Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 23 de noviembre de 2002
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Espectáculos
Para el productor de Los miserables, el éxito de la obra radica en su impresionante realismo

El teatro inteligente debe venir de una fuente independiente, dice Mackintosh

En el teatro, sólo los musicales basados en obras clásicas han perdurado, asegura ''El haber trabajado muchos años tras bambalinas me ha dado el instinto para saber qué obras pueden funcionar''

MARIANA NORANDI ESPECIAL

Veintidós años después de su primera función en el Palacio de los Deportes de París y tras haber recorrido más de 200 ciudades alrededor del mundo, la comedia musical Los miserables, basada en la novela original de Víctor Hugo, se estrenó la semana pasada en la ciudad de México. Dirigida por Ken Caswell, escrita por Boublil y Schönberg e interpretada, en su mayoría, por actores mexicanos, esta obra inició temporada en medio de elevadas expectativas, las cuales se orientan hacia la consolidación de este género teatral en nuestro país.

Pero si existe una garantía de éxito detrás de este montaje, ésa tiene un nombre: Cameron Mackintosh, considerado el productor teatral más importante del mundo. Con obras como Cats, El fantasma de la ópera o Chicago, este inglés ha sido una pieza determinante en el resurgimiento de la comedia musical de los años recientes, la cual, había caído casi en desuso.

La historia teatral de Cameron Mackintosh se remonta a su infancia, cuando, a la edad de ocho años, fue a ver la comedia musical de Julian Slade titulada Salad days. A partir de ese momento, el futuro productor decidió dedicarle su vida al teatro. Durante su infancia leía todas las revistas sobre teatro que caían en sus manos y promovía obras locales. Fue secretario del actor británico Nigel Patrick, y comenzó a trabajar tras bambalinas en diversos teatros londinenses. Cuando se estrenó Camelot, en 1960, era parte del personal de limpieza del Royal Theatre y, años más tarde, fue asistente del stage manager en la gira de Oliver!, de Lionel Bart. La perseverancia de Mackintosh y su entrega al teatro, hicieron que, poco a poco, sus pasos salieran de bastidores para recorrer el mundo, convirtiéndose en el gran productor que es hoy.

''Lo pasado de moda sigue gustando''

Dos horas antes del estreno de Los miserables, Mackintosh nos cita en la habitación de su hotel. Amable, pero visiblemente nervioso ante el estreno, nos indica que contamos con menos tiempo del acordado, debido a que quiere arreglarse y cenar antes de acudir al teatro. Mientras llega su cena, platicamos de Los miserables y de la comedia musical.

-¿A qué cree que se deba el resurgimiento de la comedia musical?

-En Londres y Broadway los musicales resurgieron hace 20 años con Cats, El fantasma de la ópera, Miss Saigón y Los miserables, mientras que en el resto del mundo este género se exhibía de manera ocasional. Cuando vine por primera vez a México, hace 13 años, conocí al productor Morris Gilbert. Queríamos poner Los miserables, pero la escena mexicana aún no reunía las condiciones para este espectáculo. Mis primeros musicales en México fueron Cats y El fantasma de la ópera, hace menos de 10 años, y desde ahí, el número de actores de musicales ha ido creciendo constantemente y con la calidad de Broadway. Estos espectáculos han favorecido el resurgimiento del musical en varias partes del mundo.

-¿Qué diferencias existen entre los actuales musicales y los clásicos de los años 40 y 50?

-Depende del autor, pero creo que Boublil y Schönberg, que escribieron Los miserables y Miss Saigón, abordan historias de gente común y corriente que se encuentra atrapada en situaciones extraordinarias. Ellos no escriben de gente rica, y si funcionan es porque son historias creíbles, no como los clásicos estadunidenses.

-¿Por qué se escriben tan pocos guiones originales para comedias musicales y se sigue recurriendo a los clásicos?

-Si analizamos la historia de los musicales, vemos que sólo sobreviven los basados en novelas fuertes e importantes, y que son los que constantemente se repiten. Cuando se han hecho guiones originales, como Hair, tuvieron una vida corta.

-¿No cree que este género debería actualizarse musicalmente?

-No hay nada mejor en el mundo que algo que está pasado de moda y sigue gustando. A lo mejor en un futuro se podrían incorporar ritmos más actuales, pero de momento no, porque así es el estilo del musical. Obras como Hair o Jesucristo Superestrella, incorporaron pop y rock, pero no duraron mucho tiempo. Los musicales son producciones muy caras, entonces los clásicos permiten crear algo bueno y perdurable.

''Sólo produzco obras que me gustan''

-¿Qué debe tener una obra para que sea producida por Cameron Mackintosh?

-Produzco obras que me gustan. Para ello, cuando me proponen algo, me arremango la camisa y me introduzco en todos los departamentos del proceso de producción (orquesta, luces, tramoya, actuación, canto, compositor, autor, etcétera). Llevo dentro del proceso teatral 30 años, ya que empecé trabajando tras bambalinas, y cuando me ofrecen una obra tengo que ver con todas las partes de la producción. Es algo que muchos productores actuales no hacen, y eso a mí me ha ayudado a desarrollar un instinto para saber qué obras pueden funcionar.

-¿Cómo se conjuga todo el despliegue escenográfico y económico de Los miserables con el espíritu rebelde de la novela de Víctor Hugo y la situación de miseria que relata?

-El show tiene un nivel de realismo impresionante y una de las escenografías más inteligentes y brillantes de todos los tiempos, puesto que promueve la imaginación del espectador. No hay tantos actores como parece ni tanto despliegue escenográfico, es más bien el efecto que transmite el montaje. Además, todos mis musicales se mantienen fieles a la creación original y las escenas están inspiradas en la realidad.

-Esta obra se ha expuesto en Argentina, Brasil y ahora en México. ¿Cree usted que en países latinoamericanos, donde existe un índice de pobreza mayor, tiene una lectura diferente que en Broadway o Londres?

-En cada país a donde va, y especialmente en Latinoamérica, la obra tiene una traducción diferente. Cada traducción tiene elementos de la cultura y el carácter del país donde la presentamos. Fue muy inteligente por parte de los productores mexicanos Morris Gilbert y Federico González, decirme que, a pesar de que teníamos las traducciones de España y Argentina, hiciéramos una traducción especial para México en la que se captara la esencia y el olor de este país.

-De todos los países a los que ha viajado, ¿en cuáles ha visto teatro más creativo?

-Yo vivo en el mundo de los musicales y por eso no puedo ver más allá de este género. Pero creo que es importante diferenciar lo que es un éxito económico de uno creativo. Intento que mis musicales sean ambas cosas. A veces la gente piensa que las obras más exitosas son las de Londres o Broadway, pero creo que cualquier país puede generar creatividad.

-¿Cree que las revoluciones teatrales proceden únicamente del teatro independiente?

-Siempre he pensado que el teatro inteligente tiene que venir de una fuente independiente. La gente se siente atraída por lo nuevo, por eso se dice que el teatro está muriendo, pero, finalmente, siempre vemos a alguien, desde muy abajo y con imaginación que lo revive. El teatro es uno de los últimos lugares en la tierra donde la gente puede tener una interacción con algo que está vivo, por eso, hay espectadores que ven una obra dos veces, porque nunca es igual.

-Con una carrera tan exitosa, ¿qué más le puede pedir usted el teatro?

-Un regalo de Dios sería hallar una obra original, trabajar en ella y luego verla en el teatro ante una audiencia que sienta lo mismo que siento yo.

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