"No podrá resistir a la entrada libre de productos de EU y Canadá el año próximo"

El campo, en total abandono desde hace dos décadas

Una nueva financiera rural no resolverá el problema, señalan en foro organizado por La Jornada

MARIA RIVERA

La creación de la financiera rural que propuso recientemente el gobierno federal a la Cámara de Diputados, como parte del blindaje al campo, resulta totalmente insuficiente para resolver la profunda crisis que vive este sector, coincidieron los panelistas que participaron en un foro organizado por La Jornada y Casa Lamm.

Los especialistas describieron un panorama desolador del campo. Como principal problema situaron al Tratado de Libre Comercio (TLC), que a ocho años de su firma en lugar de la modernización productiva prometida ha ocasionado una creciente pobreza. Además advirtieron que a partir de enero, en que se liberará totalmente la entrada de productos de EU y Canadá, la situación se volverá insostenible.

Explicaron que la agricultura no puede sobrevivir a lo que se avecina, porque a la vez que enfrenta una competencia desleal con productores tan subsidiados como los estadunidenses, se encuentra totalmente desprotegida en el terreno interno. Desde hace dos décadas, aproximadamente, se comenzó a desmantelar la red institucional que la protegía, dejándola en el abandono.

Se pensó que al quitar la cobertura del Estado entrarían las instituciones privadas -recordó Héctor Padilla, secretario de Crédito de la Confederación Nacional Campesina-, pero a la vuelta de los años la situación está peor. De 1995 a la fecha el crédito se redujo 60 por ciento. Si anteriormente había alrededor de 10 bancos privados participando en algún grado en el financiamiento al campo, en la actualidad sólo quedan tres. "La razón es muy simple: el capital va a donde puede obtener ganancias".

El retiro del Estado del campo está alimentando altas dosis de inconformidad -subrayó Padilla-, y no se trata de que a la gente le guste estar protegida, sino que el gobierno tiene obligaciones que cumplir, como la solución de los conflictos agrarios, la mediación en las controversias o la proyección de polos de desarrollo regionales.

"De continuar la actual política, las condiciones de inestabilidad se van a ir agudizando. Es lamentable que las autoridades no tengan en cuenta las consecuencias que esto puede tener para el país", señaló Héctor Padilla.

Desconocimiento

El diputado perredista Eric Villanueva también lamentó el profundo desconocimiento del problema agrario por parte de los funcionarios federales encargados de encontrar soluciones. "Cuando el secretario de Agricultura y su entorno se sientan a platicar con los campesinos, no saben con quién están hablando, ven a productores como los del norte, por eso plantean que la solución es volverlos empresarios, cuando la mayoría tiene otro tipo de proyectos de vida".

Tras realizar un pormenorizado análisis de los efectos del Tratado de Libre Comercio en el agro, comentó que el presupuesto del próximo año será igual o menor que el actual, así que no cabe ninguna esperanza en que mejoren los apoyos para los productores agrícolas. En cambio los subsidios a los productores estadunidenses se quintuplicarán. "Las asimetrías se harán cada vez mayores -advirtió-, situación por la cual la mayoría de la Cámara de Diputados, conformada por perredistas y priístas, abogaría porque México saque del TLC el capítulo del agro".

Por su parte Isabel Cruz, dirigente de la Asociación Nacional de Uniones de Crédito, explicó que para resolver los problemas del agro se requieren, además de una amplia reforma financiera rural -que involucre a instituciones del gobierno lo mismo que a la banca social-, soluciones diversificadas que reconozcan la diferenciación del desarrollo económico en el país. No se pueden aplicar los mismos criterios para lugares como Sonora o Sinaloa, donde hay una gran agricultura comercial, que en sitios como Chiapas o Oaxaca, donde predomina la de subsistencia, destacó.

La dirigente agraria reconoció que resulta lógica la desaparición de Banrural, ya que su rescate requeriría casi la totalidad del presupuesto agropecuario de este año, pero una nueva financiera debe tener en cuenta la experiencia del pasado -como el hecho de que en sus 50 años de vida la banca de desarrollo fue incapaz de llegar a la mayoría de la población, sobre todo la más pobre- y que el campo mexicano se ha transformado.

De los 32 millones de personas que viven en el medio rural, indicó, sólo 4 millones tienen relación directa con el sector agrícola; el resto se dedica a múltiples actividades para subsistir. Pero aun entre los productores hay grandes diferencias: 152 mil poseen más de 50 hectáreas, lo que representa apenas 4 por ciento del total; un millón 300 mil, que tienen entre cinco y 50 hectáreas, conforman 33 por ciento, y 2 millones y medio, que constituyen 60 por ciento, tienen menos de cinco hectáreas y se encuentran en las zonas más pobres del país.

Otro punto a tener en cuenta a la hora de abordar el financiamiento rural es la tremenda dispersión de la población mexicana: 6 millones de familias viven en 190 mil localidades con menos de 15 mil habitantes, y hay 180 mil localidades con menos de 500 pobladores.

Isabel Cruz advirtió que el crédito por sí mismo no es desarrollo, y menos cuando hablamos del crédito de avío. Este permite reproducir la situación actual, pero no avanzar. Son las inversiones de mediano y largo plazo las que pueden sacar al campo de su pobreza ancestral. "Lo que pasa es que estas soluciones no dan votos tan rápido, y por eso nadie quiere apostar por esta vía. Actualmente todo mundo quiere hacer microcrédito, porque es la moda del sexenio, pero qué pasará cuando termine este gobierno", se preguntó.