REPUBLICA DE PANTALLA
Jenaro Villamil
La graciosa cesión presidencial
La contrademocratización de los medios
La agenda pendiente
DESPUES DE MAS de 15 meses de negociaciones y diálogo
con representantes sociales, académicos, legisladores, partidos
políticos y concesionarios en el seno de la Secretaría de
Gobernación para reformar la Ley Federal de Radio y Televisión
(LFRT), de haber incluido como punto sustancial de la reforma del Estado
la democratización de los medios electrónicos y de presumir
en cuanta oportunidad tiene la aprobación de una nueva Ley Federal
de Transparencia y Acceso a la Información Pública, el presidente
Vicente Fox ratificó hoy dónde están los verdaderos
intereses y acuerdos del "gobierno del cambio".
UNA GRAN MASCARADA de consulta y reforma acabó
en lo que hoy fue la confirmación de la plutocracia mediática:
el gobierno federal cedió en todo ante las demandas de los concesionarios,
especialmente en la desaparición del 12.5 por ciento de tiempo fiscal,
que ahora será manejado como si fuera una graciosa concesión
de "tiempo presidencial" en las grandes cadenas televisivas; confirmó
que la televisión y la radio privadas son vistas desde el poder
presidencial como un negocio con el que hay que pactar y no como un servicio
público concesionado, es decir, como un bien nacional en el
que deben participar distintos actores sociales involucrados en el proceso
educativo, informativo y cultural del país; pasó por alto
al Poder Legislativo al emitir vía decreto la reforma al reglamento
de la Ley Federal de Radio y Televisión, con lo cual inauguró
una nueva etapa de "presidencialazos" mediáticos; eludió
la responsabilidad de crear una ley específica para los medios públicos,
los cuales quedarán subordinados a los intereses de la gran industria
privada; lejos de aplicar la transparencia tan cacareada, se confirman
los acuerdos discrecionales, en la cúpula del poder del rating,
para mantener a los mismos intereses sin operar una apertura real en
el otorgamiento de concesiones. En otras palabras, se anunció la
contrademocratización.
EL
DISCURSO PRONUNCIADO por Vicente Fox ante la convención de la
Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT)
constituyó una penosa entrega del poder presidencial a los capitanes
que controlan los medios concesionados. Ahora resulta que también
ellos son "víctimas" de la represión de 1968, según
las palabras de Bernardo Gómez, dirigente de la agrupación.
SIN EMITIR UNA SOLA crítica a los contenidos
televisivos, Fox consideró que gracias a la actual industria se
han mejorado los niveles educativos y se ha impulsado la democratización
del país. ¿Realmente creerá el primer mandatario que
con programas como Big Bro-ther, La Academia u Operación
Triunfo se alfabetiza y se instruye a la nación? ¿Será
que los talk shows y su intrusión en el lenguaje de la clase
política, que los imita constantemente, son lo más preciado
de nuestra transición a la vedetocracia? Y menciono estos programas
y "géneros" de la telebasura porque son los que tienen más
alto nivel de audiencia y se han constituido en la punta de lanza de la
competencia televisiva.
NO SOLO ESO. Halagó a los concesionarios
por ejercer una "crítica responsable" y por encabezar la apertura
informativa. Sin venir al caso, agradeció también el papel
que ha jugado la televisión en el conflicto con el sindicato de
Pemex y, de pronto, convirtió a esta industria y su filantropía
en los héroes de la tragedia que devastó a las comunidades
mayas de Yucatán y Campeche. La filantropía, tan necesaria
en situaciones como esta, mientras más presuntuosa se vuelve más
chocante resulta. La apertura informativa ha sido real, pero no consistente.
Televisa y Tv Azteca se enfrentaron a una severa crisis de credibilidad
que los forzó a pluralizarse, sobre todo en el primer caso, pero
esto no excluye que la llamada "infobasura" sea el pan de cada día
de sus emisiones.
NO ES PARA MENOS la indignación de muchos
actores involucrados desde años atrás en la democratización
de los medios y en las negociaciones recientes. La profesora Beatriz Solís,
reconocida entre los especialistas más importantes en la materia,
calificó el reciente anuncio presidencial como una "burla y una
traición" al diálogo. "Es lo peor que ha ocurrido en todos
los anteproyectos de ley que se habían hecho", consideró
la profesora. No pocos legisladores, empezando por el senador Javier Corral,
correligionario del mandatario, consideran como "una afrenta" al Poder
Legislativo que el Presidente haya decidido reformar el reglamento de la
LFRT sin pasar por el Congreso.
