El recurso, permitido dentro de las normas que
acordaron los 5 contendientes
El acarreo podría definir mañana
al candidato priísta en Nuevo León
Lamenta uno de los nominados que ellos, y no el partido,
deban asumir gastos de los traslados
ROSA E. VARGAS Y DAVID CARRIZALES ENVIADA Y CORRESPONSAL
Monterrey, 15 de noviembre. Frente a la posibilidad
real, alimentada por encuestas, de que el Partido Revolucionario Institucional
(PRI) puede recuperar en 2003 el gobierno de Nuevo León, cinco políticos
de ese partido se lanzaron en pos de la nominación y este domingo
tendrán la batalla final, en una elección abierta a todo
el que quiera participar y en cuya definición habrá un factor
central: la capacidad de acarreo.
Y es sobre ese cálculo, el del traslado de votantes,
que se mueven todas las posibilidades y se trabaja para tejer alianzas
y armar compromisos en los cuarteles de Natividad González Parás,
candidato derrotado hace seis años por el PAN y hoy senador junto
con otro de los aspirantes, Ricardo Canavati; en los de Abel Guerra y Eloy
Cantú, diputados federales, y en el de Romeo Flores Caballero, ex
cónsul en Los Angeles.
El acarreo está permitido dentro de las
normas que los priístas se dieron para esta contienda interna. Acaso
lo que lamenta uno de los precandidatos es que no haya sido el propio partido
el obligado a proporcionar los elementos para ese transporte y que tengan
que ser ellos quienes deban asumirlo con cargo a sus presupuestos.
Alcalde de Escobedo en dos ocasiones, y desde sus inicios
en el ramo de la construcción y el transporte muy ligado a la CTM,
Abel Guerra no tiene esa preocupación. Asegura tener consigo el
voto duro del PRI, pero calcula que ganará el domingo si
son menos de 200 mil los ciudadanos que participan, porque si se supera
esta cifra, "ya sea porque haya buen clima o la sociedad civil se decida
a votar'', dice sarcástico, el triunfo será de Natividad.
Y lo dice así, con un cálcu- lo muy definido,
porque en esta lid no se trata de instalar camiones en una plaza a ver
quién quiere ser llevado a una casilla. No, es el voto corporativo
el que decidirá en Nuevo León la candidatura.
Lo saben todos aquí: González Parás
tiene básicamente el apoyo del SNTE y de algunos grupos de profesionistas
y organismos civiles. Se estima que por Canavati irían, sobre todo,
colonos de los suburbios (los Fomerrey, como aquí se les llama)
y que por Abel Guerra votaría el ala dura del PRI, la CTM
y una buena porción de la CNC, mientras los otros dos precandidatos
se reparten algunos grupos aislados o que son desprendimientos de las propias
estructuras priístas.
En el plano declarativo, después de lanzar furibundas
críticas al Partido Acción Nacional (PAN), sobre todo al
gobernador Fernando Canales Clariond y al recién nombrado candidato
de ese partido, Mauricio Fernández Garza, la batería de los
candidatos priístas se enfoca hacia ellos mismos. Y es que en general,
el militante del PRI en Nuevo León hace honor a su fama de franco
y bronco, y no se detiene en concesiones.
Canavati, por ejemplo, es un hombre de todos los años
en la política. Dice que no buscó la gubernatura hace 12
años porque vio las cosas muy definidas (línea, le llaman),
por Sócrates Rizzo, y que hace seis, pues ni pensarlo, porque tuvo
siempre un distanciamiento y hasta enemistad con el ex presidente Ernesto
Zedillo.
Así, esa característica que el senador y
gran amigo del malhadado Luis Donaldo Colosio se coloca como una de sus
virtudes, la prudencia, para uno de sus contrincantes se llama simplemente
pereza y la utiliza para señalar cómo en realidad Canavati
se ha pasado mucho tiempo haciendo creer en Nuevo León que tiene
el apoyo del Distrito Federal, y viceversa, para de ese modo conseguir
nominaciones y puestos políticos.
