Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 1 de noviembre de 2002
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Sociedad y Justicia
Magnaofrenda en Ciudad Universitaria busca preservar las tradiciones mexicanas

Estudiantes de la UNAM recuerdan a la plétora miserable del modelo neoliberal

KARINA AVILES

Lo menos que podría decirse es que éste es un cementerio singular, porque ahí están enterrados los restos de la globalización neoliberal. Entre olores de cempasúchil y nardos yacen la soberanía, la justicia, la tolerancia, la igualdad y la paz, entre muchas más víctimas de la ceguera de nuestro tiempo.

Pero para darle luz al que no ve, en el camposanto también hay lugar para Carlos Marx y su revolución proletaria; para Frida Kahlo y su lucha al lado de los obreros mexicanos; para Benito Juárez y sus ideas que tanto pretenden menoscabar en estos días.

Aquí no se excluye a nadie; hay espacio para todos. También tienen su lugarcito los que murieron a causa de enfrascarse en tanta botella e ingerir tanta sustancia maligna.

Los creadores de este panteón son jóvenes universitarios que con sus ideas y creaciones se burlan de las ideas exportadas, como esas calabazas con ojos y nariz de triángulo.

De manera que los visitantes a este cementerio ubicado en Ciudad Universitaria podrán iniciar un recorrido por el pasado y el presente, donde se recuerda desde a los muertos del 68 hasta los muertos por la miseria neoliberal.

Por aquí el silencio de algunos difuntos se parece también al de los vivos, que en estos tiempos de revisión contractual y de ansiado aumento salarial, aceptaron sin chistar 4.3 por ciento de incremento.

Los muertos de este camposanto, quienes ayer no votaron en la universidad para aceptar o rechazar la oferta de la autoridad, seguramente estarán más flacos y flacas el próximo año, porque no hay lana.

Lo importante, de cualquier forma, es que existen jóvenes que trabajen días y más días en la creación de esta ancla que impide que las tradiciones de México se vayan a la deriva.

Por ejemplo, la historia de Frida no se muere. Los jóvenes le dan vida a nuestra pintora sentada muy guapa frente a su caballete, luciendo en el cabello sus listones multicolores, sus collares prehispánicos en el pecho y su recordado orgullo mexicano en el cuerpo.

No muy lejos de Frida vive Carlos Marx, rodeado por un campo de hojas de maíz. Como era de esperarse, los estudiantes de Economía fueron los encargados de recordar al maestro que revolucionó la ciencia que estudian. Afortunadamente, a Marx no lo pusieron de vecino de un búho que anda por ahí con los ojos vendados -construido por los alumnos de Derecho- y que hace alusión a la justicia que no ve. A los pies del búho yacen la soberanía, la tolerancia, la igualdad y la imparcialidad, entre otros valores.

Pero en este cementerio donde se hallan enterradas tantas tragedias de la humanidad también hay tiempo para la sonrisa obligada. En una de las esquinas, los siete pecados capitales salen de sus tumbas para tentar con sus excesos al que se deje. Con un tubo en el fleco y un antifaz de dormir para los ojos, escena recurrente en las señoras de la high society, una de las calacas apenas se está levantando de su cama, mientras otra se está atragantando con fideos que hasta le cuelgan como aretes en sus orejas; otra, muy cachonda, de portentosos pechos, quiere resucitar al muerto de enfrente.

La megaofrenda estará en las islas del campus hasta el 3 de noviembre, acompañada de una serie de actos culturales realizados por los estudiantes, como danzas, obras de teatro, lectura de poemas y de cuentos alusivos al más allá.

La exposición mortuoria comenzó con una procesión por las diversas facultades, donde monjas, viudas y demás almas en pena llegaron a la universidad por un costado de la rectoría para hacer una visita.

La universidad reconocerá a los alumnos de bachillerato, licenciatura y posgrado que contribuyeron a mantener esta tradición, con premios que serán de 5 mil pesos para el primer lugar, 3 mil para el segundo y mil pesos para el tercero.

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