Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 21 de octubre de 2002
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Espectáculos
En el Teatro de la Reforma, de Veracruz, se homenajeó a destacadas figuras mexicanas

Celio González, la voz más esperada en la apertura del Festival del Son

MARIANA NORANDI ESPECIAL

gonzalez-celioVeracruz, 20 de octubre. Una importante parte de la historia del son mexicano desfiló la noche del sábado por el Teatro de la Reforma del puerto de Veracruz. En su séptima versión, el Festival del Son rindió homenaje a diversas figuras de México de ese género y contó con la actuación de una de las voces cubanas más importantes: Celio González.

A las ocho y media de la noche, el homenaje sonero comenzó con el grupo cubano Son de Ahora. Rafael Urgellés, en el contrabajo; Alejandro Sequeda, en la voz y guitarra; Héctor Matiutu, en la percusión, y Pavel Vitier, en la voz y el tres, trasladaron con su música al público por diferentes geografías cubanas. Canciones como La parranda espirituana, de Santo Espíritu, o el changüí Qué lindo canta el sinsontle, de la provincia de Guantánamo, destacaron el rico y complejo mosaico musical.

Son de Ahora fue el único grupo joven de la noche y representó el futuro del son y sus tendencias, las cuales, parecen buscar la fusión con otros géneros musicales.

Tras esa actuación, Leticia Perlasca, directora del Instituto Veracruzano de Cultura, y Xóchitl Osorio Martínez, secretaria de gobierno, entregaron reconocimientos a diversas leyendas del son mexicano que, en su mayoría, acudieron personalmente a recoger su diploma. El cantante Antonio Toño Jiménez (Veracruz, 1926), el trompetista guerrerense Efraín Pérez Juárez Chiquilín (1937), el cantante veracruzano Manuel Manolo Ramos, quien se inició en el son en los años 30, y el trompetista jalisciense Ramón Castro fueron algunos de los músicos que se vieron en el escenario.

Otros homenajeados fueron el guitarrista veracruzano Armando Rojo de la Llave (1923), el bongosero Delfino Tello Sánchez (Veracruz 1925), el cantante José Luis Barrientos Chepo Guzmán (Veracruz 1940), el trompetista Ramón Ray Barcelata, el compositor veracruzano José El Borrego Valencia y el tresero Francisco González Zarrabal. Hubo también un reconocimiento póstumo a Carlos Pitalúa, oriundo de Veracruz y fundador de la famosa orquesta Los Pregoneros del Recuerdo, así como homenajes especiales a los soneros Luis Angel Silva Melón, Tony Camargo y Moy Domínguez, este último no pudo asistir.

Combo Ninguno puso la música

No podía faltar la música. Por lo que los soneros se pusieron a cantar y a tocar acompañados por la orquesta Combo Ninguno, que dirige el pianista Luisito Martínez. Toño Jiménez cantó El caballo y la montura y Mi delito; Aminta Ruiz Pazos, Babalú y A mi Veracruz, compuesto por su hermano Vitillo; Melón interpretó Guantanamera, Todas las cosas del mundo, Falso juramento e Infame traición, y Tony Camargo, Nada y Partido por la mitad.

Luego, el pianista veracruzano Memo Salamanca dirigió un tema de su autoría que interpretó la orquesta Combo Ninguno con la voz de Aminta Ruiz Pazos. Se trata de Sonero jarocho, homenaje a Veracruz y a los soneros que ha dado esta tierra.

El artista esperado era Celio González. Pasadas las diez y media de la noche, el cubano se presentó ante un público que lo admira y quiere. Vestido de traje oscuro y camisa azul, Celio se mostró desde un principio receptivo y comunicativo con la gente, con la que no paró de bromear e intentar complacerla. A sus 78 años, este sonero continúa cantando el bolero con especial sensibilidad y demostró que ni el tiempo ni las nuevas modas soneras han podido ensombrecer su estilo de cantarle al amor. Es un cantante que enamora con el bolero, que enaltece a la mujer como su más grande musa, que se entrega en el escenario y opina que el pasar de los años engrandece a un artista.

Interpretó, entre otros, sus más importantes temas, como Total, Besito de coco, Vendaval sin rumbo y Oye Mima, este último acompañado por la percusión de su hijo Celio Lázaro. Con Humo, y tras una hora de concierto, el cubano se despidió de su público al que dejó la sensación, especialmente entre el más joven, de que el son tiene mucha historia, escrita con el talento y trabajo de grandes artistas.

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