Para el productor de Los miserables,
el éxito de la obra radica en su impresionante realismo
El teatro inteligente debe venir de una fuente independiente,
dice Mackintosh
En el teatro, sólo los musicales basados en obras
clásicas han perdurado, asegura ''El haber trabajado muchos años
tras bambalinas me ha dado el instinto para saber qué obras pueden
funcionar''
MARIANA NORANDI ESPECIAL
Veintidós años después de su primera
función en el Palacio de los Deportes de París y tras haber
recorrido más de 200 ciudades alrededor del mundo, la comedia musical
Los miserables, basada en la novela original de Víctor Hugo,
se estrenó la semana pasada en la ciudad de México. Dirigida
por Ken Caswell, escrita por Boublil y Schönberg e interpretada, en
su mayoría, por actores mexicanos, esta obra inició temporada
en medio de elevadas expectativas, las cuales se orientan hacia la consolidación
de este género teatral en nuestro país.
Pero si existe una garantía de éxito detrás
de este montaje, ésa tiene un nombre: Cameron Mackintosh, considerado
el productor teatral más importante del mundo. Con obras como Cats,
El fantasma de la ópera o Chicago, este inglés
ha sido una pieza determinante en el resurgimiento de la comedia musical
de los años recientes, la cual, había caído casi en
desuso.
La historia teatral de Cameron Mackintosh se remonta a
su infancia, cuando, a la edad de ocho años, fue a ver la comedia
musical de Julian Slade titulada Salad days. A partir de ese momento,
el futuro productor decidió dedicarle su vida al teatro. Durante
su infancia leía todas las revistas sobre teatro que caían
en sus manos y promovía obras locales. Fue secretario del actor
británico Nigel Patrick, y comenzó a trabajar tras bambalinas
en diversos teatros londinenses. Cuando se estrenó Camelot,
en 1960, era parte del personal de limpieza del Royal Theatre y, años
más tarde, fue asistente del stage manager en la gira de
Oliver!, de Lionel Bart. La perseverancia de Mackintosh y su entrega
al teatro, hicieron que, poco a poco, sus pasos salieran de bastidores
para recorrer el mundo, convirtiéndose en el gran productor que
es hoy.
''Lo pasado de moda sigue gustando''
Dos
horas antes del estreno de Los miserables, Mackintosh nos cita en
la habitación de su hotel. Amable, pero visiblemente nervioso ante
el estreno, nos indica que contamos con menos tiempo del acordado, debido
a que quiere arreglarse y cenar antes de acudir al teatro. Mientras llega
su cena, platicamos de Los miserables y de la comedia musical.
-¿A qué cree que se deba el resurgimiento
de la comedia musical?
-En Londres y Broadway los musicales resurgieron hace
20 años con Cats, El fantasma de la ópera, Miss Saigón
y Los miserables, mientras que en el resto del mundo este género
se exhibía de manera ocasional. Cuando vine por primera vez a México,
hace 13 años, conocí al productor Morris Gilbert. Queríamos
poner Los miserables, pero la escena mexicana aún no reunía
las condiciones para este espectáculo. Mis primeros musicales en
México fueron Cats y El fantasma de la ópera,
hace menos de 10 años, y desde ahí, el número de actores
de musicales ha ido creciendo constantemente y con la calidad de Broadway.
Estos espectáculos han favorecido el resurgimiento del musical en
varias partes del mundo.
-¿Qué diferencias existen entre los actuales
musicales y los clásicos de los años 40 y 50?
-Depende del autor, pero creo que Boublil y Schönberg,
que escribieron Los miserables y Miss Saigón, abordan
historias de gente común y corriente que se encuentra atrapada en
situaciones extraordinarias. Ellos no escriben de gente rica, y si funcionan
es porque son historias creíbles, no como los clásicos estadunidenses.
-¿Por qué se escriben tan pocos guiones
originales para comedias musicales y se sigue recurriendo a los clásicos?
