Se extiende la marea negra del Prestige
El derrame afecta ya a 113 playas de Asturias, Cantabria y el País Vasco
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 8 de diciembre. Tras el desastre socioeconómico y ecológico en Galicia, la marea negra causada por el naufragio del buque petrolero Prestige el pasado 24 de agosto afecta ahora también el mar Cantábrico, con 75 playas en Asturias, 34 en Cantabria y cuatro en el País Vasco.
La situación sigue grave, ya que se detectó que el navío, que se halla a unos 3 mil 500 metros de profundidad, presenta dos nuevos orificios en la proa, que se suman a los otros dos descubiertos en la popa, de los cuales expulsa petróleo de manera permanente. Además persiste la amenaza de que el casco se resquebraje.
La llamada marea solidaria, formada por más de 10 mil voluntarios y ecologistas que combatieron durante este fin de semana la mancha de hidrocarburo en las costas gallegas, ha sido fundamental en las operaciones de limpieza. Esas miles de personas, la mayoría civiles que en los primeros días no contaban con los medios básicos de seguridad e higiene para una tarea de estas características, han extraído más de 15 mil toneladas en los últimos días. Ante las reiteradas manifestaciones de indignación por la ausencia de acciones oficiales ante la crisis, el gobierno español anunció la movilización de más miembros de ejército para sustituir a los voluntarios, ya que muchos de ellos regresaron este domingo a sus respectivas ciudades.
Sin embargo, los efectos devastadores del derrame del Prestige, que se hundió el pasado 24 de agosto en las inmediaciones de las costas gallegas con 77 mil toneladas de hidrocarburo, lejos de disiparse se acrecientan: a la costa atlántica gallega, incluidas la Costa da Morte, las Rías Baixas, la Ría de Vigo y los islotes de Ons, Sálvora y Cíes -donde se encuentra el parque natural de las Islas Atlánticas-, se suman ahora en la catástrofe playas del mar Cantábrico, de manera destacada en Asturias, donde en un solo día se extrajeron 225 toneladas del tóxico.
Sin embargo, según expertos, lo peor está todavía por llegar, al detectarse en las inmediaciones de Gijón y el pueblo pesquero de Llanes dos grandes manchas de petróleo de más de 200 metros cuadrados de diámetro.
El ministro de Medio Ambiente español, Jaume Matas, confirmó que la marea negra se encuentra dispersa en decenas de manchas en la costa cantábrica, donde también miles de voluntarios iniciaron las labores de limpieza en tierra y en altamar. En Asturias más de mil 500 personas intentan hacer frente al vertido; en Cantabria más de 800 y en el País Vasco más de 2 mil se han organizado para hacer frente al desastre ecológico -sólo en el País Vasco, con cuatro playas afectadas, se recogieron 20 toneladas de combustible.
Participaron también trabajadores de las distintas instituciones implicadas, así como helicópteros, dos barcos de inspección pesquera, una patrullera y un remolcador. Pero sobre la región más afectada, Galicia, pesa aún la amenaza latente de las 50 mil toneladas de combustible en el fondo del mar, cuando la última inmersión del batiscafo francés Nautile localizó dos nuevos orificios en el buque.
El vicepresidente primero de gobierno, Mariano Rajoy, nombrado por Aznar "coordinador" de la crisis, confirmó la existencia de las "dos grietas" y de más de 25 manchas que acechan de nuevo las costas gallegas, lo que significaría la tercera marea negra desde que se hundió el buque.
Rajoy informó además que en estos momentos se encuentran más de 2 mil 500 militares realizando tareas de limpieza y anunció la movilización de otras 500 personas que se trasladarán a Asturias, Cantabria y el País Vasco.
El presidente de la Xunta de Galicia, el conservador Manuel Fraga, cuya actuación en la crisis ha sido calificada de "patética" por las cofradías y agrupaciones de pescadores, reconoció por primera vez que "alejar el petrolero del punto en que zozobró -a 131 millas de las costas gallegas- fue más malo de lo que estaba previsto", al tiempo que acusó al capitán de la embarcación de "obstrucción" de las labores de rescate.
Mientras tanto, la organización gallega surgida a raíz de la catástrofe, Nunca Máis, y Greenpeace, se unieron en sendas manifestaciones de denuncia a la "ineptitud" del gobierno. El buque insignia de la prestigiosa organización ecologista internacional, el Rainbow Warrior, atracó en el puerto de A Coruña flanqueado por unas 200 embarcaciones que exigieron a la administración de Aznar que se extraigan las 50 mil toneladas de fuel que todavía permanecen almacenadas en el buque. A juicio del responsable de Greenpeace en España, hay "experiencias anteriores" que demuestran que puede extraerse el fuel de los tanques del petrolero hundido, pese a los 3 mil 500 metros de profundidad en que se hallan, pero hasta ahora el gobierno "siempre ha ido detrás de los hechos y la realidad ha terminado desmintiendo lo que dice".
A su vez, el escritor gallego Manuel Rivas, uno de los fundadores de Nunca Máis, señaló que con la movilización desplegada ante la catástrofe se ha lanzado un "mensaje contra el derrotismo y la fatalidad que el tópico atribuye al pueblo gallego, que ahora debe ser el epicentro de la respuesta y la movilización de toda la humanidad contra la amenaza constante que se cierne sobre el medio ambiente".
Rodeado de cientos de vecinos de los pueblos afectados que gritaban consignas contra Aznar, sentenció: "Somos pequeños ante el mar y sus desgracias, pero tenemos memoria oceánica para que esto no ocurra nunca más".
En tanto, autoridades marítimas de Francia informaron que las manchas de combustible procedentes del Prestige están a sólo 20 kilómetros de las costas del País Vasco francés, mientras que desde Ciudad del Vaticano el papa Juan Pablo II dirigió un mensaje de apoyo al pueblo de Galicia "que vive momentos de incertidumbre con la grave catástrofe que afecta sus costas, poniendo en peligro el trabajo efectuado con abnegación por los hombres que viven del mar".