En tres cartas señaló las anomalías
de la fiscalía militar en el proceso por nexos con el narco
Preso, Quirós Hermosillo pidió ayuda
al titular de Sedena en 2000
Compila el general acusado pruebas para demostrar su
inocencia
Alega que se alteró una fecha básica
para demostrar un ilícito
Denuncia que la procuraduría castrense manipuló
procedimientos
JESUS ARANDA
Días después de su detención, a finales
de agosto de 2000, el general Francisco Humberto Quirós Hermosillo,
preso por tener nexos con el narcotráfico y cohecho, envió
tres cartas al entonces secretario de la Defensa Nacional, general Enrique
Cervantes Aguirre, a quien pidió intervenir ante las actitudes "a
todas luces ilegales" de la procuraduría militar.
Escritas a mano desde el penal del Campo Militar Número
Uno, las misivas están fechadas los días 8 y 21 de septiembre
y 16 de octubre de ese año. En una de ellas expresa: "Compadre,
tengo la absoluta certeza de que tú ignoras las anomalías
en que incurrió la fiscalía militar en la integración
de la averiguación previa que sirvió de base para la orden
de aprehensión, consignación y auto de formal prisión".
En lo que constituye un nuevo intento de Quirós
por demostrar su inocencia, en el consejo de guerra que se celebrará
este lunes por delitos contra la salud en su modalidad de colaboración
para posibilitar el tráfico de narcóticos -cocaína
y mariguana-, asociación delictuosa y cohecho, el general retirado
recopiló materiales y testimonios que entregó a un círculo
reducido de militares, para demostrar su inocencia.
El documento se denomina "Conforme a Derecho" -en poder
de La Jornada-, que incluye las tres misivas dirigidas al general
Cervantes, pruebas testimoniales que están en el expediente de su
causa, con las que busca desacreditar las declaraciones de los testigos
protegidos que lo acusaron, así como oficios con los que pretende
demostrar que no formó parte de la Coordinación Nacional
de Seguridad Pública que encabezó Arsenio Farell Cubillas
y que es clave para el desarrollo del proceso penal en su contra.
Según Quirós, no existe constancia oficial
que compruebe que él y el también general Arturo Acosta Chaparro
ingresaron a esa coordinación el 26 de abril de 1994 en calidad
de asesores operativos, "a solicitud de Arsenio Farell Cubillas, autorizada
y ordenada por el general Antonio Riviello Bazán (entonces secretario
de la Defensa Nacional", como afirma la fiscalía militar.
Al respecto, Quirós presenta como prueba en su
favor el oficio 87756/3964 del 31 de octubre de 2000, girado por la Dirección
General de Archivo e Historia de la Defensa Nacional, en el que indica
que en los expedientes personales de los dos generales "no existe documento
mediante el cual hayan sido designados a la Coordinador (sic) de
Seguridad Pública de la Nación en 1994, como tampoco existe
ningún suscrito (sic) por el licenciado Arsenio Farell Cubillas,
dirigido a la Defensa Nacional solicitando que pasen comisionados los dos
generales.
"A excepción del decreto que especifica la creación
de la Coordinación de Seguridad Pública, no existen constancias
probatorias que confirmen lo relativo a su organización, identificación
del personal que la integró y funcionamiento como tal" (como busca
la fiscalía militar para fundamentar los vínculos de Quirós
y Acosta con Amado Carrillo). Como tampoco existe ningún organigrama
ni reglamento para su funcionamiento; tampoco tarjetas de identificación,
nóminas, archivos; "además, ninguna corporación policiaca
tiene antecedentes de haber enviado elementos que integraran dicha coordinación",
insiste Quirós.
Por cierto que la presencia de Farell y Riviello será
clave en el consejo de guerra, pues hasta la fecha, han coincidido en declarar
ante el Ministerio Público Militar que no tienen información
sobre la participación de Acosta y Quirós en dicha coordinación,
creada por el gobierno federal en respuesta al secuestro de los empresarios
Alfredo Harp Helú y Angel Losada, ya que se tenía sospecha
que esos actos eran obra de "un grupo subversivo".
El 31 de diciembre de 1999, con una averiguación
penal en curso contra Quirós y ocho meses antes de su captura, el
entonces secretario de la Defensa Nacional, Enrique Cervantes, escribió
conceptos elogiosos sobre la calidad profesional de su compadre: "General
de carácter afable que demuestra eficiencia en el cumplimiento de
las misiones que se le asignan; posee gran resistencia física y
amplia capacidad de trabajo; los análisis, observaciones y sugerencias
son atinados y oportunos; ante situaciones de presión reacciona
con seguridad y confianza. En aquel entonces Quirós era director
del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas (ISSFAM),
luego de haber sido director general de Transportes Militares de 1989 a
1997.
Cartas al compadre
La primera carta, escrita en dos hojas blancas, se dirige
al general Enrique Cervantes Aguirre. Le señala que el propósito
de la misiva "es que te enteres" de varias anomalías existentes
en la averiguación previa SC/003/99 "contra nosotros (refiriéndose
también a Acosta Chaparro)".