BERNARDO GOMEZ Y Vicente Fox presumen como un adelanto
que se incorporará ahora el "derecho de réplica" en los medios
electrónicos. Hasta el momento, nadie sabe cómo va a operar
ese derecho cuando no está garantizado por una ley en la materia
y cuando todo se reduce al criterio de la "autorregulación". ¿Es
creíble este compromiso cuando una y otra vez comprobamos que los
medios masivos son utilizados para linchamientos interesados, sin sustento
informativo, o para generar escándalos vendibles de acuerdo con
los intereses dictados por el rating? ¿No se aprendieron
las lecciones del excesivo manejo unilateral de empresas como Tv Azteca
en el asesinato del conductor Francisco Stanley?
NINGUN PODER SE LIMITA por sí solo, a menos
que existan poderosas instancias reguladoras y normadoras de su actividad.
Sin obligaciones de derecho no hay democracia de hecho. Así ha sucedido
con los bancos, así sucedió con el presidencialismo mexicano
y así está ocurriendo con el poder de los medios, que no
encuentran límites reales, más que el que se marca por los
dictados de la "guerra de televisoras", que en muchos sentidos ha representado
una baja en la calidad de los contenidos.
LA FALTA DE UN ORGANO regulador también
ha provocado litigios en la industria, que no han conducido a la democratización.
Basta recordar los recientes casos de pleitos legales entre Tv Azteca y
CNI-Canal 40; de Televisa contra Multivisión; del grupo Imagen,
entre Monitor y Radio Centro. Al no existir una instancia reguladora,
prevalecen la "ley del más fuerte" y los arreglos discrecionales.
Los reclamos olvidados
ENTRE LOS PRINCIPALES derechos ciudadanos expuestos
en las siete mesas de negociación de la LFRT que hoy quedan en el
vacío están los siguientes:
A) LA CREACION DE un órgano regulador con
la participación de instancias académicas, legislativas,
ciudadanas y los propios concesionarios, que vigile y transparente el mecanismo
para otorgar concesiones, que determine el uso de los tiempos fiscales
y de los tiempos del Estado, que intervenga en el monitoreo y en la medición
de la calidad de la programación y de la publicidad.
B) CREAR CERTEZA JURIDICA para los permisionarios
-figura legal distinta a la de los concesionarios- para fines educativos,
culturales y comunitarios. Actualmente, 84 por ciento de los títulos
de concesión y de permiso de las frecuencias radiofónicas
está en manos privadas y sólo 16 por ciento pertenece a medios
con fines sociales, de los cuales sólo 0.01 por ciento pertenece
a señales de la sociedad civil, de acuerdo con los datos publicados
en el libro No más medios a medias. Esto viola cualquier
principio de equidad y de promoción de la participación social.
C) ELIMINAR EL "PAGO en especie" del 12.5 por ciento
del tiempo fiscal de los concesionarios para que éste se realice
de la siguiente forma: 6.25 por ciento será pagado en efectivo por
los concesionarios; 6.25 por ciento se destinará a un fondo para
la producción audiovisual, administrado por un consejo ciudadano,
designado por la Cámara de Diputados.
D) CUMPLIR CON LO QUE se establece en materia de
porcentaje de publicidad. Según el reglamento actual, "el tiempo
destinado a propaganda comercial, dentro de programas y en cortes de estación,
no excederá del 18 por ciento del tiempo total de transmisión".
En las estaciones radiofónicas, no deberá exceder del 40
por ciento. Es claro que este porcentaje no se cumple, más ahora
que existen los infomerciales y las gacetillas comerciales insertadas
como parte del contenido de la programación.
E) GARANTIZAR EL DERECHO de réplica a través
de una nueva ley de medios electrónicos. Las organizaciones ciudadanas
consideran éste como el "derecho a rectificar la información
equivocada plasmada sobre una persona física o moral en un medio
y a dar nuestro punto de vista en ese mismo medio, y en las mismas condiciones
de la transmisión original, con el mismo horario, espacio y duración".
F) TRANSFORMAR LOS MEDIOS administrados por el
Estado en auténticos medios públicos, con recursos suficientes
y con participación social real. Hasta el momento, los medios públicos
han funcionado como medios gubernamentales. La ciudadanización de
los medios públicos implica la participación de la producción
independiente en la programación.
G) LA LIBERTAD DE expresión entraña
la pluralidad informativa. En los medios privados, esta libertad se ha
subordinado a la comercialización y a la unilateralidad. En la medida
que esta libertad se confunda con impunidad mediática, en esa medida
también se alteran los propios derechos humanos básicos.
POR SUPUESTO, ESTOS son algunos puntos. La discusión
no ha culminado. Lo que ahora queda más claro es que el "gobierno
del cambio" simplemente clausuró su compromiso por la democratización
de los medios.