagaciones sobre la estancia del pintor cubano en España,
adonde llegó en 1923 y ''topó con lo peor que se podía
encontrar, un país reaccionario y aristocrático". Según
la investigadora, Lam tuvo en esa época una vida desgraciada, que
incluyó la muerte de su esposa y su hijo, de tuberculosis.
Borrás ilustró la etapa de formación
del pintor cubano con un vistazo a la obra que realizó durante su
estancia en Cataluña, donde avanzó de los trazos figurativos
a los esquemas y al ''ambiente picassiano". Es, dijo la especialista, ''una
mezcla de lo que está intentando asimilar, una suerte de canibalismo
de la gran pintura, que está comiendo pero no digiriendo".
La obra de Wifredo Lam en España aún está
dispersa, ''a merced del mercado y sin nadie que lo represente", deploró
la especialista, y dijo que el Estado puede proteger algo del patrimonio
cultural, pero no todo. En su país, las fundaciones privadas son
las que rescatan fondos pictóricos significativos. Ahí quedó
la estocada.
Dalí, ''tipo un poco raro''
Las cenizas de Lam están en el sector de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias del Cementerio Colón de La Habana, en línea
con su veteranía militante. La Guerra Civil lo sorprendió
en España y se unió a la defensa de la República.
De ahí salió a Francia, donde conoció a Picasso, Miró
y Breton. Más tarde viajó con Malraux.
Contra lo que pudiera suponerse, relató Borrás,
Lam no conoció a Dalí. Cuando el cubano se cruzó un
día con el hombre de los largos bigotes, contó a sus allegados:
''Me pareció un tipo un poco raro".