En el Teatro de la Reforma, de Veracruz, se
homenajeó a destacadas figuras mexicanas
Celio González, la voz más esperada en
la apertura del Festival del Son
MARIANA NORANDI ESPECIAL
Veracruz,
20 de octubre. Una importante parte de la historia del son mexicano
desfiló la noche del sábado por el Teatro de la Reforma del
puerto de Veracruz. En su séptima versión, el Festival del
Son rindió homenaje a diversas figuras de México de ese género
y contó con la actuación de una de las voces cubanas más
importantes: Celio González.
A las ocho y media de la noche, el homenaje sonero comenzó
con el grupo cubano Son de Ahora. Rafael Urgellés, en el contrabajo;
Alejandro Sequeda, en la voz y guitarra; Héctor Matiutu, en la percusión,
y Pavel Vitier, en la voz y el tres, trasladaron con su música al
público por diferentes geografías cubanas. Canciones como
La parranda espirituana, de Santo Espíritu, o el changüí
Qué lindo canta el sinsontle, de la provincia de Guantánamo,
destacaron el rico y complejo mosaico musical.
Son de Ahora fue el único grupo joven de la noche
y representó el futuro del son y sus tendencias, las cuales, parecen
buscar la fusión con otros géneros musicales.
Tras esa actuación, Leticia Perlasca, directora
del Instituto Veracruzano de Cultura, y Xóchitl Osorio Martínez,
secretaria de gobierno, entregaron reconocimientos a diversas leyendas
del son mexicano que, en su mayoría, acudieron personalmente a recoger
su diploma. El cantante Antonio Toño Jiménez (Veracruz,
1926), el trompetista guerrerense Efraín Pérez Juárez
Chiquilín (1937), el cantante veracruzano Manuel Manolo
Ramos, quien se inició en el son en los años 30, y el trompetista
jalisciense Ramón Castro fueron algunos de los músicos que
se vieron en el escenario.
Otros homenajeados fueron el guitarrista veracruzano Armando
Rojo de la Llave (1923), el bongosero Delfino Tello Sánchez (Veracruz
1925), el cantante José Luis Barrientos Chepo Guzmán
(Veracruz 1940), el trompetista Ramón Ray Barcelata, el compositor
veracruzano José El Borrego Valencia y el tresero Francisco
González Zarrabal. Hubo también un reconocimiento póstumo
a Carlos Pitalúa, oriundo de Veracruz y fundador de la famosa orquesta
Los Pregoneros del Recuerdo, así como homenajes especiales a los
soneros Luis Angel Silva Melón, Tony Camargo y Moy Domínguez,
este último no pudo asistir.
Combo Ninguno puso la música
No podía faltar la música. Por lo que los
soneros se pusieron a cantar y a tocar acompañados por la orquesta
Combo Ninguno, que dirige el pianista Luisito Martínez. Toño
Jiménez cantó El caballo y la montura y Mi delito;
Aminta Ruiz Pazos, Babalú y A mi Veracruz, compuesto
por su hermano Vitillo; Melón interpretó Guantanamera,
Todas las cosas del mundo, Falso juramento e Infame traición,
y Tony Camargo, Nada y Partido por la mitad.
Luego, el pianista veracruzano Memo Salamanca dirigió
un tema de su autoría que interpretó la orquesta Combo Ninguno
con la voz de Aminta Ruiz Pazos. Se trata de Sonero jarocho, homenaje
a Veracruz y a los soneros que ha dado esta tierra.
El artista esperado era Celio González. Pasadas
las diez y media de la noche, el cubano se presentó ante un público
que lo admira y quiere. Vestido de traje oscuro y camisa azul, Celio se
mostró desde un principio receptivo y comunicativo con la gente,
con la que no paró de bromear e intentar complacerla. A sus 78 años,
este sonero continúa cantando el bolero con especial sensibilidad
y demostró que ni el tiempo ni las nuevas modas soneras han podido
ensombrecer su estilo de cantarle al amor. Es un cantante que enamora con
el bolero, que enaltece a la mujer como su más grande musa, que
se entrega en el escenario y opina que el pasar de los años engrandece
a un artista.
Interpretó, entre otros, sus más importantes
temas, como Total, Besito de coco, Vendaval sin rumbo
y Oye Mima, este último acompañado por la percusión
de su hijo Celio Lázaro. Con Humo, y tras una hora de concierto,
el cubano se despidió de su público al que dejó la
sensación, especialmente entre el más joven, de que el son
tiene mucha historia, escrita con el talento y trabajo de grandes artistas.