"Obsesiones, no; ambicione sí"
Pero el propio senador tampoco se queda atrás.
No hace señalamientos directos, pero en alusión a los grupos
que presumen tener sus adversarios, ubica que aquí, "la gente se
fija mucho en el individuo (y) esto nos puede representar una modesta ventaja.
No soy de obsesiones y sí de ponerle límite a mis ambiciones.
Si de verdad lo que uno quiere es servir, pues hay que ver si la gente
quiere que le sirvas, de lo contrario estás perdiendo tu tiempo.
Y si lo haces con truco, con maña, o lo buscas a como dé
lugar, pues entonces no es cierto que quieres servir, estás buscando
otra cosa... A mí me apoya la gente común y silvestre, no
traigo organizaciones''.
Con todo, el senador muestra uno de los discursos más
incluyentes en esta contienda interna. "Mi idea es llegar como parte de
un grupo sumamente plural, donde quepan todas las corrientes políticas,
económicas, religiosas y sociales. Si no es así, no vale
la pena, porque querría decir que no vas a gobernar para todos y
entonces es mejor ser gerente de alguna empresa''.
Por otra parte, hay quienes aseguran que aunque con pocas
posibilidades de triunfo, las candidaturas de Eloy Cantú y de Romeo
Flores Caballero podrían operar contra las aspiraciones de González
Parás, porque le restarían votos de alguna parte de la sociedad
civil que se sintiera atraída por el proceso priísta.
Cada cual, pues, habla según considere que haya
factores que le permitan pensar en el triunfo.
Abel Guerra, que si bien es diputado federal, ha sido
dos veces alcalde de uno de los municipios conurbados de Monterrey y fue
director de Fortalecimiento Municipal del gobierno de Benjamín Clariond,
afirma que él sí tiene todo para ganarle al PAN y a Fernández
Garza, y está convencido de que el futuro es de los políticos
locales. Tomás Yarrington, ex alcalde de Matamoros, venció
a Marco Bernal, quien había hecho su carrera burocrática
en México. Y también Patricio Martínez, que en Chihuahua
dejó en el camino a Artemio Iglesias, son sus ejemplos favoritos.
Eloy Cantú tampoco ha resistido la tentación
de publicar sondeos en diarios de Monterrey, según los que obtendrá
el triunfo el domingo. Y muestra como un trofeo de su carrera política
que "en 1994, competí contra Mauricio Fernández Garza y le
gané la senaduría por 718 mil contra 590 mil votos''.
En ese sentido, la esperanza para este domingo de Cantú
Segovia es que las personas, "a la hora de estar frente a la boleta, no
se guíen por quién los llevó (a votar) y elijan a
quien pueda ganarle al PAN y hacer un buen gobierno''.
González Parás, por su parte, luce confiado
(tanto que hay quienes le han señalado apatía y abulia en
este proceso). El espera que votarán alrededor de 200 mil personas
(precisamente el número que sus contrincantes señalan que
sería el que favorecería las aspiraciones de este senador)
y que ganará con el 50 por ciento de los sufragios, porque es el
candidato más conocido, debido a su participación en la elección
de 1997, cuando perdió contra Fernando Canales.
Los factores que influirían en su favor, dice,
es que sabe respetar las decisiones democráticas, y que no se arredró
pese a la derrota, además de que el cambio prometido por el PAN
quedó muy lejos de las expectativas que despertó.
Acepta que ha recibido críticas por apresurarse
a reconocer el triunfo de Fernando Canales, pero sostiene que contaba con
información de que las tendencias no le eran favorables, y no quiso
que sus seguidores alimentaran falsas esperanzas.
Dice que apenas triunfe, se contactará con las
dirigencias de otros partidos para convencerlos de ir en un gran frente
común o alianza electoral.