Más de 45 municipios se encuentran en
situación grave, indican autoridades
Causó el huracán daños por $2
mil 600 al agro, avicultura y pesca en Yucatán
La mayoría de las colonias de Mérida continúan
sin energía eléctrica ni agua potable
JENARO VILLAMIL ENVIADO
Merida, Yuc., 24 de septiembre. Un día después
de que el huracán Isidore asolara Yucatán, el saldo
de los daños impresiona: 2 mil 600 millones de pesos en pérdidas
para la agricultura, avicultura y pesca, según las primeras estimaciones
del gobierno del estado; más de 45 municipios se encuentran en situación
grave -por lo que se les destinarán los primeros 5 millones de pesos
liberados por la autoridad estatal-; las principales infraestructuras telefónicas
y de carreteras están averiadas en Mérida, donde casi 10
mil líneas telefónicas estuvieron fuera de servicio; ocho
municipios de Campeche quedaron con pérdidas multimillonarias para
la pesca, y más de 35 mil damnificados en esta entidad, más
daños colateralas en Cancún y Playa del Carmen, Quintana
Roo.
Lentamente, la sociedad yucateca comienza a aceptar que
después del Isidore difícilmente se volverá
pronto a una situación de normalidad. Las escuelas, bancos y otras
oficinas aún no abren. El aeropuerto se mantiene cerrado ante el
riesgo de que llegue a la entidad la tormenta tropical Lilly. Las
preocupaciones por la falta de agua potable y de servicio de energía
eléctrica se sienten en todas las colonias meridanas. De los 450
parques de la capital yucateca y de sus 50 comisarías aledañas,
80 por ciento registró daños al caerse árboles, postes,
luminarias, semáforos y anuncios espectaculares. Hay cientos de
damnificados en las poblaciones Hunucmá, Tizimín, Panabá
y Motul.
Ante esta situación, el presidente Vicente Fox
hizo breve acto de presencia, pero no dejó muy buen sabor de boca.
Ante un grupo de damnificados del albergue de Kanasín, municipio
conurbado a Mérida, que se quejaban por sus pérdidas materiales,
el mandatario les expresó: "Muy bien jóvenes. ¡Echenle
ganas! Habrá apoyos porque hay muchos daños. Junto con la
Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) le estamos metiendo velocidad,
y de inmediato se destinarán recursos del Fondo Nacional de Desastres
Naturales". Por lo pronto, sólo anunció que darán
60 mil despensas por medio de la Sedeso.
En el polifórum Zamná, a las seis de la
tarde, Fox llegó por sólo 10 minutos, les pidió que
tuvieran paciencia y les echó flores de autosuperación personal
y un sorpresivo: "¡Que Dios los bendiga!", como si de llamados a
misa se tratara.
El gobierno estatal anunció hoy que recibió
36 mil litros de agua purificada para apoyar a las familias más
afectadas.
El comercio resiente como nunca los efectos del meteoro.
Mérida, capital de los servicios y del comercio en toda la península,
ha vivido dos días de interrupción en la actividad comercial,
turística y financiera. "Para los empresarios yucatecos las pérdidas
fueron muy superiores al Gilberto", declaró a la prensa local
Carlos Canto Ontiveros, presidente local de la Coparmex.
Memoria de huracanes
Los yucatecos son hospitalarios hasta con los huracanes.
Cada uno tiene su versión de lo que le ha sucedido con Isidore
y con otros dos meteoros. En 1951, un huracán, "sin nombre, porque
no se acostumbraba", azotó la península de Yucatán.
En esa época, el mar también entró a los puertos.
Mérida quedó como un paisaje de desastre. La gente mayor
lo compara con el huracán Janet, que devastó la ciudad
de Chetumal. En septiembre de 1988, exactamente hace 14 años, el
huracán Gilberto fue ampliamente anunciado en la radio y
en la prensa locales. "El huracán del siglo", le llamaron. Sus vientos
alcanzaron ráfagas de hasta 350 kilómetros por hora. Sin
embargo, el meteoro sólo estuvo en territorio yucateco 12 horas
y no entró hasta el cono sur de la entidad. Desapareció el
malecón de Puerto Progreso y generó compras de pánico.
En contraste, Isidore "se estacionó" por
más de 30 horas en territorio yucateco. Barrió con árboles,
postes, luminarias, casas de cartón, cultivos, con ráfagas
de 205 kilómetros por hora. Dejó en tinieblas a Mérida,
una ciudad reconocida como la más iluminada del sureste. El Paseo
de Montejo, después de las rachas de viento de la madrugada, que
dejaron en duermevela a los meridanos, amaneció sin la quinta parte
de sus frondosos árboles de tamarindo, de ramones y de laurel. Otras
se quedaron sin flamboyanes. El lunes, después de la tormenta, más
de 10 mil líneas de Telmex estaban fuera de servicio.
Las panaderías, los supermercados y los locatarios
del mercado, famoso por ser uno de los sitios más concurridos para
comer cochinita pibil y salbutes, observaban con azoro que algunos de sus
provisionales puestos de lámina fueron arrasados.
"Pa' su mecha, éste sí fue peor que Gilberto",
comentaban varios yucatecos que recorrían las calles que tenían
árboles desgajados desde la raíz, muros y establecimientos
que fueron aplastados por algún tronco o poste de luz. Turistas
y meridanos hacían cola en las pocas tiendas de autoservicio
que funcionaban en la ciudad. "No hay huevos, ni velas ni hielo", advertían
los encargados.
"¿A cómo las tortas de cochinita?", le preguntan
a un solícito hombre de cachetes amplios. "No las vendo, son para
los policías", respondía. Conversadores como pocos, los agentes
contaban sus hazañas: impidieron el saqueo en varios supermercados,
trasladaron gente de colonias pobres del sur a algunos albergues. En Kanasín
y en Umán el agua desbordó las calles, arrasó con
casas de lámina y dejó a familias enteras sin patrimonio.
La memoria de los huracanes también ha hecho desconfiados
a no pocos yucatecos. "Ojalá no se queden con los huevos, como ocurrió
con el Gilberto", comentó una señora en el parque
Santa Lucía.