VENTANAS
Eduardo Galeano
Adioses
COMO SI FUERA cumpleaños, pero no era. Serpentinas
de colores alegraban los sombreros y luces de colores celebraban la noche,
mientras brotaban manjares de maíz de las ollas humeantes, se derramaba
a chorros el diablo embotellado y los pies levantaban polvareda al son
de las guitarras y las quenas.
Cuando el sol asomó entre las montañas,
unos cuantos invitados roncaban en los rincones.
Los despiertos despidieron al que se iba. El se iba con
lo puesto, y con un pasaporte de la República del Ecuador. Le regalaron
una manta, para engalanar el viaje. Se fue a lomo de mula. Después,
iba a seguir en lancha, autobús y avión. No era el primero.
Otros se habían ido, antes. En el pueblo sólo quedaban los
niños y los viejos. Desde lejos, los idos mandaban noticias y dineritos.
Ninguno volvió.
Los invitados se quedaron a comentar la fiesta:
-Pasamos liiiiiiindo. ¡Lo que hemos llorado!