Ponentes invitados por la revista descalificaban el régimen político de la isla

Jóvenes pro Cuba interrumpen acto de Letras Libres

BLANCHE PETRICH ENVIADA

Guadalajara, Jal., 1o. de diciembre. La presentación de la revista Letras Libres en la Feria Internacional del Libro fue interrumpida anoche por grupos de jóvenes -y no tan jóvenes- de organizaciones de solidaridad, que mayoritearon la mesa de debates y silenciaron, al grito de ''šCuba sí, yanquis no!'', a los cinco ponentes.

La publicación dedica su número 47 a Cuba, "la dictadura", como lo califica en su editorial. Acudieron a la presentación Roger Bartra, ex miembro del Partido Comunista; Rafael Rojas, de El Colegio de México; José Manuel Prieto, autor de Enciclopedia de una vida en Rusia, y el escritor Christopher Domínguez.

Este fue el último en hablar. Se quejó de que los organizadores de la FIL "no permitieran una participación paritaria" de escritores de la oposición cubana, a pesar de que se financia en parte con dinero del gobierno mexicano. Y añadió que esta ''falta de libertad de expresión" es lamentada por los mexicanos que tanto lucharon por la democracia.

Atronadoras consignas lo callaron, varias voces le gritaron štraidor! y, en una acción concertada, una veintena de asistentes se abalanzó al frente y tomó el micrófono. El presentador, Julio Trujillo, jefe de redacción de Letras Libres, ya no recuperó el control de la mesa.

Muchachos que llegaron temprano y ocuparon la mayoría de los lugares y que durante las ponencias habían dormitado o se divertían tosiendo en coro se turnaron en el uso de la palabra. La revista fue llamada letras muertas y calificaron a los conferenciantes de "asalariados bien alimentados con las talegas de oro de Estados Unidos". Jesús Escamilla, del Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba, intentó calmar los ánimos, pero remató su intervención en el mismo tono que los más exaltados. Pronto se cayó en la descalificación personal, como si los del podio estuvieran en un banquillo de acusados. Un periodista de Prensa Latina acusó a Rojas "de ser financiado por la CIA para venir a la FIL como un Michael Jackson". El ensayista Enrique Urbieta, miembro de la delegación cubana, señaló con el dedo a Bartra: ''Usted me decepciona como persona''.

Luego empezaron a hablar los de la juventud comunista cubana. Hugo Grinzberg, argentino, recordó que sus padres fueron asesinados por la dictadura apoyada "por los mismos que ahora los financian a ustedes".

Otra muchacha, Andrea Polanco, bajó la voz. Y con sus palabras hasta las sonrisas incómodas de los ponentes desaparecieron y bajaron la mirada. Ella, hija de perseguidos de Pinochet y criada en Cuba, regresó a Chile de adolescente para descubrir lo que es un país "sin derecho al estudio gratuito, sin derecho a la solidaridad".

Bartra y Domínguez intentaron salir, pero no se les permitió el paso.

Un mexicano pudo tomar el micrófono y pidió respeto para el derecho de todos a expresarse. "šAndas perdido!", le gritaron. Otra vez los abucheos lo callaron.

Antes, Bartra había dicho que el bloqueo estadunidense "legitimiza al régimen" de Castro del mismo modo que el gobierno de Saddam Hussein "legitimiza a Bush".

Ninguno de estos cuatro tuvieron la oportunidad de profundizar sus ideas o sus ponencias. Ya antes de la sesión se rumoraba que ahí ocurriría una "emboscada". Y ocurrió. Todos salieron perdiendo.