Destaca la declaración del testigo protegido Tomás
Colsa McGregor del 25 de marzo de 1997 con la que la fiscalía militar
fundamentó "en hechos" su imputación de asociación
delictuosa con el narcotraficante Amado Carrillo Fuentes. Explica que,
según la averiguación previa, él tuvo reuniones con
Carrillo Fuentes en 1995; sin embargo, el testigo protegido señala
en su declaración que dichos encuentros ocurrieron en octubre de
1985.
"Me pregunto por qué se altera esta última
fecha que indica el declarante por la de 1995 que señala la procuraduría
militar". Aquí vemos que se alteró una fecha que es fundamental
para demostrar un ilícito, lo que implica una responsabilidad legal
por alterar una acta testimonial, subraya.
Insiste en que dicha alteración busca "encuadrar
cronológicamente" la utilización de "los aparatos de radiointercepción
satelital recibidos en 1994", y que habrían sido utilizados para
controlar vuelos en beneficio de Carrillo Fuentes, a lo largo del país.
Por tanto, insiste Quirós -quien estuvo comisionado en la Coordinación
Nacional de Seguridad junto con Acosta Chaparro-, las reuniones se llevaron
a cabo en octubre de 1995 y no en 1985 "como declara el testigo".
Señala que "la fiscalía tampoco se apega
a la verdad", porque el testigo estuvo preso prácticamente todo
el mes de octubre de 1995 en el Centro de Readaptación Social de
Puente Grande, Jalisco.
Y como colofón de la carta le dice a su compadre:
"¿qué te parece, mi general? Te manifiesto que estoy descubriendo
más incongruencias y alteraciones".
En la última misiva, de una cuartilla, la letra
se ve descuidada y apresurada. Comenta que seguramente Cervantes ignora
las "anomalías" en que incurrió el fiscal militar, y que
dichas irregularidades "no deben haber sido de tu conocimiento, pues conozco
tus virtudes profesionales y éticas que siempre te han caracterizado".
Concluye: "Actuar conforme a derecho es extremadamente difícil cuando
una Procuraduría de Justicia Militar manipula con todo su poder
los procedimientos jurídicos, ya sea por incapacidad profesional
o por otros motivos que se apartan del marco legal". El procurador era
el general Rafael Macedo de la Concha.
Testigos protegidos
Respecto a los testigos protegidos, detalla que Colsa
McGregor y José Jaime Olvera Olvera -ya fallecidos- rindieron su
declaración el 25 de mayo de 1997 el primero; y el segundo los días
15 de abril y 15 de mayo, y sus declaraciones sustentaron el inicio de
la averiguación previa en contra de Quirós y Acosta.
Para desacreditar a Colsa, Quirós destaca que presentó
diversos procesos penales por delitos como secuestro, extorsión,
asociación delictuosa, fraude, delitos contra la salud, y quien,
según sus propias declaraciones, al dejar la Policía Judicial
Federal se unió a la organización de Amado Carrillo Fuentes
en agosto de 1994 hasta 1997. Pero llama la atención que los testimonios
de Colsa han sido utilizados en su calidad de testigo protegido por la
PGR, para involucrar a militares en ilícitos como homicidio, narcotráfico,
asociación delictuosa, etc., durante su "supuesta" permanencia en
el Ejército entre el 5 de noviembre de 1969 y el 16 de noviembre
de 1970.
En cuanto a Gustavo Tarín Chávez, quien
fue miembro del Ejército, su testimonio también lo cuestiona
el general Quirós, por haber incurrido en una serie de falsedades
-dice-, como asegurar que también perteneció a la Policía
Judicial Federal, pese a que el oficio AJ/7779/2000 indica que no hay antecedentes
de él en la dependencia
Quirós descalifica así declaraciones fundamentales
en su contra hechas por Tarín, como por ejemplo, cuando señaló
"Amado Carrillo Fuentes le entregó a Rubén Gardea un equipo
de transmisión satelital muy sofisticado que detecta las aeronaves
en vuelo, para ser entregado al general Quirós Hermosillo y que
este equipo lo operaba un teniente coronel de apellido Manzano". Declaraciones
que califica Quirós como "totalmente fantasiosas".
En el caso de Jaime Olvera, el general utiliza declaraciones
hechas por un ex procurador general de la República al New York
Times en las que lo descalificó por tener "problemas sicológicos",
y añadió el ex funcionario, "para nosotros este informante
no tiene valor. Su información es totalmente falsa".
El documento de Quirós está fechado en el
Campo Militar Número Uno. Incluye currículum vitae, ascensos,
unidades en que ha prestado sus servicios, cargos y comisiones, premios
y recompensas, castigos que ha sufrido y conceptos sobre su personalidad
vertidos por cuatro ex secretarios de la Defensa Nacional (Félix
Galván López, Juan Arévalo Gardoqui, Antonio Riviello
Bazán y Enrique Cervantes Aguirre), quienes coincidieron en destacar
su carácter afable y eficiente.