Es lo único que no puede evitar, dice
el trovador; ofrece hoy recital en Toluca
El grave peligro para todo dictador es la cultura:
Héctor Numa Moraes
GABRIEL LEON ZARAGOZA
El trovador uruguayo Héctor Numa Moraes ofrecerá
por primera vez un recital de canto y guitarra en México para dar
a conocer temas de sus 24 discos grabados en 34 años de vida artística
profesional -13 de ellos desterrado por la dictadura-, entre los que sobresalen
La Patria, Compañero y la musicalización de poemas
de Nicolás Guillén y Washington Benavides.
Para quien ha tenido que salir de su país por cuestiones
políticas, refiere el intérprete, "la patria en el exilio
es la solidaridad del amigo que te tiende la mano o la que vos podrías
dar. La censura lo que trata es de separarte de tu público porque
se supone que sos altamente peligroso, pero en realidad no. ¿Vos
me vez peligroso? El peligro era la cultura. El grave peligro para todo
dictador es la cultura, que es lo único que no puede evitar. Lo
que pretenden los gobiernos reaccionarios es borrar el pasado, que no mires
hacia el futuro y no darte las posibilidades de estudiar."
Guitarrista
de profesión y cantor popular de denuncia por convicción,
Numa Moraes ha compartido escenario con Joan Manuel Serrat, Silvio Rodríguez,
Noel Nicola, Sara González, Mercedes Sosa y Tania Libertad, entre
otros artistas de su género. Pese a ello, acepta ser conocido sólo
en los círculos de exiliados "políticos y económicos"
de Uruguay.
El músico expresó su beneplácito
con México que se mostró "muy solidario" con el canto popular
uruguayo y que albergó a sus contemporáneos Alfredo Zitarrosa,
José Carbajal, Los Olimareños y Camerata Punta del Este.
Avido de recorrer en esta breve gira parte de los principales
atractivos turísticos que ofrece la ciudad de México, el
hasta en 1984 considerado persona non grata por las autoridades
de su país, habla del protagonismo de la música de protesta
en Uruguay y de su destierro: "En 1970 recién llegaba con 20 años
a Montevideo y tres discos grabados, tuve que salir en el 72 al exilio.
Una parte en Chile, hasta el golpe de Estado, otra en Cuba y finalmente
en Europa, donde escogí Holanda para radicar. Ahí estudie
ocho años en el Conservatorio de La Haya y me movía a todos
lados para cantar en solidaridad con los presos políticos uruguayos.
"A finales de los años 70 fui invitado a un festival
en México, pero no fue posible venir, después estuve en Panamá,
Venzuela, Canadá. Cuando volví a Uruguay -ya había
terminado la dictadura militar, se levantó la censura y el requerimiento
que había sobre mí-, me dediqué a cantar y a recorrer
de punta a punta mi país.
"Fue un momento muy especial, de mucha euforia, pero después
de 13 años de censura a mi música, la gente tenía
poco conocimiento de mí, lo que sabían era por los discos,
aunque ya no los había."
Sobre por qué salir al exilio y no hacer una resistencia
musical al interior de Uruguay, Numa Moraes expone: "Todavía no
se daba el golpe de Estado y estaba muy metido en la lucha del pueblo uruguayo.
Cantaba una canción que no quedó grabada por la censura,
pero que era muy directa, con textos de grandes poetas que había.
En el 72 quedé requerido con fotos en diarios y televisión.
La única posibilidad que tenía era ir preso, que me mataran
o salir del país.
"Aníbal Sampayo, uno de los grandes cantores del
país, quedó preso ocho años; Daniel Viglietti logró
salir; a Zitarrosa lo censuraron sin poder cantar hasta que lo obligaron
a salir, lo mismo sucedió con Pepe Guerra y Braulio López.
No podíamos vivir en el país porque no teníamos a
dónde ir."
Para el intérprete de temas revolucionarios, la
trova de Uruguay se gestó en 1963 con figuras que años más
tarde tuvieron que exiliarse. "Importó mucho todo el movimiento
que se dio en Latinoamérica. El 68 de México, allá
golpeó mucho, lo de Cuba fue fundamental, entonces se dio un movimiento
con estas figuras cuando yo era un niño.
"En el 64 vi cantar a Viglietti y ahí empecé
a cantar e imitarlo, antes había oído a Osiris Castillo Rodríguez,
a quien en mi reciente disco le hago un homenaje. El es un poco el padre
de la poesía gauchesca y de la canción de raíz folclorica
uruguaya. El viejo también se metió a militar y después
estuvo exiliado.
"En nuestra música el texto es fundamental. Escuchas
a Zitarrosa y siempre hay un sentido atrás, lo mismo con Osiris
y Viglietti. Siempre el cantor uruguayo de esa etapa canta opinando, diciendo
cosas y denunciando, no me gusta mucho el término canción
de protesta, es más bien canción popular, de denuncia. Canto
popular, le decimos, y abarca todas las formas de música que hay
en el país."
-¿Qué es la patria en el exilio?
- Es una cosa que muchos pueblos lo viven, es tremendo.
Son muchos recuerdos, pero lo más tremendo del exilio político
es que no te puedes comunicar con tu gente, es lo más cruel. Es
distinto al exilio económico, es algo que tú decides.
"El exilio lo viví muy joven y mejor que la gente
mayor. Cuando se da el desexilio, como dice Benedetti, quedas con muchas
raíces muy lejanas."
Hoy, a las 19 horas, se presentará en el restaurante
Cantegril de Toluca; la noche del sábado estará en el restaurante
Emilianos, de Tlayacapan, Morelos, y el domingo en el restaurante Petizo,
del Distrito Federal.