-Si analizamos la historia de los musicales, vemos que
sólo sobreviven los basados en novelas fuertes e importantes, y
que son los que constantemente se repiten. Cuando se han hecho guiones
originales, como Hair, tuvieron una vida corta.
-¿No cree que este género debería
actualizarse musicalmente?
-No hay nada mejor en el mundo que algo que está
pasado de moda y sigue gustando. A lo mejor en un futuro se podrían
incorporar ritmos más actuales, pero de momento no, porque así
es el estilo del musical. Obras como Hair o Jesucristo Superestrella,
incorporaron pop y rock, pero no duraron mucho tiempo. Los musicales son
producciones muy caras, entonces los clásicos permiten crear algo
bueno y perdurable.
''Sólo produzco obras que me gustan''
-¿Qué debe tener una obra para que sea producida
por Cameron Mackintosh?
-Produzco obras que me gustan. Para ello, cuando me proponen
algo, me arremango la camisa y me introduzco en todos los departamentos
del proceso de producción (orquesta, luces, tramoya, actuación,
canto, compositor, autor, etcétera). Llevo dentro del proceso teatral
30 años, ya que empecé trabajando tras bambalinas, y cuando
me ofrecen una obra tengo que ver con todas las partes de la producción.
Es algo que muchos productores actuales no hacen, y eso a mí me
ha ayudado a desarrollar un instinto para saber qué obras pueden
funcionar.
-¿Cómo se conjuga todo el despliegue escenográfico
y económico de Los miserables con el espíritu rebelde
de la novela de Víctor Hugo y la situación de miseria que
relata?
-El show tiene un nivel de realismo impresionante
y una de las escenografías más inteligentes y brillantes
de todos los tiempos, puesto que promueve la imaginación del espectador.
No hay tantos actores como parece ni tanto despliegue escenográfico,
es más bien el efecto que transmite el montaje. Además, todos
mis musicales se mantienen fieles a la creación original y las escenas
están inspiradas en la realidad.
-Esta obra se ha expuesto en Argentina, Brasil y ahora
en México. ¿Cree usted que en países latinoamericanos,
donde existe un índice de pobreza mayor, tiene una lectura diferente
que en Broadway o Londres?
-En cada país a donde va, y especialmente en Latinoamérica,
la obra tiene una traducción diferente. Cada traducción tiene
elementos de la cultura y el carácter del país donde la presentamos.
Fue muy inteligente por parte de los productores mexicanos Morris Gilbert
y Federico González, decirme que, a pesar de que teníamos
las traducciones de España y Argentina, hiciéramos una traducción
especial para México en la que se captara la esencia y el olor de
este país.
-De todos los países a los que ha viajado, ¿en
cuáles ha visto teatro más creativo?
-Yo vivo en el mundo de los musicales y por eso no puedo
ver más allá de este género. Pero creo que es importante
diferenciar lo que es un éxito económico de uno creativo.
Intento que mis musicales sean ambas cosas. A veces la gente piensa que
las obras más exitosas son las de Londres o Broadway, pero creo
que cualquier país puede generar creatividad.
-¿Cree que las revoluciones teatrales proceden
únicamente del teatro independiente?
-Siempre he pensado que el teatro inteligente tiene que
venir de una fuente independiente. La gente se siente atraída por
lo nuevo, por eso se dice que el teatro está muriendo, pero, finalmente,
siempre vemos a alguien, desde muy abajo y con imaginación que lo
revive. El teatro es uno de los últimos lugares en la tierra donde
la gente puede tener una interacción con algo que está vivo,
por eso, hay espectadores que ven una obra dos veces, porque nunca es igual.
-Con una carrera tan exitosa, ¿qué más
le puede pedir usted el teatro?
-Un regalo de Dios sería hallar una obra original,
trabajar en ella y luego verla en el teatro ante una audiencia que sienta
lo mismo que siento yo.