El director alemán Veit Helmer presenta Tuvalu en la Muestra Internacional
''Las películas que vemos son frías; prefiero creer en la inspiración''
El cine es generado por productores que ya saben la fórmula para ganar dinero, expresa
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
En el cine lo que importa ''es el alma detrás de las películas" y no su nacionalidad, ni si los directores abusan de los efectos especiales o cómo se hizo un filme, expresa el director alemán Veit Helmer, cuya cinta Tuvalu se exhibe dentro de la versión 40 de la Muestra Internacional de Cine de la Cineteca, que ya inició su circuito en salas comerciales.
Helmer (Alemania, 1968) subraya: "muchas de las películas que vemos son frías, generadas por productores que ya saben la fórmula para ganar dinero. Prefiero el concepto de los directores que creen que el origen de las películas es la inspiración, los artistas, aquellos que realmente tienen algo que decir o qué mostrar".
Con lenguaje universal
En este primer largometraje, Veit Helmer realiza un homenaje al cine y le devuelve la fuerza a la imagen en lugar de privilegiar los diálogos, y su lenguaje fílmico ha sido comparado con el de directores como Emir Kosturica, Buster Keaton, Charles Chaplin o Andrei Tarkovski. No se trata de una película silente, como han tratado de encasillarla, porque la cinta recurre a la música y a unas cuantas palabras que podrían considerarse universales, capaces de entenderse en cualquier país. Son conceptos básicos como stop, technology system profit o los nombres de los personajes interpretados por Dennis Lavant (el antigalán de Juliette Binoche en Los amantes del Puente Nuevo) y Chulpan Hamatova.
Como espectador Helmer se declara admirador de los "filmes complejos en el sentido de que me gusta ver cosas nuevas, no cosas que ya sé, aunque eso no significa que me desagraden los documentales. Me gusta ver cosas que no he visto, que me muestren emociones o lugares que me son completamente desconocidos". Lo mismo vale para su trabajo como director, que inició a la edad de 14 años. Desde entonces ha realizado numerosos cortometrajes que le han dado premios en todo el mundo.
Con todo y los reconocimientos internacionales fue difícil lograr financiamiento para Tuvalu, ya que no confiaban en un proyecto cinematográfico en el que no había diálogos; sin embargo, subraya, "los realizadores siempre se quejan de la crisis o de las dificultades, pero yo prefiero hacer algo difícil y no cosas simples. Lo simple no es un reto. No me gustan las cosas fáciles. Tengo recuerdos desastrosos de proyectos que envié para conseguir financiamiento, porque no me decían 'no es interesante' sino 'es imposible'. Eso es algo que me motiva, y que yo termine haciendo este tipo de películas demuestra que es posible".
En Tuvalu el director, productor y guionista, crea un microcosmos alrededor de una alberca pública. La filmación fue en Sofía, Bulgaria, con actores de diferentes nacionalidades, a quienes encontró después de realizar cientos de audiciones. La película, con un costo de 1 millón de dólares, se rodó en territorio búlgaro, ya que filmarlo en Alemania habría elevado el presupuesto tres veces más.
Cinta multipremiada
Tuvalu ya ha sido premiada en diversos festivales en Suiza, Alemania, Estados Unidos, Bélgica, Ucrania y Corea del Sur.
El título, aunque parezca un nombre inventado, es el de un archipiélago en el Pacífico sur en el que viven menos de 10 mil personas, lo que lo convierte en el cuarto país más pequeño del mundo. Supo de ese conjunto de islas cuando estaba en la sala de espera de su dentista quien, como único material de lectura, tenía la sección amarilla de Hamburgo. Ahí, en el capítulo dedicado a las embajadas y justo antes de Uruguay y Venezuela, se encontró con Tuvalu "anoté el número y llamé poco después porque pensé que era una broma, pero me contestó el cónsul honorario, quien me explicó lo que era su país.
"Cuando estaba buscando el nombre para la película, algo que reflejara un sueño, un lugar donde todas las personas quisieran ir, me acordé de Tuvalu y sonó lo suficientemente misterioso para convertirse en título. Hace unos meses el embajador me llamó y me dio las gracias por dar a conocer su nación. Pero tienen un gran problema: las tierras se están hundiendo y tal vez tengan que evacuarlas en los próximos años. Esa es la parte triste de la historia".
El director expresa que una de las partes más divertidas de hacer esta película es que es imposible clasificar Tuvalu dentro de un género cinematográfico: "Dénme todos los géneros que tenemos: drama, tragedia, comedia, ciencia ficción, cine fantástico, de acción, erótico o romántico. Si se deja fuera uno sólo de ellos ya se está perdiendo una parte de la película".
La cinta, filmada en 1999, se proyecta en las salas comerciales y universitarias que forman el circuito de la muestra.