Una escuela de la comunidad fomenta la afición
musical
Preservan en Zoogocho la tradición de las bandas
Los egresados del Centro de Integración Social
celebrarán los 50 años de su plantel con un festival
ANGEL VARGAS
En las casi 50 comunidades de la Sierra de Juárez,
Oaxaca, las costumbres y las tradiciones serían inconcebibles sin
''el alma de la música". Esa manifestación está ligada
a cualquier tipo de acontecimiento social o festivo. Hace acto de presencia
lo mismo en nacimientos, bodas y funerales que en las fiestas del santo
patrono. Por eso en la zona "todo mundo dice que pueblo sin banda es pueblo
muerto".
Sin
embargo, en lustros recientes muchas agrupaciones musicales han desaparecido
debido a que sus integrantes debieron emigrar hacia las ciudades o Estados
Unidos, con lo cual esa expresión cultural, las bandas, se encuentra
en franco peligro de extinción.
En el Centro de Integración Social (CIS) número
ocho General Lázaro Cárdenas, ubicado en San Bartolomé
Zoogocho, tal problemática ha sido tomada ''por los cuernos", y
desde 1984 se imparte allí un taller de música con el propósito
de que los alumnos en un futuro integren sus propias agrupaciones musicales,
o bien, se dediquen a la enseñanza de esa disciplina en sus respectivas
comunidades.
Desde hace 13 años el plantel cuenta con su propia
banda filarmónica, y en la actualidad son ya más de una decena
los ex alumnos que tienen su respectivo grupo.
Gran parte de esos jóvenes músicos estarán
presentes, con sus bandas, en la clausura de los festejos por el cincuentenario
del CIS Lázaro Cárdenas, que tendrá lugar el domingo
en las instalaciones de esa institución y en la que, además
de un encuentro musical, se exhibirán los trabajos realizados en
los demás talleres que allí se imparten.
El CIS número ocho es una escuela tipo internado
que se estableció en 1952. Las actuales instalaciones fueron inauguradas
en mayo de 1967 por Lázaro Cárdenas y benefician a cerca
de 50 comunidades indígenas pertenecientes a los chinantecos, los
mixes y los zapotecos.
Según su directora, Hortensia Domínguez
García, el objetivo principal del centro es proporcionar educación
básica a niños y jóvenes (actualmente son más
de 200 alumnos), pero al mismo tiempo se les capacita en diferentes oficios
por medio de talleres: carpintería, corte y confección, panadería,
talabartería, herrería, cocina, agricultura, música
y reparación de instrumentos musicales.
El taller de música ha sido particularmente importante
por dos razones, apunta la docente. Por una parte, gracias a él
se está impidiendo que desaparezcan las bandas de los pueblos y
con ello las tradiciones y, por otra, es una forma de evitar que los niños
y los jóvenes caigan en el alcoholismo y la drogadicción,
vicios que comienzan a ser cada vez más visibles en la zona.