Nueva opción en el estado de Hidalgo
para los enfermos
Ofrecen diputados abogar por la reforma siquiátrica
Se pretende recuperar la dignidad de los pacientes
JAIME AVILES ENVIADO
Pachuca, Hgo., 7 de noviembre. Después de
recorrer las pestilentes mazmorras del antiguo manicomio Fernando Ocaranza
y visitar las instalaciones del Modelo Hidalgo, situado a la vanguardia
de América Latina en lo que a atención de trastornos mentales
se refiere, 18 diputados de PRI, PAN, PRD y PVEM declararon ante el gobernador
del estado, Manuel Angel Núñez Soto, que lucharán
conjuntamente en el Congreso de la Unión para obtener el mejor presupuesto
posible a favor de la reforma siquiátrica en México.
"La vida humana se cuenta de una en una, y a nosotros
nos preocupa mucho que quienes, además de la pobreza, padecen alguna
enfermedad mental, sean respetados íntegramente en su dignidad.
Por eso apoyamos decididamente este esfuerzo y lo estamos ampliando", respondió
Núñez Soto, durante una comida que ofreció a los congresistas.
Pronto, agregó, "construiremos 13 módulos de salud mental,
en el mismo número de municipios, y dos unidades de siquiatría
en los hospitales generales más importantes del estado".
Impregnados
del olor a excremento humano que aún se amontona en patios y salas
del tétrico hospital Ocaranza, clausurado por Núñez
Soto en noviembre de 2000, los legisladores convivieron con los 120 pacientes
de las 10 villas que el Modelo Hidalgo construyó junto al viejo
asilo. Se trata de 10 casitas con cuatro recámaras y baño
privado en cada una, donde los internos cuentan con una sala de estar,
una cocina, una despensa y un comedor.
Hasta hace dos años vivían como animales
en el Ocaranza, medicados con fármacos que los mantenían
en estado vegetal, comiendo sin platos ni tenedores, bañándose
con agua fría y con detergente en lugar de jabón, defecando
en cualquier parte y sometidos a torturas cotidianas, como los electrochoques
y el cuarto de aislamiento.
"Eso se acabó", afirmó Virginia González
Torres, alta funcionaria del gobierno federal que impulsa la reforma siquiátrica
en todo el país, la cual, dijo, "está realizando avances
muy importantes, pues ya contamos con cuatro villas en el estado de México
-dos en el hospital Sáyago y dos en el Nieto-, mientras en Tamaulipas
el gobernador Tomás Yarrington está construyendo 10 villas
más en Matamoros, y en Guadalajara acabamos de abrir una casa de
medio camino".
El Modelo Hidalgo, explicó a los diputados, tiene
tres estructuras complementarias. Una es la de los módulos de salud
mental, que cumplen una función preventiva. Otra, la de las villas,
donde los usuarios reciben atención médica individualizada
y permanecen como internos el tiempo que estrictamente requiere su tratamiento,
ni un día más. Y, por último, están las casas
de medio camino, donde quienes ya fueron dados de alta trabajan y viven
en el seno de la comunidad, antes de reintegrarse a sus hogares.
Una acción insólita
La delegación de diputados federales, encabezada
por los miembros de la Comisión de Salud del Congreso, entre ellos
María de las Nieves García Fernández, del PRI; Pedro
Miguel Rosado Salazar, del PRD, y Carlos Alberto Valenzuela, del PAN, llegó
a las ruinas del hospital Ocaranza a la una de la tarde, bajo un cielo
encapotado y un frío desolador. Los rostros de los legisladores
se arrugaron al penetrar en la sala donde vi-vían hacinados los
pacientes varones: un muladar donde aún se observan los restos de
las camas, pero sobre todo los excrementos fosilizados en los rincones,
entre correas que ataban a los más inquietos y andrajos que hablan
de una inmensa indignidad.
Acto seguido pasaron al patio, mucho más triste
y opresivo que el de una cárcel, donde los cautivos pasaban la mayor
parte del día, babeando a causa de los fármacos, arrastrándose
por el suelo o caminando en círculos. Ahí, Roberto Jonguitud,
secretario de Salud de Hidalgo, dijo que las duchas frías que tomaban
no eran producto de la maldad sino de algo más simple: la caldera
quedaba a 300 metros de los baños.
Jonguitud, guía de la comitiva, aseguró
que en los años 60 "las granjas asilares como el Ocaranza respondían
a las necesidades del país, pero actualmente deben ser sustituidas
por instalaciones modernas como las que ofrece el Modelo Hidalgo".
Terminada su breve estancia en los vestigios del infierno,
los diputados se encontraron con decenas de "egresados" del Ocaranza que
hoy disponen de habitación propia, ropa adecuada para el frío
casi permanente de la zona, una mesa limpia, un menú variado, televisión
y, lo más importante, diversos talleres donde trabajan tres horas
al día haciendo cajas de cartón o pintando objetos de barro,
y perciben un salario de 20 pesos por jornada, mismo que emplean en comprar
cigarros y golosinas en la tienda que les vende productos a precio de distribuidor.
El momento más alegre de la visita fue cuando un
enfermo llamado Abel, que desde niño fue internado en el Ocaranza,
bromeó con los legisladores y al saber que éstos eran diputados
exclamó de buen humor: "Qué bueno que me lo dicen, porque
ahora sí ya tengo con quién presentar mis quejas".
De allí, la comitiva se trasladó a una casa
de medio camino, dividida en dos edificios, uno para hombres y otro para
mujeres, donde los pacientes, dados de alta, los invitaron a probar las
galletas que ellos mismos fabrican. Por último, los diputados fueron
agasajados por el gobernador, quien les ratificó su profunda confianza
en el Modelo Hidalgo y los exhortó a lograr en el Congreso un buen
presupuesto a favor de la reforma siquiátrica.