Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 17 de septiembre de 2002
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Política
ASTILLERO

Julio Hernández López

Vicente Fox: Candil de palacio y oscuridad de las embajadas

El Golpe de Usabiaga a la respetabilidad de la ceremonia del Grito
Insólitos honores a la bandera en la Catedral Metropolitana

LO IMPORTANTE PARA las corrientes ideológicas que desean ablandar el nacionalismo y el patriotismo mexicanos, es que ya ha sido perturbado el sentido de una ceremonia esencial como es la del Grito de Independencia. Al igual que a sus antecesores neoliberales priístas, al gobierno de Vicente Fox le han estorbado los pruritos defensores de soberanías y de otras antiguallas conexas, pero sólo esta administración orgullosamente derechista se ha atrevido a desarrollar una campaña dirigida a desmontar rituales y símbolos relacionados con ese espíritu cívico adverso a privatizaciones, globalizaciones y anexiones silenciosas. Ya otras estampas del álbum mexicano de la Reforma y de la Revolución han recibido el desaire del revisionismo foxista, pero ninguna de manera tan aplicada y trascendente como ha sucedido con la fiesta repicante de la noche del 15 de septiembre.

EL PRIMER OBJETIVO de ese ataque fueron las ceremonias a realizar en las embajadas y consulados mexicanos, presuntamente por falta de presupuesto. El país que sería la novena economía mundial, cuyo presidente "casi no sabe qué hacer" con las decenas de miles de millones de dólares que tiene de reserva, y que diariamente avanza a pasos agigantados (al menos en los discursos oficiales de ese altísimo funcionario), no tuvo dinero para que sus representaciones en el extranjero contaran con recursos adecuados para festejar la Independencia nacional. La absurda decisión administrativa tuvo consecuencias políticas colaterales como el espectáculo dado por Mauricio Toussaint, el lamentable oficial mayor de Relaciones Exteriores que fue promovido a una subsecretaría encargada de asuntos de América del Norte luego de maltratar y acusar calumniosamente al embajador de México en Cuba, Ricardo Pascoe, y posteriormente retractarse al estilo de las peores barandillas policiacas. Pero, más allá de esas anécdotas despreciables, y a pesar de que en diversas partes del mundo se dieron muestras de entusiasmo mexicanísmo (como en Nueva York, donde hubo un desfile pionero), lo cierto es que el gobierno federal ha instalado ya en sus principales sedes diplomáticas el virus erosionador del sentido independentista.

LOS AHORROS QUE se buscarían en el extranjero no tuvieron correspondencia en el ámbito interno: la ceremonia que encabezaría el presidente Fox no sufrió recortes o privaciones, acaso porque cualquier pretensión de deslucir esa arraigadísima fiesta popular acarrearía consecuencias políticas negativas para el presidente que se atreviera a contrariarla (además, no hay antecedentes de austeridad en los actos en que participa Fox; uno de ellos, por ejemplo, el realizado en su rancho de San Cristóbal, para recibir en 2000 al presidente Bush, obtuvo apoyo para remodelaciones de varios millones de pesos de parte del ayuntamiento panista, que a su vez lo recibió del gobierno panista del estado, en una triangulación que fue aprobada por el Congreso panista de la entidad y que se niega a investigar la Contraloría federal panista). El Presidente y su esposa (valida del bastón que algunos suponen de mando) encabezaron una ceremonia del Grito como en los mejores tiempos de la república de la abundancia por administrar: candil de palacio y oscuridad en las embajadas. (No le fue igual a Javier USAbiaga, el exitoso exportador de ajos del Bajío que despacha como secretario de Agricultura. Siendo ya de por sí un contrasentido mandar como representante a Dolores Hidalgo a un secretario tan dependiente de Estados Unidos, el susodicho USAbiaga le asestó un golpe más a la respetabilidad de la ceremonia citada, pues tardó largos minutos -25, según algunas notas periodísticas- en esperar a que cediera la intensa lluvia que caía sobre más de 5 mil personas que a la intemperie aguardaban, entre rechiflas y abucheos, a que el distinguido señor secretario se atreviera a mojar su egregia figura.)

MUCHO MAS QUE un Grito de Independencia fue lo que dio el mismo domingo 15 el jefe máximo de la Iglesia católica mexicana, Norberto Rivera Carrera, quien incluyó en el menú ceremonial de la Catedral Metropolitana una insólita rendición de honores a la bandera y un inesperado canto del Himno Nacional. El lance histórico infringió de entrada las regulaciones precisas que sobre el uso de los símbolos patrios establece una ley vigente (aunque hubo voces, como la de la presidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Beatriz Paredes, que se apresuró a exculpar a los curas atropelladamente patrióticos), pero, sobre todo, trastoca y pervierte la colocación distante que durante décadas se ha mantenido entre los símbolos y los rituales de los poderes religioso y político. La apuesta audaz de la jerarquía católica no proviene, sin embargo, de una entendible inspiración divina, sino de un elemental cálculo terreno: el Presidente de la República y su legionaria esposa, han ofrecido abundantes muestras públicas de sumisión ante la fuerza de las sotanas, de tal manera que el cardenal Rivera simplemente estaría ocupando el espacio que le ha sido cedido por el poder público. Si el Presidente de México es capaz de hincarse ante el jefe del Estado Vaticano y besar su anillo emblemático en señal de sumisión, no puede haber razón para que los símbolos de ese Estado mexicano abdicante no sean apropiados por el bando triunfador. El siguiente paso en la iconografía presidencial sería que en una ceremonia cívica el mandatario se hinque y se persigne ante la bandera nacional.

DE LO QUE se trata, pues, como lo muestra el guión que estamos viendo, es de desgastar el sentido mexicano del nacionalismo y del patriotismo, para que así sea más fácil avanzar en los proyectos entreguistas del actual gobierno y sus aliados (y jefes) de la derecha empresarial y clerical.

ASTILLAS:CANDIDO MORALES se llama el titular designado por Los Pinos para dirigir el Instituto de los Mexicanos en el Exterior, creación con la que se trata de dar un segundo aire a las promesas hasta ahora incumplidas que Vicente Fox hizo a los paisanos como candidato y luego ya como Presidente. Cándido vive en Carolina del Norte y es oaxaqueño... Desangelado mitin perredista dominical en el Angel panista de la capital del país. Muchos miembros del Sindicato Mexicano de Electricistas, pero poca capacidad de convocatoria a la altura del objetivo de oponerse a la reforma eléctrica foxista.

Fax: 55 45 04 73 [email protected]

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